Cualquiera que haya orinado en los
aliviaderos de la plaza de toros de Pontevedra sabe que lo más leve que le
puede ocurrir es que sea objeto de un secuestro. El despiste de sus escoltas
provoca que el presidente del Gobierno sea objeto de un cruel rapto.
Si hace unos meses algún escritor pensase en un tesorero del partido
político que sustenta al Gobierno evadiendo 22 millones de euros a Suiza y
acogiéndose a una regularización del mismo impulsada por ese mismo Gobierno, la
aparición de asientos contables manuscritos en un medio de comunicación para
poner contra las cuerdas al mismísimo presidente del Gobierno o que una de las
ministras de ese Gobierno recibiese 3.000 euros para pagar el confeti de las
fiestas de sus hijos, pensaría que se estaba pasando de frenada a la hora de
componer las diferentes historias de su nuevo libro y que habría que levantar
el pie del acelerador de la imaginación ya que corre el riesgo de que el lector
le tome por un demente o simplemente por un imbécil.
Pero sucede que no pocas veces la realidad suele imponerse a la
imaginación de los escritores, y con esto no quiero decir que el argumento del
último libro de Rodrigo Cota pueda llegar a convertirse en realidad, que
esperemos que no. Con “El inaudito secuestro de Mariano Rajoy en la plaza de
toros de Pontevedra consumado por el borracho Tito Nogales que encerró al presidente
en un zulo hasta que su padre se enteró y vendió al prisionero a una banda de
albaneses”, que así es como el autor ha decidido que se debía llamar esta
historia, es posible que haya quien, tras haber leído el título, ya haya
agotado su cuota de lectura anual, pero de entenderlo así se perderán una
historia cargada de humor e inteligencia, que es la misma cosa, o por lo menos
algo muy parecido. Y es que Rodrigo Cota en vez de escribir con pluma, o mejor
dicho bolígrafo, que se me puede ofender, lo hace con un puñal que va
descorriendo sobre el papel todo un truculento episodio en el que bajo un
surrealista suceso se van dejando una serie de muescas sobre este país y la
fauna que lo puebla, así como sobre mucho de lo que se significa el ser humano
y su comportamiento.
El suceso en cuestión es el secuestro que en la Plaza de Toros de Pontevedra
se produce de Mariano Rajoy. Dos conceptos sinónimos a partir de los cuales
comienza ese rapto que, de la manera más descacharrante que ustedes se puedan
imaginar, se va produciendo, pero que de manera milagrosa, y a medida que
avanzan las páginas, va incluso pareciéndonos posible. Otro de los síntomas que
derivan de esta lectura, y que ya vamos avisando para que no haya sorpresas que
nos conduzcan al centro de salud más
cercano, es que a medida que procedemos a pasar sus sucesivas páginas notaremos
como nuestras mandíbulas poco a poco se comienzan a desencajar debido a la
capacidad de Rodrigo Cota para suscitar imágenes absolutamente desternillantes
en nuestra mente. Imaginarse a Rajoy fumando un puro con su batín en ese zulo
infecto y felizmente mantenido a base de un gran descubrimiento: el bocadillo;
mientras su gilipollas secuestrador confunde, a la hora de pedir el rescate, la
lista de la compra con las condiciones del mismo o la insistencia del
presidente del Gobierno por comer pulpo, son dos de las cimas de este libro que
bajo su capa de grasa histriónica acoge también mucho magro, al soltar
mandobles a diestro y siniestro a este país poblado de personajes que, con sus
actitudes, tanto las conscientes como las inconscientes, nunca dejan de
sorprendernos y que son capaces de proporcionar el material suficiente para que
de un cráneo privilegiado pueda parirse un libro tan inclasificable.
Rodrigo Cota pone en nuestras manos una terapia sin medicamentazo adjunto
en estos tiempos en los que quizás, la risa, sea la única escapatoria posible
para esta sensación de acorralamiento que nuestra propia sociedad genera entre
nosotros. Les recomiendo que se la lean, se sentirán mejor. O no.
Publicado en Diario de Pontevedra 10/02/2013
El Progreso 9/02/2013
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