Rue Saint-Antoine nº 170
Memoria ▶ Hace treinta años Gonzalo Torrente Ballester
regresaba a su inolvidable y querida Pontevedra a ofrecer una conferencia en la Deputación.
‘Pontevedra en mi obra literaria’ fue el título de aquella charla en la que,
ante un auditorio abarrotado, evidenció ese amor por la ciudad, lo que ya había
hecho poco antes charlando para este medio
El escritor Carlos Casares fue el
encargado de realizar la presentación de la conferencia que hizo que Gonzalo
Torrente Ballester regresara a una de las ciudades que más quería y que
fotografió en numerosas ocasiones, como vemos en las imágenes que acompañan
este texto y que guarda la
Fundación que lleva su nombre. Inspiradora de sus novelas,
sobre todo de ese monumento literario que es ‘La Saga /Fuga de JB’, pero
también una botella lanzada al mar de la vida repleta de recuerdos y buenos
momentos, de amistades y añoranzas familiares que hicieron de una estancia de
dos años un firme anclaje a todo lo que envolvía a esta ciudad capacitada,
incluso, y a diferencia de todas las demás, para elevarse sobre el suelo.
Carlos Casares presentó a Gonzalo
Torrente Ballester como «un escritor raro e inusual, no pareciéndose a ninguno
de los restantes escritores de su época». Para continuar destacando su
«inteligencia, ironía, humor, burlón de sí mismo y de los demás», elementos que
van a estar muy presentes, ya no solo en lo literario, sino fuera de ese
ámbito. La manera de enfrentarse a la vida y de relacionarse con los demás
venía en gran medida definida por esas caracterísiticas que tan acertadamente
puso sobre la mesa Carlos Casares. Diario de Pontevedra, a través de su
redactor, Jesús Rodríguez, lo comprobó minutos antes de acceder al Salón Noble
del Pazo Provincial, cuando el escritor ferrolano dedicó unos minutos a
contestar una entrevista absolutamente deliciosa, y en la que se evidencia el
sentido de todas esas definiciones que sobre él se harían unos minutos después.
La primera pregunta que el
entrevistador lanza al entrevistado tiene que ver con el momento presente de su
escritura, y si a estas alturas de la vida uno se para más a pensar en lo realizado
que a seguir escribiendo, a lo que Torrente Ballester contesta: «Cuando uno se
dedica a analizar lo que ha sido su obra es un mal síntoma, quiere decir que ya
no se le ocurre nada nuevo, y yo aún no he llegado a ese momento. Todavía estoy
escribiendo una novela». A partir del título de la conferencia se le pregunta
al escritor por su relación con Galicia, y Pontevedra en concreto, respondiendo
que «La mayor parte de mis materiales literarios proceden de Galicia, esto ya
es suficiente. Pero como yo de Galicia, lo que conozco más es mi pueblo, que no
lo he utilizado nunca, y la provincia de Pontevedra que es la que más he
utilizado, creo que está dicha mi relación con Pontevedra». Y así continúa una
entrevista llena de momentos especiales.
«-¿Y hay alguna razón especial por la
que usted no viva en Galicia?» «-Una muy sencilla. Cuando me quise venir a
vivir a Galicia al jubilarme no encontré piso después de buscarlo con ahínco en
Pontevedra y La Coruña ».
«-Pero, según sus propias
manifestaciones, ¿necesitaba un piso un tanto grande?».
«-Hombre, claro, un piso para una
familia de nueve personas, donde tenía que poner una biblioteca y donde hay un
montón de dormitorios, no es ninguna cosa excesiva lo que necesito, pues ya lo
tengo».
«-¿Cómo era la Pontevedra de su
época?».
«-La Pontevedra de mi época, más o
menos, era como la de hoy. Es decir, que hay un cierto número de casas nuevas,
generalmente feas, que estropean las perspectivas nobles de la ciudad, pero
esto ya empezaba a existir entonces».
«-¿Y cómo era la Pontevedra cultural?».
«-Entonces era una ciudad muy
atractiva. Tan atractiva que yo quise volver a vivir en ella, pero no sé cómo
está ahora, culturalmente no tengo informes ni experiencia».
«-¿Qué destacaría de aquella ciudad?».
«Que era una ciudad pequeña, de gente
simpática, refinada y con un gran sentido del humor, y en la que podía hacer la
vida que uno quería sin que se metieran con uno».
«-¿Tenía atractivo cultural?»
«El atractivo cultural es una cosa muy
relativa, si no llevas contigo la cultura es muy difícil que la encuentres. Lo
que pasa en Pontevedra es que fue siempre una ciudad donde había gente
especialmente leída y escribida. No sé si ahora sigue siéndolo, supongo que sí.
Una ciudad en la que existe una institución tan importante como el Museo, con
su biblioteca como centro de estudios, entonces había un Ateneo en cuya vida yo
intervine bastante, en fin, que era una ciudad muy interesante a este respecto
había mucha gente que leía y se interesaba. No sé si podría llamársele, como en
algún tiempo, la ‘Atenas’ gallega. Pontevedra siempre fue una ciudad culta. En
la que también existía la
Coral Polifónica. Pero sobre todo lo que tenía encanto, color
y sabor era andar por sus calles».
Fotografía de la calle Sarmiento realizada por Torrente Ballester |
A punto de terminar la entrevista Jesús
Rodríguez vuelve al Instituto Femenino en el que Torrente Ballester impartía
sus clases de Literatura veinte años atrás, antes de preguntar por la
repercusión en cuanto al conocimiento de la gente de su persona tras la
concesión del Premio Cervantes.
«-¿Tiene trato con alguno de los
alumnos que tuvo en Pontevedra?
« -Me encuentro con frecuencia con
ellos y me recuerdan con cariño. Eran chicas todas. Yo ante las mujeres tuve
siempre cierta debilidad».
«-¿Era exigente o blando como
catedrático»
«-Era exigente conmigo mismo, pero no
suspendía a nadie. Es decir, yo daba las clases lo mejor que podía y sabía, y
como suponía que todo el mundo había recibido lo necesario para un mínimo
saber, los aprobaba».
«-¿Le ha molestado llegar a la gente de
la calle gracias a la televisión»
«-No me molesta en absoluto, entre
otras cosas porque el premio (se refiere al Premio Cervantes) fue después, no
antes.
«-¿Sin embargo hasta que una de sus
obras llegó a la pequeña pantalla no llegó a ser tan conocido?
«-En eso creo que hay cierto error ¿no?
Porque hoy le preguntaron a una persona en la calle, aquí en Pontevedra, si le
sonaba mi nombre. Y dijo que sí, que había un jugador de tenis que se llamaba
como yo. De manera que no hay que fiarse mucho de la popularidad.
Publicado en Diario de Pontevedra 22/02/2016
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