No parece fácil escribir desde una situación tan dolorosa como la
pérdida de la persona a la que amas y con la que compartes la vida, pero para
Rosa Montero ha sido todo lo contrario. Hoy, partir de las 19.30 horas, contará
a sus lectores esa experiencia en la Librería Cronopios.
Tras comenzar la semana con el regusto que le ha dejado el encuentro con
sus numerosos lectores en la
Feria del Libro de Madrid, Rosa Montero se acerca a Pontevedra
con su última obra, ‘La ridícula idea de no volver a verte’. Antes no duda en
alentar en las redes sociales a darse de alta en el grupo Teaming, una
plataforma solidaria, o incluso pedir firmas para detener la ejecución de miles
de caballos salvajes en Australia, y es que el compromiso con la sociedad es
otro de sus signos distintivos.
Su libro está entre los más vendidos, y eso tiene mucho mérito, ya que no
hablamos de uno de esos superventas que copan las listas, sino de un ejercicio
de expiación personal a través de la literatura en el que sobre todo celebra el
tiempo pasado con el que fue su pareja, el famoso periodista Pablo Lizcano. Una
línea argumental que fusiona de manera ejemplar con una mujer con la que ha
descubierto numerosas afinidades, la dos veces Premio Nobel Marie Curie.
¿Cómo se enciende la chispa que le
hace decidirse a escribir el libro?
Yo siempre digo que tú no decides el libro que vas a contar, sino que el
libro te escoge a ti. Realmente se impone por una imagen que se mete dentro de
tu cabeza y que de repente te emociona. Todo el rato estás escribiendo con la
cabeza, los novelistas somos como los niños, gente que no ha madurado y que no
deja de ir proponiendo juegos con la realidad. Y en una de esas ensoñaciones
aparece esa imagen emocionante que decides que tienes que compartir con los
demás. Pero este libro es distinto, y esa necesidad apareció de golpe, al
comenzar a leer el diario de Marie Curie, no solo por el diario, sino por el
personaje. Yo creía que conocía a Marie Curie, pero realmente lo que conocemos
es una biografía muy tópica, y su realidad es alucinante, era una mujer con una
serie de pasiones y desmesuras increíbles. Mientras leía el diario empecé a
tomar notas y entendí que podía rebotar en su vida una serie de pensamientos y
emociones que me estaban ocupando el corazón y la cabeza en los últimos tres
años.
¿Me imagino que habrá sido un
libro muy complicado de escribir?
Pues no, para nada. Salió como un tiro, yo la escritura siempre la
comparo con picar piedra, gran parte del tiempo es tedioso, obligada a estar
sentada, y te cuesta. Hay una parte de trabajo de picapedrero muy duro, y eso
no me ha pasado con este libro. Ha sido como un torrente, lo he disfrutado todo
el rato, y lo que escribía era muy fluido. Además me he reído, divertido,
emocionado, conmovido, ha sido realmente emocionante, lo que no quita que
detrás haya todo un trabajo de ‘carpintería’, ya que esa estructura es la que
mucha gente me comenta que es imposible dejar de leer una vez que empiezas.
De todos los libros que uno
escribe está orgulloso, pero ¿quizás de este lo esté un poco más?
Sí y no, pero te voy a decir de lo que estoy más orgullosa. De haber
recibido un montón de cartas, pero unas cartas increíbles, en las que me
cuentan historias de duelo, pero que no son tristes. De pérdida, pero historias
conmovedoras que celebran la vida, el amor, la intensidad de las emociones. Me
enorgullezco de algo que no tiene que ver con la literatura, y es el haberle
dado a la gente la posibilidad de extraer belleza en situaciones de dolor. Y he
llegado a la conclusión de que eso es la literatura en realidad. La literatura
nos da sentido, el sentido de vivir.
¿Qué aprendió de Marie Curie?
Salvando las distancias siderales, (ella era un genio y yo no), la he
encontrado muy cercana a mí en muchas cosas, en su obsesión, su tenacidad, la
manera de hacerse a sí misma, y yo también creo que soy una hija de mi
voluntad. Aprendes de su fuerza de voluntad y esa mezcla entre la fragilidad y
la fortaleza, entre el cerebro y el corazón, entre la locura y la razón. Es una
mujer muy interesante de la que me siento muy cerca.
¿Y de Rosa Montero?
Voy aprendiendo... el libro me parece hasta un poco sabio, y eso me
asombra, porque tengo muy clara la teoría, pero la práctica a veces te
sorprende.
Parece mentira cómo del sufrimiento puede brotar algo bello. ¿Puede ser
que el dolor ayude a escribir de una manera hermosa?
No, no creo que ayude. No mitifico el dolor, lo digo en el libro. Eso de
que el dolor te enseña es un desastre, te enseña si no te destruye, y mejor no
tener dolor. Pero eso es imposible, ya que en la vida siempre hay una parte de
dolor, mayor o menor, lo que hay que hacer es intentar dar la vuelta al dolor
para que no te destruya. Pero cuanto menos dolor, mejor, y escribir con mucho
es imposible. Así que lo mejor es una cierta distancia para manejarlo e
intentar hacer algo útil para todos. Con el dolor personal vamos cada uno
haciendo lo que podemos, escribir con las carnes abiertas, por lo general,
desemboca en mala literatura.
¿Cuántas conversaciones ha
mantenido con Pablo mientras escribía el libro?
Mientras escribía el libro no sé cuántas, pero con Pablo hablo todos los
días. Todos hablamos con nuestros muertos, a ver quien me dice que no. Estás
acompañada de tus muertos el resto de tu vida, viven en ti y hablas, siempre
hay algo de lo que hablar.
Publicado en Diario de Pontevedra 12/06/2013
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