Rue Saint-Antoine nº 170
Arte.
Juan Fernando de Laiglesia y Fernando Casás celebran 70 años de vida renovando
sus votos con el arte y el permanente deseo de expresarse mediante la fisicidad
de la creación. Profesores de la pontevedresa Facultade de Belas Artes, su
vínculo con el centro académico ha marcado sus vidas de manera intensa, al
igual que a sus trabajos.
Adentrarse
en la Sala-X
de la Facultade
de Belas Artes de Pontevedra siempre tiene algo de especial. Ese encontrarse en
un espacio de tránsito, una zona umbral entre el ámbito educativo y el sombrío
(mucho más para el artista) exterior. Ahora, bajo la gestión de Nacho Barcia,
este espacio continúa con su simbiosis creativa entre alumnos y profesores,
entre alumnos actuales y otros que regresan años después de haber pasado por
las aulas para seguir calibrando su trabajo. Pero lo cierto es que dentro de
ese ecosistema, ya perfectamente testado, hay exposiciones que poseen un rango
superior, y ésta es una de ellas. Y lo es por muchos motivos, en primer lugar
por tratarse de dos profesores que ya podríamos calificar como míticos en esa
Facultad, en segundo lugar por la celebración de 70 años de vida, 70 años de
arte, y en último lugar, por la calidad del trabajo expuesto que no viene más
que a refrendrar que esos 70 primeros años de creación han sido tan intensos
como fructíferos y a los que les seguirán otros tantos de igual magnitud.
Trabajar
desde el encuentro, desde la aproximación de postulados artísticos desde la
singularidad de cada artista, puede generar maravillosas y, muchas veces,
imprevisibles consecuencias. Esta es una de ellas, si a priori uno piensa en el
trabajo de uno y otro creador y la posibilidad de que ambos cobijasen sus
proyectos bajo un mismo techo, las dudas asoman desde el primer instante. Pero
lo maravilloso del arte y sobre todo, de entablar un diálogo sostenido en el
tiempo en paralelo al propio hecho formal en el que el intercambio de ideas irá
modelando lentamente, en un proceso casi tectónico, lo que finalmente se va a
exponer al público.
Piezas de Juan Fernando de Laiglesia |
Tan
importante como lo que tenemos delante de nuestros ojos es el camino recorrido,
el itinerario señalizado a través de un fluido intercambio de mails que entre
ambos talleres, entre ambas realidades, han ido movilizando esas placas de
pensamiento hasta hacerlas encajar. Es por ello que el registro de esa
correspondencia es fundamental a la hora de aproximarse a lo realizado y de ahí
la importancia del catálogo editado, en el que se imprime esa relación escrita
que contextualiza lo hecho, pero sobre todo resitúa a ambos creadores en este
momento tan preciso de sus vidas. Cumplir 70 años propicia uno de esos momentos
tan necesarios en la existencia, el de la reflexión sobre lo andado y el
horizonte que queda o que no queda.
Y
todos estos ingredientes se detectan flotando en el éter de la exposición,
entre unas formas que nos atrapan con ese magnetismo que emana del arte y de la
acción del hombre sobre el material. Y es que esa acción está muy presente en
ambos, en las piezas de Juan Fernando de LaIglesia, deudoras del objeto
duchampiano y de la reflexión sobre la naturaleza de las formas. Cómo lo formal
se desintegra en fragmentos de un ensamblaje artístico y mental. El sentido
lúdico de la obra interactúa con el espectador que visualmente debe completar
ese planteamiento. Pasamos de una pieza a otra, en un estudiado análisis del
territorio expositivo, pero ¿dónde está la obra de Fernando Casás? La inquietud
se genera de manera activa hasta que llegamos al espacio más recóndito de la sala,
como si tuviésemos que atravesar la espesura de la amazonía hasta detectar la
presencia trascendental de la propia naturaleza. La cavilación sobre el entorno
natural, las huellas de un medio en constante estado de alerta ante nuestra
permanente destrucción y autodestrucción. Colores, olores, sonidos que ponen
nuestros pies en la tierra al tiempo que todo un cosmos se abre ante nosotros,
un ámbito casi de delirio por los últimos intereses de la ciencia y el poder
por lograr llegar hasta el planeta Marte ¡cómo si se nos hubiera perdido a
nosotros algo allí! Y con todo lo que necesitamos esa alocada inversión aquí.
En ese útero natural es hasta donde nos conduce Fernando Casás a través de la
acción de Juan Fernando de LaIglesia donde, a la inversa de lo anterior, nos
detenemos en las formas de la naturaleza para cerrar así un círculo de creación
y atención con nuestro entorno y con nosotros mismos.
Una
vez que finalizamos este recorrido, este encuentro entre dos maneras de
entender la creación, es el momento de poner en valor la experiencia y de
entender el esfuerzo de dos pensadores tan diferentes, pero aquí perfectamente
engrasados el uno con el otro. Se crea así un discurso concordante en el que se
refleja ese diálogo previo de seis meses para generar una dialéctica desde lo
singular que se convierte en motor común y en un hito de conmemoración de 70
años, o lo que es lo mismo, de toda una vida al amparo de un proyecto estético
que ha definido ya no solo una sólida trayectoria artística sino el paso
por la docencia de ambos que no puede desligarse de esta situación. Una
docencia que ha dejado huella en muchos y ha hecho mella también en quienes
afrontaron este centro de estudios como una oportunidad de regeneración y de
cambio, pero el tiempo, con sus promociones de artistas ha sido generoso, pero
no ha sido así del todo por la burocratización y la llegada de un Plan Bolonia
que sepulta mucho de lo soñado. Mientras, ilusionémonos con este diálogo y
estas formas que celebran 70 años de vida.
Publicado en Diario de Pontevedra 31/10/2016. Fotografías. Rafa Fariña
Gostei muito da sua reportagem! Sigo a obra de Casás há muitos anos, e é uma eterna surpresa para mim! Gostaria muito de ver pessoalmente esta obra, infelizmente estou a muitos quilômetros de distância...
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