luns, 2 de agosto de 2021

Un día perfecto

 

[Ramonismo 78]

Jacobo Bergareche nos ofrece una de las novelas revelación del año, una brillante reflexión sobre el amor y el matrimonio



EN UN mundo tan masificado como el literario la originalidad se convierte siempre en un hálito de vida, una sacudida al lector que se encuentra con el intento o el logro de contar una historia de una manera que transita por unos carriles diferentes a los acostumbrados. Ciertamente la editorial Libros del Asteroide, dirigida por el gallego Luis Solano, nos tiene acostumbrados a presentarnos este tipo de textos, y en los últimos años no son pocos los libros editados en los que te asalta esa emoción que palpita en textos que se perciben diferentes. Sucedió con el uruguayo Pedro Mairal, y en estos últimos meses con dos libros como ‘Hamnet’ de Maggie O’Farrell y ‘Los días perfectos’ de Jacobo Bergareche.

Nos detenemos en este último para encontrarnos con la historia de un periodista cansado, no ya solo de su trabajo, sino también de su matrimonio y que en un viaje para participar en un congreso en Austin (Texas) recupera en un archivo de su universidad las cartas que durante treinta años el escritor William Faulkner escribió a su amante, al tiempo que él mismo se encuentra con una mujer. Son esos instantes los que contrapone con sus años de matrimonio y con la búsqueda desesperada de aquello que supone un día perfecto, una conquista a la que muchas veces renunciamos asumiendo una vida con la que no disfrutamos, que nos limita como personas desde una monotonía que intentamos superar desde la imaginación activada por lo que nos rodea, incapaces de tomar una decisión liberadora, pero que al tiempo sabemos sería dolorosa.

Con el paso de los años, y en ese ambiente viciado, lograr uno de esos días que se podrían entender como perfectos, en los que ondease la bandera de la felicidad con una naturalidad de la que ni siquiera seríamos conscientes en ese momento, pero sí en una revisión de nuestra vida, se convierte en una especie de Ítaca que Jacobo Bergareche asume como una travesía llena de complejas relaciones entre los seres humanos de hoy en día, ahormados por una sociedad incapaz, demasiadas veces, de permitir su liberación. Ante esa situación personal que pasa ante nosotros en una suerte de correspondencia de la memoria, serán las cartas del autor de ‘Luz de agosto’ las que aportan un contrapunto a esa oscilación existencial que se produce al calibrar los años de matrimonio y la ilusión de un nuevo amor, una dualidad «Entre la pena y la nada», como escribió el propio Faulkner al final de ‘Las palmeras salvajes’, para finalmente elegir la pena.

Son esas cartas de amor del escritor norteamericano las que fundamentan un relato, en primer lugar desde su descubrimiento, un hallazgo que Jacobo Bergareche realizó entre 43 millones de documentos de los más insignes escritores que esperan todavía ser revisados para nuestro mejor conocimiento de ellos y de su propia obra, ya que en muchos casos esos ámbitos privados son reveladores y aclaratorios de los diferentes momentos por los que atraviesa cualquier autor. Será desde esas cartas y desde la nueva relación que se abre al periodista protagonista de la novela desde las que Jacobo Bergareche ejemplifica ese día perfecto que resonará en nuestro interior eternamente, y del  que Peter Handke ya teorizó como aspiración máxima del ser humano hoy, el ser capaces de «tener un buen día entre tantos días inútiles y olvidables».

El contenido de esas cartas activa en el protagonista la posibilidad de revisar su propio ecosistema, pensar en aquello que realmente necesita para ser feliz al tiempo que se detiene en todo aquello que imposibilita la conquista de un día perfecto, o lo que fue haciendo que los días perfectos quedarán sepultados por la cotidianeidad y lo rutinario que se pega a los matrimonios a través del tiempo, generando una coraza cada vez más densa y que va alejando a las partes del matrimonio.

Jacobo Bergareche nos plantea de esta forma un lúcido territorio literario sobre las tiranías del amor, también sobre su luminosidad y así, desde ambos hemisferios, el ser humano, en una permanente encrucijada pone un pie en cada uno de esos ámbitos para simplemente vivir, y con todo lo que surge gestionar el día a día. El autor desde un firme y eficaz lenguaje, donde no falta el humor, y desde el que se muestran las opciones para que el propio lector se plantee su situación ante aquello que nos acompaña de manera permanente, el deseo de amar, el deseo de conquistar un día perfecto.

 

 

Publicado en Revista. Diario de Pontevedra 31/07/2021


Ningún comentario:

Publicar un comentario