Hay películas
que justifican una filmografía y cuanto homenaje pueda llegar.
‘Novecento’, de Bernardo Bertolucci, es una de ellas
SE muere Bernardo
Bertolucci pero su cine sigue en pie. Es la gran virtud de los
creadores, que sus obras, sus ideas y sus apuestas seguirán entre
nosotros con esa vocación de eternidad que solo el arte puede
alcanzar. El director italiano nos deja varias obras con esa
condición, películas que marcaron tiempos y momentos muy concretos
de la historia, una historia que volcaba inteligentemente en la
práctica totalidad de sus proyectos. Junto a sus tres grandes
títulos: ‘El último tango en París’, ‘Novecento’ y ‘El
último emperador’, películas como ‘La estrategia de la araña’,
‘El conformista’ o ‘El cielo protector’, conforman una de las
filmografías más importantes del cine europeo de las últimas
décadas y quizás el último exponente de ese cine italiano que se
nutrió con la posguerra, en el Neorrealismo y que agitaron poco
después Pasolini y Fellini.
Con el primero se
inició en el cine, y el trabajo fue su escuela. Sin aprendizajes
teóricos los planos y las historias se fueron sucediendo hasta que
con ‘El último tango en París’, Bertolucci reclamó la atención
del mundo bajo el escándalo originado por las escenas entre Marlon
Brando y Maria Schneider. Una polémica que se ha venido reactivando
cada cierto tiempo hasta estos últimos años. Su siguiente película
fue ‘Novecento’, uno de los grandes testimonios cinematográficos
de la historia del ser humano y que hoy mismo, esta nueva y oxigenada
Televisión Española, emitirá como homenaje al director dentro de
‘Días de cine clásico’, regalándonos de nuevo la oportunidad
de recorrer las cinco primeras décadas del siglo XX en Italia a
través de la relación entre el hijo de un terrateniente y el de uno
de los trabajadores de esas tierras. Ambos, interpretados por Robert
de Niro y Gerard Depardieu, respectivamente, nacen el mismo día,
pero es ese nacer en lados diferentes de la vida lo que va a marcar
su camino en los años sucesivos. La película registrará los
conflictos de clase, y cómo la amistad se va a ir magullando entre
ese tenso ambiente en el que afloran las ideologías de principios de
siglo. Las guerras mundiales y el ascenso del fascismo serán el paño
de fondo para esa historia de personas maravillosamente interpretadas
por un gran plantel de actores, uno de los puntos fuertes de la
película, a lo que se le suman elementos como la fotografía de
Vittorio Storaro o la música de Ennio Morricone, todos ellos nombres
que, junto al del propio Bertolucci, son esenciales en la historia
del cine. Compruebo que ambos viven, y de pronto pienso en como
acaban de contemplar la muerte de parte de su propia historia
personal y profesional.
Lo importante, insisto,
tanto para los vivos como para los muertos, es que la humanidad pueda
contemplar su trabajo. Si esta noche decidimos volver a ver o incluso
descubrir (para aquellos que no lo hayan hecho será una noche
enorme) en La 2 esta película, será la mejor manera de honrarlos a
todos ellos, además de que podamos comprobar como el cine es uno de
los mejores medios para explicar al ser humano, e intentar, a través
de él, comprender nuestras actitudes y comportamientos a lo largo de
la historia. Para ese fin ‘Novecento’ es uno de los monumentos
que quedarán para la historia, por encima de tumbas, epitafios,
crónicas y recuerdos, siendo sus imágenes el mejor testamento de un
director eterno.
Publicado en Diario de Pontevedra 28/11/2018
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