‘Airports’ es el título de la exposición que Santi Vega mantiene hasta el 22 de agosto en la Galería About-Art de Pontevedra. Una muestra en la que a través de la fotografía se abre todo un imaginario de espacios donde aviones y personas se citan a la hora de abrir y cerrar diferentes episodios de sus vidas. A nadie se le escapa la capacidad de fascinación que tienen los aeropuertos. Tránsitos de miles de personas procedentes de los puntos más variopintos del planeta. Llegadas y salidas que durante unos instantes se congelan y fragmentan. Se hacen arte.
Convierte Santi Vega el espacio expositivo de la galería About-Art en una especie de sala de espera como las que en los aeropuertos nos obligan a esperar, y en ocasiones a desesperar, mientras el avión deseado se coloca en disposición de aceptarnos. Allí sentados miramos a esas pantallas donde destinos, terminales y horarios de embarque definirán nuestro futuro más inmediato, al tiempo que nos fijamos en esos otros seres que, como nosotros, comparten ese espacio en una danza de razas e idiomas que siempre me ha parecido tremendamente sugerente. De vez en cuando dirigimos una mirada al exterior, hacia ese lugar en el que las líneas de esas pantallas de televisión se convierten en máquinas aladas, en pájaros a los que nos subiremos para cambiar de destino, para cambiar nuestra posición en el mundo.
Santi Vega no se muestra ajeno a todo lo que un aeropuerto puede sugerir, que, como hemos visto, no es poco. Más si se ve desde la óptica de un artista, y todavía más si esa óptica es la de un fotógrafo. Santi Vega convierte, por lo tanto, estes territorios paridos por la modernidad en espacios para radicar su arte, para convertirlos en el foco de su trabajo, y presentarnos así diferentes percepciones de lo allí visto e interiorizado.
Sus imágenes nos van a llevar a diferentes aeropuertos, pero todos son uno, a diferentes espacios, pero todos son el mismo, y a variadas personas, pero todas son también la misma. Porque las personas son solo sombras en eses ambientes de cristaleras y luces. Presencias antes de la ausencia. Fugaces tránsitos en unos lugares donde el tránsito es su razón de ser. Santi Vega fosiliza y fragmenta ese tránsito, lo convierte en una multiplicación de nuestras miradas que se extienden por esos amarillos, por esos rojos que inundan las escenas, llegando a convertirlas casi en irreales. Un valor pictórico que se alienta en sus obras mediante su disposición formal, unas imágenes en muchos casos con textura, en las que parece se ha intervenido aplicando colores, pero no es así. Si algo logra la fotografía muchas veces es confundirnos, jugar al engaño con el espectador y esa es parte de su fascinante magia.
Podemos entender cada imagen como la puerta de una historia, el salvoconducto, no para la libertad, como diría Ricks antes de que Ilsa subiese a aquel avión, sino para una aventura que anuncia cada una de estas imágenes y a las que Santi Vega ha sabido dar forma y disponerlas ante nosotros. Como esos dos jóvenes que calman dulcemente recostados su espera ante un monitor de televisión, nuestra presencia ante esas fotografías también calma muchas de nuestras inquietudes. Y hace de esos escenarios una forma de mirar hacia nosotros mismos.
Publicado en Revista. Diario de Pontevedra. 22/07/2012
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