Puede que a alguien este titular le suene a un perfume. A aquel Chanel con que Marilyn Monroe vestía su cuerpo desnudo para llorar en la noche amarga y solitaria. Pero no, la cosa no va de perfumes, aunque sí de cine, y es que el Estudio Número 5 de Cinecittà en Roma, aquel en el que en sus imponentes decorados se rodaron obras míticas del cine como Cleopatra, Ben Hur, La dolce vita, Amarcord,El padrino III o Gangs of New York, ha sido pasto de las llamas. El estudio más grande de Europa fue devorado por un fuego maligno empeñado en convertir en cenizas un lugar mágico forjado a través de historias y sueños. La verdadera patria del maestro Fellini ya es solo un lugar al que retornar una y otra vez a través de las miles de películas que en ella se filmaron. El fin de una era no puede reflejarse de manera más poderosa, abrasada por un tiempo en el que el celuloide es una reliquia avasallada por una estúpida y vacía modernidad. Otro fuego, éste de imprevisibles consecuencias, asola al cine en España, un incendio provocado por unos pirómanos que evalúan todo en función de un euro que no entiende ni de cultura ni de sentimientos. Con la subida del IVA en las entradas de los cines del 8 al 21 por ciento, nuestras salas se convertirán en un paisaje devastado. Lamentablemente uno más dentro de esta perversa espiral.
Publicado en Diario de Pontevedra 21/07/2012
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