"Socorro Venegas, poseedora de una escritura enérgica y directa, construye sus escritos con poderosas imágenes que desde lo cotidiano nos erizan la piel por sus posibilidades reales, y por gestionar esos lugares tan complicados donde el roce lo es todo"
Hay
escrituras que queman. Palabras que arden. Tintas de fuego que
recorren lo que somos para evidenciar a un ser humano indefenso y
frágil pese a su aparente contundencia con los demás y consigo
mismo. Literatura de la que no se sale indemne. Literatura de la
buena. Todo esto es lo que nos propone la mexicana Socorro Venegas en
su libro 'La memoria donde ardía', un conjunto de relatos breves
editados por la siempre solvente Páginas de Espuma, e hilados por
ese estado de desazón que emana del desgarro, de la pérdida, no
sólo de algo físico, sino, y quizás con mayor envergadura, de un
algo interior.
Escritora
y editora en la Universidad Nacional de México, libros y lecturas
balizan la vida de esta mujer reconocida ya con diferentes galardones
literarios en su país y relatos traducidos a diversos idiomas. Estos
días, de gira por España, se encuentra con el gran tesoro de todo
escritor, con unos lectores azorados por lo leído, maravillados por
la capacidad para en tan pocas palabras contener tanto y, supongo,
que impactados por la sorpresa, como la de quien esto escribe, al
encontrarse con una voz tan contundente como esta, que hasta hace
unos días era desconocida.
Hablaba
antes de un hilo común a todos los relatos, pero ese hilo también
se hace común a cada lector por tensarlo desde el hecho de la
maternidad, desde la relación entre una madre y un hijo. Alambre por
el que todos desfilamos de una u otra manera con infinitas
consecuencias. Hijos que buscan a sus progenitores, madres vaciadas
tras el parto, madres que no lo son y niños que lo quieren ser.
Memorias de fuego que nos consumen y que dejan en nuestras paredes un
rastro imperecedero. Socorro Venegas, poseedora de una escritura
enérgica y directa, construye sus escritos con poderosas imágenes
que desde lo cotidiano nos erizan la piel por sus posibilidades
reales, y por gestionar esos lugares tan complicados donde el roce lo
es todo, donde el contacto entre las personas es la yesca lista para
prender. Cada línea que leemos aviva ese calor y nos alumbra en esos
espacios agrestes, zonas oscuras donde el silencio parece gritar en
un vacío infinito.
Cuando
Valle-Inclán se desplazó a México calificó a aquel país como
Tierra Caliente, y así subtituló su mítico 'Tirano Banderas', como
Novela de Tierra Caliente. Ahora que esta mexicana llega a Galicia
entendemos mucho del calificativo de nuestro paisano y cómo esta
lectura de poesías incendiadas convertidas en prosas nos pueden
provocar toda una serie de emociones surgidas de las pasiones
humanas, pasiones que borran fronteras y esquivan océanos.
Publicado en Diario de Pontevedra/El Progreso de Lugo 25/02/2020