Anda
estos días el Grupo Deportivo Supermercados Froiz enfrascado en la última
competición de la temporada, la Vuelta Ciclista a Galicia. No ha sido éste un año
fácil para el equipo ciclista, contratiempos como lesiones o caídas han hecho
que el equipo que dirige Evaristo Portela no haya conseguido los triunfos a los
que nos había tan bien acostumbrado en las últimas temporadas. Pero esto es
deporte, y el deporte depende de numerosas variables que condicionan cualquier
actividad, cualquier competición, por mucho favoritismo que tengas o por mucho
que tu palmarés te convierta en el rival a batir. El deporte es día a día, y en
este caso, pedalada a pedalada.
Es
precisamente cuando las cosas no vienen bien dadas cuando se demuestra el
carácter del competidor y hasta el verdadero amor por su deporte. Entre
laureles, aplausos y oropeles todos nos desenvolvemos con suma facilidad, pero,
¡ay, cuándo vienen mal dadas! El equipo que patrocina Supermercados Froiz, y
por extensión Magín Froiz, fiel depositario en su propia empresa de las
virtudes que el ciclismo precisa, trabajo, tesón, sacrificio y honestidad en su
labor, ha venido liderando durante los últimos años el palmarés de su
categoría. Un orgullo permanente para esta ciudad que tiene en este conjunto a
uno de sus máximos exponentes deportivos, pero también de consistencia y
honradez en una idea a través de un trabajo constante.
Afortunadamente
los triunfos han ido llegando a lo largo de los años y solo una temporada
aciaga como ésta, nos ha puesto ante el lado amargo de este deporte, pero
aprovechémoslo para buscar ese lado positivo, el de la resistencia ante la
adversidad, porque si algo pueden tener claro es que no escucharán una excusa
ni una queja de su director deportivo. Quién en la victoria se ha comportado
siempre como un señor, fijándose siempre en el trabajo de los suyos, y no en el
de los demás, ahora fiará todo a que estos incidentes son cosas de las carreras,
parte de un deporte peligroso y exigente que, de vez en cuando, se cobra un
peaje por su belleza. Horas antes del inicio de esta Vuelta, el propio Evaristo
Portela declaraba a este periódico que «Lucharemos por ganarla, después la
carretera nos pondrá en el lugar en el que debemos estar». De nuevo la
carretera, el valor de la carretera como elemento de incertidumbre en cualquier
prueba ciclista, el lugar en el se que gana y se pierde, y en ocasiones hasta
en el que se sobrevive. Y es que Evaristo Portela sabe bien de lo que habla,
cada carrera, cada semana, cada temporada, es diferente, y es ese asfalto el
que, como el alambre de un equilibrista, hace que uno se tambalee y caiga, o
que permanezca en pie hasta llegar a la meta.
Acostumbrados
a ganar y tras resistir, tras el crujir de dientes, el Super Froiz afronta la Vuelta a Galicia como todo
un reto, el de una carrera exigente con un equipo repleto de juventud, un
equipo de esos que cada año se saca de la chistera su director deportivo para
seguir soñando con el ciclismo. «Que nadie nos impida soñar», es el titular que
le regaló Evaristo Portela a Gemma Martínez horas antes del inicio de esta
carrera. Y es que Evaristo Portela sueña en ciclismo. El ciclista que él mismo
fue, el director que es y el equipo que ahora dirige forman parte de de ese
sueño que todo ciclista de raza tiene, incluso más que por ganar, por subirse a
una bicicleta, algo que legitima cualquier derrota ante la dureza de este
deporte. Esta temporada muchos de esos sueños han sido pesadillas y
preocupaciones, pero no duden que este equipo saldrá reforzado, que las
enseñanzas habrán sido muchas y la próxima temporada será la de regresar a lo
más alto de un ranking que esta escuadra ha comandado muchos años.
Ahí
tiene ustedes a Jonathan Castroviejo, contrarrelojista de calidad, que ha
perdido varias medallas en Campeonatos del Mundo y en Juegos Olímpicos (la más
reciente la de bronce en Río de Janeiro) por un puñado de segundos y que acaba
de proclamarse primer campeón de Europa en esa especialidad. Seguro que
mientras recogía su premio en el podio recordaba cada una de esas carreras en
las que no pudo vencer, en las que estuvo tan cerquita de la gloria y ésta le
rehuía. Una gloria tan difícil de calibrar pero en la que solo manda, quien si
no, la carretera.
Publicado en Diario de Pontevedra 17/09/2016
Fotografía. David Freire
Ningún comentario:
Publicar un comentario