[Ramonismo 7 ]
Lídia Jorge nos sumerge en su hipnótica y comprometida literatura uniendo Portugal y África.
"Aquí donde el
mar acaba y la tierra comienza», es el mítico inicio del libro de
José Saramago, ‘El año de la muerte de Ricardo Reis’, pero
también es un compendio de la propia literatura portuguesa, así
como de una historia como nación de navegaciones, idas y venidas, y
vínculos coloniales. En ‘Estuario’, la última novela de Lídia
Jorge, que en España ha sido publicada por esa editorial que puentea
las fronteras de la Península Ibérica, ‘La umbría y la solana’,
hay mucho de esa pátina que la cultura portuguesa lleva en su
tuétano. Un relato entre Lisboa y Africa que narra la historia de
una familia de armadores con su empresa en crisis, el regreso de los
hijos al hogar y todo ello en un mundo con su humanidad a la deriva.
Un libro que vuelve a sumergirnos en la literatura de una de las
autoras lusas más consolidadas y también más traducidas a nivel
internacional, con una escritura en la que las palabras tienen un
profundo sentido, una densidad que multiplica sus posibilidades a la
hora de contar historias, que la vincula con la recreación de
elementos fundamentales de nuestra cultura, desde una clave poética
que emana de su cuidado a la hora de plantear el lenguaje literario.
Nacida en el Algarve en 1946 su primer libro, ‘El día de los
prodigios’ (1980) la situó de manera firme dentro de un proceso de
renovación literaria que se vivía en Portugal. Su actividad como
docente la llevó a instalarse en Angola los últimos momentos de la
guerra colonial, un ambiente y unas situaciones que ya no despegaron
de su manera de mirar el mundo y que tuvo su consolidación máxima
con su libro ‘La costa de los murmullos’ (1988), en el que se
narran muchas de las experiencias allí vividas. Reconocida su labor
literaria en numerosos países con la publicación de sus libros en
diferentes lenguas, la Asociación de Escritores en Lingua Galega le
concedió en 2013 el título de Escritora Universal.
Y es precisamente esa
universalidad de su escritura la que fundamenta mucho de lo que
sucede en esta última novela merecedora en Portugal del premio Gran
Premio de Literatura DST, uno de los más prestigiosos del país
luso. A partir de ahí esa labor va más allá de lo escrictamente
literario con un profundo compromiso ético y humano, así es como en
este libro emergen con fuerza situaciones relacionadas con conflictos
humanitarios, como el ecologismo y nuestra posición como sociedad
frente a las diferentes contaminaciones del planeta, entre ellas la
proliferación de plásticos en los océanos. Su otro gran apoyo
surge del universo cultural, concretándose en la importancia de dos
textos, uno de Fernando Pessoa, la ‘Oda Marítima’, de su
heterónimo Álvaro de Campos, y el otro, la ‘Ilíada’ de Homero.
Ambos, inspiradores, y ambos explicativos de muchas de las realidades
que ‘Estuario’ nos plantea como conformación del ser humano y de
su relación con el entorno.
Y todo ello relacionado
con el hilo argumental del texto como su gran valor como artefacto
narrativo, en la capacidad para vincular todas esas perspectivas
dentro de una historia, en este caso, la de esa familia en la que un
escritor, Edmundo Galeano escribe un libro «pensado para evitar el
apocalipsis», una misión redentora para intentar capturar aquello
que sobre nuestro planeta está demostrando, día tras día, nuestra
insensibilidad con él, así como nuestro deterioro como especie
aparentemente evolucionada. Desde el cuerno de África hasta la
desembocadura del Tajo las aguas de océanos y ríos son un reflejo
de nuestras conductas, así como el marco para una serie de
naufragios, no solo colectivos, sino personales e íntimos, como los
que sufren los diferentes personajes de la novela. El hogar como
refugio, la casa como amparo ante la tormenta, es un símbolo más de
un texto lleno de elementos mitológicos que le conceden esa vocación
de eternidad que toda obra literaria intenta alcanzar. Cultura y
naturaleza que se hibridan para generar un relato fascinante, que
introduce al lector en una atmósfera propiciada por la evocación de
una escritura con un punto poético que se diluye entre las brumas de
un mundo difuso, pero también de unos protagonistas desubicados por
lo que la vida les ha deparado. En definitiva, otra excelente
oportunidad para conocer o reconocer la escritura de la gran Lídia
Jorge.
Publicado en Revista. Diario de Pontevedra. 21/12/2019
Fotografía. Lídia Jorge fotografiada en un café por João Pedro Marnoto (Cedida por La umbría y la solana)
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