ALLÍ ESTABA, varado sobre la arena y peligrosamente cerca de un mar en calma. Desde lejos era un voluminoso libro ante el que todo presumía que sería un ejemplar más de esas ‘Cincuenta sombras de Grey’ que llenan nuestras playas durante este verano. Mis estadísticas playero-literarias lo colocan cerca del cincuenta por ciento de los libros presentes en nuestros arenales. Pero aquel libro, firme ante las olas, deparaba una sorpresa, al acercarme a él comprobé que se trataba de ‘Moby Dick’. Su lectora lo tenía a su lado, agazapado entre los pliegues de su toalla y frente a un mar que iba y venía. Su presencia convertiría aquel baño en el mejor de lo que llevamos de este escuálido verano. Y es que aquella ballena blanca, por su excepcionalidad entre tantas novelas de circunstancias que te obligan a preguntarte «¿pero qué lee la gente?, se convertía en un refrescante lugar para la esperanza.
Entre Dous. Diario de Pontevedra 31/07/2013
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