A sus
extraordinarias dotes para la cocina, Pepe Solla le ha sumado su
compromiso con la sociedad frente a los más intolerantes
SI YA ESTÁBAMOS bien
orgullosos en nuestra comarca de Pepe Solla y sus virtudes
culinarias, los acontecimientos de los últimos días en torno a su
persona han hecho que ese orgullo aumente de una manera que ninguna
estrella Michelin podría lograr. Sin pretenderlo, simplemente como
un acto casi reflejo, ante la deriva venenosa que agrupaciones como
VOX están inoculando a nuestra sociedad, el gesto de Pepe Solla de
manifestarse públicamente en contra de ella y de sus constantes
ataques a los progresos realizados por todos contra la Violencia de
Género, le han valido toda una serie de comentarios y críticas por
los más afectos al régimen de VOX que han hecho de las redes
sociales el vomitorio habitual de esta ralea cuando la emprenden con
alguien. Insultos, descalificaciones, y hasta ataques a su cocina,
sin haberla consumido, se han sucedido en una vergonzosa cascada que
no hace más, desde mi punto de vista, que poner en valor el gesto de
Pepe Solla.
Cuando se está
hablando durante estos días de la implantación de VOX en diferentes
ciudades, entre ellas Pontevedra, de cara a las próximas elecciones
municipales y cuando muchos se están quitando la careta de su
travestismo político durante estos últimos años, la valiente
posición del propietario de Casa Solla quizás le vaya a hacer
perder algunos clientes. Está claro que los que apuestan por esa
agrupación son gente de posibles, que diría un castizo, potenciales
usuarios de un restaurante de la calidad y del servicio que se ofrece
en los salones y cocinas del local establecido en Poio, y algunos de
ellos, a mi entender, los que son incapaces de valorar lo que supone
la cocina como elemento cultural y de disfrute, ya han manifestado
que no volverán. También creo que muchos que no han ido de manera
habitual, y para los que supone un esfuerzo económico, lo harán más
a menudo. Saber que un cocinero, además de méritos gastronómicos,
posee valores humanitarios y de responsabilidad con su sociedad,
convierten la comida en mucho más sabrosa. Yo mismo en cuanto pueda
reservaré para gozar de ese sabor inigualable que ofrece la
solidaridad con tantas y tantas Víctimas de la Violencia de Género
que VOX desprecia y que pretende disfrazar, y a lo que
lamentablemente se unen otros a la búsqueda del poder por el poder.
Eso sí que es cocinar sin pizca de gracia y sin gusto alguno.
El inminente acuerdo en
Andalucía ha colocado entre los ingredientes de nuestra política un
sabor pernicioso que amenaza con extenderse por toda nuestra
gastronomía. Esperemos que seamos conscientes de ese peligro y que
más voces como las expresadas ayer por el presidente de la Xunta,
Alberto Núñez Feijóo, el vicepresidente, Alfonso Rueda, o en días
pasados por Borja Sémper, en el País Vasco, o Rafa Domínguez en
Pontevedra, denuncien que ciertas realidades no se pueden camuflar y
que partidos como el Partido Popular, en los que debería primar un
sentido de la realidad por encima de sus propias siglas e intereses,
no pueden ser cómplices de esos sabores putrefactos.
Casa Solla es un
‘Espacio Libre de Violencia de Género y de VOX’. Sin duda esta
es la mejor estrella que Pepe Solla puede colgar de su emblemático
restaurante, admirado durante tantos años por su quehacer en los
fogones, y ahora, también, por su compromiso.
Publicado en Diario de Pontevedra 9/01/2018
Fotografía. Pepe Solla en el Mercado de Abastos de Pontevedra (David Freire)
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