[Ramonismo 173]
El nuevo disco de Salvador Sobral retoma el optimismo y disfrute de la vida a partir de su nueva condición de padre
TIMBRE es el título del nuevo trabajo de Salvador Sobral, convirtiéndose en todo un canto a la vida, lleno de vibrantes sonoridades, de divertimentos y de músicas que, sin perder nunca su irrenunciable identidad vocal, nos sitúan en un territorio de felicidad común a partir de cantar a lo que él mismo define como «la inocencia de crecer».
De esa inocencia todos nos hacemos cómplices a partir de esa primera nana cantada en castellano, un delicioso umbral que nos adentra en los hilos de colores con que nos ovilla este disco. Un amor a la recién llegada capaz de transmitirse a quienes se dejan seducir por su música, siempre cálida y cercana.
Tras discos
sobresalientes como ‘París, Lisboa’(2019) y ‘Bmp’ (2021),
‘Timbre’ nos conduce también por esa mezcla de ritmos con que
siempre se caracteriza el cantante portugués, un duende de la
experimentación, de las probaturas a la hora de intentar encajar su
voz y su singular entonación en cada uno de ellos. Estamos ante un
conjunto de canciones que nos hablan de agradecimientos, de regalos,
de manos que se tocan, de encuentros y confianzas que a cada uno de
nosotros nos unen con nuestros semejantes y que en estas once
canciones colectivizan esa confianza, no sólo desde su propia voz,
sino a través de colaboraciones tan especiales como la de su propia
hermana, Luísa Sobral y las cantantes Silvana Estrada y Barbara
Pravi, o Jorge Drexler, en la canción que cierra el disco y que es
la cuarta que en él se interpreta en castellano.
Toda una
confluencia vocal maravillosamente adaptada a las diferentes
instrumentaciones empleadas en cada una de ellas, algunas tan
estremecedoras como la canción ‘de la mano de tu voz’, dedicada
a Silvia Pérez Cruz, que en ella participa haciendo coros y que nos
habla de la amistad y la capacidad de colaborar para avanzar en la
vida y para propiciar canciones que, como esta, son un auténtico
pellizco de emociones en forma de amor hacia los demás.
Llega ‘Timbre’ quizás en el mejor momento personal del artista nacido en Lisboa en 1987 y que tras el triunfo logrado en Eurovisión en 2017, dando un auténtico golpe sobre la mesa de autenticidad y sinceridad en el mundo de la música, y tras caer en un lógico hastío ante los medios que únicamente unían su trayectoria a ese hecho, con el que ya parece reconciliado. Ahora ha logrado una exultante madurez que hemos reconocido en esos trabajos anteriores ya citados, y que con este disco, tras el nacimiento de su hija y superados sus problemas de salud tras un exitoso trasplante de corazón, se vuelca en la música y en sus actuaciones en directo, siempre fascinantes, como la que todavía recordamos en esta tierra cuando participó en 2019 en el ciclo ‘Os xoves de Códax’, junto a uno de sus habituales colaboradores el pianista de jazz Abe Rábade.
Por lo tanto, con un cantante feliz, ya absolutamente centrado en su carrera, es lógico que surja un disco como este, lleno de la luz con que Aïda ilumina su vida desde hace unos meses, repleto de caricias a la vida, tantas veces compleja y áspera, pero que cuando se calma es un auténtico paraíso, y hasta ese paraíso precisamente nos conduce Salvador Sobral para rodearnos de sonidos de jazz, también del crooner que nunca dejará de ser, pero sobre todo el hombre confiado en su propuesta musical, entendida casi como un acto de resistencia frente a tantas distracciones como plantean otros músicos en relación a lo que supone llegar al alma, rascar allí donde las emociones son capaces de brotar y que si se logra en este caso es por todo lo que nos explica en ‘porque canto’, una auténtica confesión sobre lo que supone cantar para él, lo que pretende con su música y la mejor definición de qué significa esta pasión que se siente en el interior de un artista.
‘A distância não é lugar’, ‘pedra quente’, ‘abutres da premonição’‘se quando tu vieres’... desfilan ante nosotros con ese delicioso acento que vuelve a ponernos en la pista de lo hermoso que es escuchar cantar en portugués, de su sonoridad tan especial y que convierte ese territorio en un canto a la vida o como canta Salvador Sobral «a vida no canto». Déjense enredar por estos hilos de colores que en forma de sonidos cantan a la esperanza a través de una nueva vida, esa que impulsa a un padre a seguir haciendo lo que más le gusta, escribir canciones, subirse a un escenario y convertirnos en cómplices de su ilusión
Publicado en Revista. Diario de Pontevedra, 21/10/2023
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