Varias de las películas más importantes de la historia del cine fueron realizadas en el año 1961, películas surgidas en Hollywood en medio de un momento crítico para el cine por la brutal competencia televisiva, pero que supo mantener, con algunas de ellas, el pulso del gran cine, ese que se transmite en trabajos como ‘West Side Story’, ‘Dos cabalgan juntos’, Uno, dos, tres’, ‘Desayuno con diamantes’, ‘El buscavidas’, o ‘Esplendor en la hierba’, mientras otras cinematografías no le andaban a la zaga con obras como ‘Yojimbo’, ‘La noche’, ‘Viridiana’ o ‘Plácido’.
La década de los sesenta fue la década del cambio en Hollywood. El sistema de estudios que había configurado el cine clásico de los años treinta, cuarenta y cincuenta se tambaleaba ante la dura competencia de la televisión y una nueva generación de espectadores con nuevas sensibilidades y gustos. Las taquillas se resentían y desde Hollywood se buscaban nuevas formas de hacer películas, renovando argumentos, adaptándolos a la realidad americana; haciendo surgir a nuevos actores y atrices o promoviendo nuevas formas de exhibición. Estos inicios de los sesenta se movían en esa indefinición de un tiempo que se acababa, ejemplarizado en el caos financiero y de producción de ‘Cleopatra’ (1963), y presentaba una serie de películas todavía con fuertes lazos con el cine anterior, pero en el que ya se anunciaba un nuevo tiempo. Ese tiempo que a finales de la década dinamitó totalmente el cine realizado hasta el momento, sería la llegada de los tiempos que tan sabiamente analiza Peter Biskind en su libro, esencial para comprender esta dinámica de cambio, ‘Moteros tranquilos, toros salvajes’, basada en grandes rasgos en el cambio de la forma de producir cine, buscándose más la personalidad del autor, que la maquinaria del estudio, en buena parte influido por las propuestas europeas surgidas de los nuevos cines como la ‘Nouvelle Vaugue’, y la presencia de directores formados en escuelas de cine.
Renovación de géneros | Inspirada en Romeo y Julieta de William Shakespeare, ‘West Side Story’ logró diez premios Oscar en la edición de 1961 y supuso la transformación de uno de los géneros por excelencia del cine clásico: el musical. Las luchas entre dos bandas de Nueva York, americanos originarios de Irlanda y puertorriqueños, se relacionaba directamente con una realidad del momento, de hecho esa adaptación surgió por parte de su director, Robert Wise, al leer una noticia relacionada con la proliferación de peleas entre grupos étnicos y servía para mostrar los permanentes conflictos raciales en la sociedad estadounidense. Pero la innovación en el género también se trasladó al apartado musical, con la impresionante Banda Sonora realizada por uno de los grandes, Leonard Bernstein, que supo fusionar diferentes ritmos: jazz, ritmos latinos, sonidos clásicos para crear una de las mejores bandas sonoras del mundo cinematográfico.
A la sombra de ‘West Side Story’ en este 1961 Hollywood produjo algunas obras imprescindibles, tanto en la historia del cine, como en la carrera personal de sus creadores. John Ford, desde su abrumador e imprescindible clasicismo, lograba el western más moderno que luego eclosionaría en la gloriosa ‘El hombre que mató a Liberty Valance’ (1962), el mejor ejemplo del fin de una época en este género y la llegada de un nuevo tiempo. Decíamos que antes de ella, en 1961, John Ford filma ‘Dos cabalgan juntos’ con la pareja James Stewart y Richard Widmark, ambos deben adentrarse en territorio indio a la búsqueda de unos niños secuestrados hace años por los comanches. La película sería un ejemplo más del western de John Ford, pero va un poco más allá, al plantear una larga secuencia con la cámara fija ante ambos protagonistas sentados junto a un río y conversando sobre la vida, de sus deseos y anhelos. Sin caballos ni disparos, dos hombres charlando en un mundo que tocaba a su fin. Este largo plano deslumbró a los jóvenes franceses que planteaban desde Europa el nuevo rumbo del cine. El del cine de autor, el de un cine basado más en la acción del director que en la del productor Aquellos dos vaqueros, cansados de su propio tiempo, fumando un puro y dialogando tranquilamente junto al cauce de un río es quizás lo más destacado de esta película deudora de su gran obra ‘Centauros del desierto’, pero bastante alejada de ella en su resultado final.
En la comedia este año nos aportó una de las más destacadas del género, ‘Uno, dos, tres’ de Billy Wilder, una crónica ácida sobre el telón de acero y cómo el capitalismo y el comunismo chocan entre sí. Billy Wilder recuperó al mítico James Cagney como actor protagonista para encarnar a un empresario de una marca de refrescos empeñado en introducir su bebida en la URSS , pero la llegada de una alocada joven pondrá todo patas arriba. El director de nuevo nos plantea uno de sus soberbios guiones y sobre todo unos diálogos chispeantes y audaces, llenos de una inteligencia cada vez menos frecuente en el cine del momento y ya prácticamente extinguida en la actualidad.
