[Ramonismo 130]
'Todo lo que importa sucede en las canciones’ es un emocionante recorrido vital maridado con la música
DEJA Fernando Navarro caer la aguja del tocadiscos sobre los surcos de ese disco que está dispuesto para detonar la vida, para convertir minutos de letras y músicas en una cascada de emociones que, tras ese ruidito de la aguja al rascar el vinilo, pasan a formar parte del recorrido vital de este periodista musical. ‘Todo lo que importa sucede en las canciones’ (Pepitas de Calabaza), propone asomarnos a esa vida que sin la música no tendría sentido o, por lo menos, lo tendría muy diferente, así como los encuentros con las personas que uno va colmatando a sus flancos para continuar el viaje.
Esas personas, mujer, hijo, madre, psicóloga o amistades, en mayor o menor grado, son también parte de una banda sonora existencial que Fernando Navarro escruta a corazón abierto, proponiéndonos un texto lleno de sinceridad, de perspectivas vitales siempre rodeadas de una canción determinada que explica cada uno de esos itinerarios en un maridaje que, quizás todos nosotros tenemos, por aquello de vivir siempre rodeados de canciones, pero que, en el caso de un crítico músical, se convierte en un inmenso ring en el que se decide todo y sobre el que poder esquivar mejor los golpes de la vida cuando es una voz y una canción la que intenta explicarte.
No elude Fernando Navarro en los capítulos de este libro, apadrinado cada uno de ellos por una canción, los golpes que todo proceso de maduración lleva consigo y al que cada uno se enfrenta de una manera muy diferente. Agarrado a esas sintonías, el autor, al tiempo que nos explica los contextos del intérprete de esa canción y cómo surgen esas melodías, nos sitúa frente a su propia historia y cómo la juventud se va orillando para dejar paso a una madurez a la que siempre cuesta llegar, por lo que tiene de renuncia, de asunción de responsabilidades y de fracasos que toda singladura lleva consigo. El dolor de dejar a la que ha sido tu pareja, la incertidumbre de alejarte de un hijo pequeño, la pérdida de la madre, una mudanza, las visitas a una psicóloga, la irrupción de otra mujer... muescas de lo que supone estar vivo, momentos de zozobra que solo parecen encontrar sosiego cuando esa bendita aguja hace que Bob Dylan, Elvis Presley, Bruce Springsteen, Tom Petty, Lucinda Williams o Patti Smith den sentido a una habitación vacía de muebles y llena de cajas precintadas, con sus palabras arrojadas al viento como parte de ellos pero que desde ese solitario momento se convierte en nosotros.
Lo cierto es que a los pocos minutos de comenzar esta lectura Fernando Navarro ya consigue envolverte con su relato, con sus bandas sonoras, con esa literatura radicalmente humana que consigue. copiando las palabras que él mismo dedica a la música de Bob Dylan, «una música radicalmente humana». Y es que si algo transmite este texto es una estremecedora autenticidad en lo que se cuenta a partir del contacto y las experiencias con todas esas personas fundamentales en la existencia de Fernando Navarro, pero también de cada uno de los lectores que se asomen a este libro y que rápidamente intentarán también traducir su vida en músicas. Un libro que, por ese peso de la dinámica musical, te obliga a interactuar de una manera mucho más viva que en otros textos. En cada capítulo te ves obligado a buscar en tu móvil esa canción que no conoces, a recordar aquella otra que has escuchado hace demasiado tiempo o, incluso, a comprar discos que desde esta lectura ya pasarán a formar parte de ti. Es por ello que el agradecimiento que siempre debemos tener con todo escritor por lo que aprendemos de sus escritos, por compartir sus emociones y por ofrecernos buenos momentos, en el caso de ‘Todo lo que importa sucede en las canciones’ se extiende al descubrimiento de esas canciones tan buenas que es imposible no compartir el gusto de Fernando Navarro.
Acabo ya, y lo hago escuchando ‘Workingman’s blues #2’ de Bob Dylan del disco ‘Modern times’, la canción con la que se inicia este rosario de canciones, este desfile de emociones y, ciertamente, no podría ser otro. Bob Dylan como piedra fundacional de tantas emociones y con el que también se cierra este libro que transita por una vida y por un puñado de canciones en un sendero repleto de sinceridades, de errores y de raspones, también de felicidades, de alegrías que personas y músicas nos conceden a todos nosotros para seguir avanzando por esos surcos en que nos coloca la vida como si nos moviéramos por un disco, o por una canción, allí donde sucede todo lo que importa.
Publicado en Revista. Diario de Pontevedra 22/10/2022