[Ramonismo 144]
La voz de Pasión Vega nos trae a un emocionante Lorca a través de diez de su poemas más reconocidos y vibrantes
EMPIEZA el ‘Lorca sonoro’ de Pasión Vega con ‘La leyenda del tiempo’, así, a corazón abierto, sin caminos intermedios, sin vericuetos por los que perderse. Pura emoción, una voz perfectamente medida ante la palabra del poeta, ante una de las más hermosas canciones que es ya parte de lo más esencial que somos como país. Camarón la hizo cumbre y de ahí que cada vez que alguien se asoma a esta obra de arte lo tiene que hacer desde una enorme humildad que, de ser así, se reflejará en el resultado final. Pasión Vega logra transmitir esa humildad que se convierte en escalofrío para el que escucha, no sólo con esta primera canción, sino con el resto de un disco lleno de bondades alrededor del poeta granadino a cargo de esta mujer valiente por afrontar este desafío y por sumar su disco al de otros cantantes que, inteligentemente, buscaron en la palabra de García Lorca caricia y sosiego, también compromiso y rebeldía. Sumarse a los Camarón, Enrique Morente, Paco Ibáñez, Silvia Pérez Cruz o Miguel Poveda, por citar algunos nombres de una extensa lista, supone seguir acercándose al mito, pero también al hombre que hizo de su poesía un caudal simbólico desde el que descifrar un país y un tiempo, que, en muchos casos, fue incapaz de descifrarlo a él mismo.
‘Por tu amor me duele el aire’, ‘Baladilla de los tres ríos’, ‘Canción de jinete’ nos van adentrando en esa atmósfera lorquiana de naranjos y olivos, de fuentes y ríos, de azahares y amores y, como no, de lunas que hacen de la noche grito. Las palabras de Juan José Téllez, como antes las de Rozalén, y posteriormente las de Elvira Sastre y Carmelo Gómez se reúnen como preámbulos de nuevos retos, como antesala vocal de quien hizo de su poesía un destello de oralidad que emanaba de lo popular y fue transitando a una fiera modernidad que hizo de los rascacielos de Nueva York agujas que rasgaban esa permanente luz de una luna que iluminó su vida y su muerte, su gozo y su martirio.
‘Ojos verdes/Romance sonámbulo’ y ‘Romance de la Pena negra’ nos llevan con el alma encogida hacia ese ‘Pequeño vals vienés’, que Morente hizo eterno en su ‘Omega’ desde una nueva modernidad todavía no superada, y con la que no duda en medirse nuestra valerosa protagonista con una bellísima versión de una contenida emoción en una voz que es pura delicadeza y que recorre de principio a fin este «vals de cintura quebrada». Solo este ‘Vals vienés’ en boca de Pasión Vega justificaría comprar este disco que además está preciosamente editado a partir de una hermosura de portada. Pero es que todavía nos quedan tres enormidades, tres diminutas ferocidades si nos echamos libremente al otro gran poeta del momento y protagonista de otro doloroso final, Miguel Hernández. ‘La tarara’, ‘Gacela de la muerte herida’ y ‘Nana de Sevilla’ nos convocan en un remate delicioso en el que la voz de Pasión Vega se acomoda a esa musicalidad tan propia de la poesía lorquiana que aquí demuestra todo ese potencial y posibilidades, siendo ésta, quizás, la diferencia con todos esos trabajos anteriores, el cómo Pasión Vega sabe trabajar esa música interna de la palabra y la finura de su canto junto a la pasión que brota de esas adaptaciones llenan de nuevos matices unos poemas que son auténticas barbaridades por sus posibilidades expresivas y metafóricas.
Un disco que va más allá de lo que aquí se encierra y que ha iniciado desde hace unas semanas una gira por diferentes escenarios de España en la que Pasión Vega se acompaña de alguien que lleva mucho tiempo sorprendiéndonos en las redes por su increíble manera de recitar, de interpretar la palabra escrita, como es el actor Víctor Clavijo, que en estos conciertos intercala recitados entre las canciones de la cantante, aportando una teatralidad que en todo lo que hacía el poeta granadino estaba bien presente y, a buen seguro, haciendo de cada una de esas noches unas noches especiales.
Entre todo el caudal simbólico que se registra en su poesía también hay una buena parte de misterio, un ingrediente que parte de ese ocultamiento de muchas cuestiones vinculadas a su propia vida pero que están siempre latentes entre sus versos, como su homosexualidad, la defensa de los más desfavorecidos, el reivindicar la cultura y la libertad como imprescindibles para el ser humano. Cada nueva aproximación a su obra, desde lo literario, lo visual o lo musical tiene también entre sus misiones la de desvelar ese misterio que todo lo engrandece y que debe seguir vigente en nuestra sociedad para que nuevas generaciones se aproximen a ese misterio genial que aquí, gracias a Pasión Vega, se ve exponencialmente multiplicado.
Publicado en Revista. Diario de Pontevedra 18/02/2023
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