Otra película destacada este año será ‘El juicio de Nuremberg’, también conocida como ‘Vencendores y vencidos’, dirigida por Stanley Kramer y que se erigía como una de las aproximaciones más serias a los acontecimientos de la II Guerra Mundial y al juicio realizado a varios criminales nazis, todo ello, como en la comedia de Wilder enmarcado en la especial situación que durante esta década se vive en el contexto de la Guerra Fría. Como también fue destacada la película que despidió al gran icono de Hollywood Clark Gable y a una de las grandes estrellas del momento, Marilyn Monroe, bajo la dirección de John Huston en un singular western, ejemplo de esa mezcla de géneros que fue ‘Vidas rebeldes’.
Nuevos rostros |Los años sesenta, entendidos ya como una década de cambio, trajeron consigo la llegada de nuevos directores y nuevos rostros en la pantalla, empezaban a surgir los Marlon Brandon, Paul Newman, Robert Redford, Jack Nicholson, Steve McQueen, Warren Beatty, Dennis Hopper, Natalie Wood, Julie Christie, Anne Brancroff, Barbara Streisand, y directores como Arthur Penn, Norman Jewinson, Mike Nichols o Woody Allen. Todos ellos empezará a desfilar por películas que marcaron esta década, y especialmente este año, con dos ejemplos muy definidos, por un lado 'Esplendor en la hierba', dirigida por Elia Kazan con Natalie Wood y Warren Beatty, en su debut cinematográfico, y donde las convenciones sociales se imponían al amor entre una pareja de jóvenes. Otro modelo será 'El buscavidas' de Robert Rossen, interpretada por Paul Newman. Una película excepcional, lo que se dice cine en estado puro, donde todo, todo, está perfectamente ajustado: historia, planificación, fotografía, diálogos y un espectacular trabajo de actores, no sólo de su protagonista principal, sino de actores como Jackie Gleason o George C. Scott, en una película que habla del juego, de los billares en los bajos fondos, pero sobre del ser humano y de su maduración, en definitiva las lecciones de la vida sobreimpresionadas en un inolvidable blanco y negro sobre el que estallan las luces que iluminan las mesas de billar y los rostros de unos personajes incapaces de escapar de su propia historia. Una obra de arte.
El recientemente desaparecido Blake Edwards firmará el que será su trabajo más recordado, incluso por encima de otras películas, que podríamos entender como mejores, pero lo cierto es que en 'Desayuno con diamantes', y junto a Audrey Hepburn, supo componer una atmósfera que nos arrastra a la historia melancólica de esa joven que busca escapar de esos días rojos refugiándose ante el escaparate de Tiffanys, la tienda de diamantes donde sabe que nada malo le puede suceder.
El resto del mundo tampoco se quedaba atrás y así hay títulos que merecen, por lo menos ser citados en este recorrido centrado en ese Hollywood lleno de dudas y a punto de cambiar totalmente sus planteamientos. En Francia, 'El año pasado en Marienbad' de Alain Resnais (León de Oro en Venecia); en Italia, Roberto Rosellini dirigió 'Viva Italia'; Antonioni, 'La noche', mientras aplaudían la concesión del Oscar a la mejor actriz a Sofía Loren por su papel en 'Dos mujeres' (1960) de Vittorio de Sica; en Japón, el genio de Kurosawa paría '’Yojimbo', y el indio Satyajit Ray dirigía un documental sobre Rabindranath Tagore.
Dos obras maestras del cine español: Plácido y Viridiana
También el año 1961 deparó para el cine español dos auténticas obras maestras, diferentes, pero ambas llenas de cualidades. Luis García Berlanga dirigía ‘Plácido’, quizás su película más redonda, lo que dicho de este director significa que estamos ante su gran película. Esa colmena de personajes que sientan un pobre a su mesa de Navidad es uno de los reflejos más lúcidos de la sociedad española del momento. Sociedad que bajo las alargadas sombras del franquismo acogió el retorno a España de Luis Buñuel procedente de México. Casi a hurtadillas el director aragonés filmó una de sus grandes películas: ‘Viridiana’, con la actriz Silvia Pinal y la producción del marido de ésta, Gustavo Alatriste deseoso de satisfacer a su mujer al querer trabajar con el mejor director que había en México. La película fue una bomba de relojería en España y las cintas tuvieron que salir del país entre los trastos de un torero para llegar a Francia. Pese a todo llegó a tiempo de ser exhibida en el Festival de Cannes, logrando la Palma de Oro, lo que atizó las conciencias del régimen incapaz de entender como su censura fue incapaz de detener este proyecto. La película fue criticada por la iglesia, y desde el Vaticano se preguntaban cómo España había permitido la producción de una película tan blasfema.
Todavía hoy parecen resonar las risotadas de Luis Buñuel tras lograr este revuelo internacional con una película llena de sus obsesiones, los ingredientes particulares que hicieron de su cine una obra singular, a la altura de los mejores directores de la historia del cine. En ‘Viridiana’ se plantea la relación entre una novicia, que está a punto de tomar el hábito, y su tío, interpretado por Fernando Rey, en la residencia de éste, por la que irán pasando diferentes personajes que transformarán el carácter de la protagonista. Entre sus muchas secuencias, dos han pasado a ser referentes del cine español, la recreación que de la Última Cena se hace con un grupo de mendigos y la escena final, con un trío jugando a las cartas bajo el que se esconden numerosas lecturas.
Publicado en Diario de Pontevedra 09/01/2011
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