Pocos autores a lo largo de la literatura del siglo XX han sido capaces
de generar un misterio como Salinger, el autor de ‘El guardián entre el
centeno’. Una novela imprescindible para cualquier lector, símbolo de toda una
generación y con un peso abrumador para la sociedad norteamericana. Tras esa
novela su autor se ha refugiado durante décadas para no salir de un anonimato
brutal, una eterna oscuridad a la que esta biografía permite, o por lo menos
pretende, arrojar un poco de luz al misterio que rodea a su figura.
Fotografías, cartas, fragmentos de diarios o los testimonios más diversos
nos abren a un nuevo autor, a una persona condicionada por los miedos surgidos
durante la Guerra
y de los que rara vez pudo escapar. Son escalofriantes las entradas sobre su
estancia en Europa durante la
II Guerra Mundial y como esas visiones, sensaciones y
contactos influyeron en todo lo que vendría después y no es para menos, de
hecho, no pocos pasajes del libro fueron escritos en las zonas de conflicto.
Los dos autores, David Shields y Shane Salerno han dedicado nueve años a
desentrañar este mito y a reunir la información necesaria para lograrlo.
Entrevistas a numerosas personas que coincidieron con él y la recopilación de
un archivo gráfico sobre alguien poco aficionado a asomarse a la superficie, le
otorgan ese plus de proximidad y veracidad que requieren estos trabajos de carácter
monumental. Como monumental nos parece también la labor del traductor al
castellano de la obra, el también escritor Javier Calvo, quien ha sabido dar el
tono preciso a cada una de las numerosas voces que se van entremezclando a lo
largo de las más de setecientas páginas que componen el libro.
Nos ofrece así la editorial Seix Barral uno de los libros más esperados
de este año, la biografía de un mito en un mundo de sombras, y en el que Holden
Caufield, el protagonista de ‘El guardián entre el centeno’, parece ser el eje
sobre el que todo gira, ficción y realidad, y sobre el que se vierte una vida a
la que aquí los autores se aproximan como nunca se había hecho antes, desentrañando
los miedos adolescentes, las relaciones sentimentales, los inicios literarios y
las dificultades para dar salida a un texto al que Salinger se aferraba como el
deseo y su materialización del buen libro que él sabía que había escrito. La
mejor novela de la generación siguiente, como la definió el propio William
Faulkner, se erigió en símbolo de una generación y en la singularización del
individuo acosado por diferentes grupos o tribus. Un canto a la libertad del
individuo que en los años 50 enraizó de tal manera en la sociedad americana que
aún hoy de sus ramas se cuelgan miles de lectores. Para conocer el abono que
hizo brotar ese árbol lean ‘Salinger’.
Publicado en El Progreso de Lugo y Diario de Pontevedra 1/06/2014
Ningún comentario:
Publicar un comentario