Necesitamos recuperar sonrisas e
ilusiones. Este desasosiego en el que nos encontramos habitando nos obliga a
buscar motivos para reír e impulsos para pensar en un futuro mejor. Necesitamos
libros, músicas, proyectos e iniciativas que nos activen para rescatar todo
aquello que la adversidad rápidamente ha sido quien de desterrar del día a día.
No se creó en este paisaje del
desconcierto, pero sí que su génesis tiene mucho de buscar luz en la oscuridad,
de agitar afectos y solidaridades, en definitiva, de usar la cultura y la
sensibilidad para emocionar y concienciar. La publicación de ‘La bailarina sin
corazón’, entre sus numerosas virtudes, promueve precisamente que esa red de
complicidades eche a volar. Un cuento escrito por Nahir Gutiérrez e ilustrado de
manera primorosa por Iván Harón que la editorial Mueve tu lengua publicó hace
unas pocas semanas. En él nos encontramos la historia de la niña Abigail,
dotada de unas capacidades innatas y casi milagrosas para el arte. Un relato
que se perfila entre la salud, la ilusión por el futuro y la posibilidad del
descubrimiento interior para hacer de ese futuro un sonido íntimo que lo haga
mejor tras el inesperado revés.
Estamos en nuestro tiempo (¡qué decir
durante estos días!) obligados a conectar corazones, tal y como afirma Raquel
Martos en el prólogo del libro. Corazones que hagan palpitar la vida, ahora que
cada vez más nos damos cuenta de su irrecuperable valor. Tanto Nahir Gutiérrez
como Iván Harón han activado esa conexión desde la sencillez y la honestidad de
este relato, desde una historia conmovedora de palabras medidas que nos conduce
hacia lo más auténtico que puede haber en la vida, como es el encontrar la
satisfacción con el yo, con la propia persona, habitualmente acosada por un
exterior que no siempre le resulta favorable.
Abigail es la recuperación de una
sonrisa y una ilusión, pero también es el gesto solidario de todos los que
adquieran este libro que destina una parte de su precio a la Fundación Menudos
Corazones. Y es que todo en este proyecto es sutura y alivio. En definitiva,
confianza en el ser humano.
Publicado en Diario de Pontevedra 19/03/2020
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