[Ramonismo 87]
Elisa Levi nos adentra en ‘Yo no sé de otras cosas’ en un mundo rural que universaliza todos nuestros sentimientos
APRENDER, CONOCER, hacerse con las riendas de la vida cuando los caballos se encabritan. Hay mucho de todo esto en la novela de Elisa Levi, ‘Yo no sé de otras cosas’, editada por Temas de hoy. Un áspero pero necesario relato sobre ese proceso de saber que se produce en todos nosotros. ¿Saber qué?, ¿Quién somos?, ¿Dónde estamos?, ¿Qué es la vida?, ¿Qué significa querer? ... por citar algunas de esas preguntas que, como árboles en un bosque, entre lo lúgubre y lo luminoso, nos rodean a lo largo de nuestra existencia.
Elisa Levi nos adentra así en un ámbito rural, en una naturaleza que encierra un pequeño pueblo con sus gentes, sus miradas y sus comentarios. Un pueblo que no tiene nada que ver con cierta perversión de lo rural que está teniendo lugar en nuestra literatura y sociedad, como si todo lo que significase regresar o recuperar ese contacto vital con la naturaleza significase instalarse en una Arcadia feliz rodeado de pajarillos que abren el día cada mañana, de vecinas que te dejan en la puerta de casa una cesta llena de huevos, pimientos y manzanas, o de una brisa que te mece mientras oteas el horizonte cuando se acaba la jornada. Olvídense de eso, Elisa Levi busca perturbarnos con su narración, hacer de la vida de Lea, una mujer de 19 años con un permanente dolor de barriga y una compleja situación familiar, un tenso acercamiento a lo físico, a las necesidades de saber que toda persona demanda pero aún más en el caso de una joven que desea conocerlo todo, ensanchar un mundo que puede ser asfixiante cuando todo a tu alrededor parece arrinconarte en una pequeña esquina del universo.
Ese pueblo, esa casa en la que Lea se enfrenta a la muerte de su padre, a una hermana enferma y a una madre en permanente tensión, se convierte en un escenario lleno de dureza en el que el gran triunfo de Lea será entender todo ese proceso de dolor como un aprendizaje, como un itinerario de reflexión sobre quién es y lo que aspira de cara a conseguir una felicidad amparada en algo tan modesto como liberarse de sus ataduras y dejar ese bosque atrás.
Los amigos, el amor, los animales, se convierten en elementos que, lejos de alentar la calma generan en la protagonista un mayor desasosiego, una agitación incrementada por el colectivo por ese pueblo en el que los comentarios, las miradas activan un proceso de sometimiento que anula toda posibilidad de éxito individual. Una tribu que no entiende ese deseo de marchar, de dejar un espacio lleno de límites del que salirse se convierte en una afrenta al grupo que imposibilita o, por lo menos, desprecia una posibilidad de retorno.
Logra Elisa Levi envolvernos por completo de esa atmósfera que nos inquieta a partir del relato de la protagonista a un hombre que también busca. Una conversación que se adentra en la profundidad de ese temido bosque para aliviar las sombras, para encontrar ese haz de luz que señale un camino aunque este se encuentre balizado por el dolor. Lea se convierte en un personaje lleno de aristas, una construcción soberbiamente trabajada por la autora para presentarnos una mirada en femenino que se convierte en un sentir casi telúrico frente a lo que la rodea y a esa posibilidad que permite el conocimiento, el saber cosas que serán las que activen esa puerta por la que salir, ya que ese comprender es una doma de lo salvaje, de lo oscuro y de lo que nos somete
‘Yo no sé de otras cosas’ es la segunda novela de Elisa Levi. La primera, también en Temas de hoy, se tituló ‘Por qué lloran las ciudades’, en la que también se plantea una suerte de deambular vital, en este caso urbano, en el que de nuevo la juventud se enfrenta a una especie de caos, a un desencanto existencial que casi se podría acuñar como parte de una generación que se encuentra frente a aquella sentencia que el poeta ecuatoriano Jorque Enrique Adoum rescató de un grafiti de las calles de Quito y que posteriormente difundió Mario Benedetti: «Cuando teníamos las respuestas nos cambiaron las preguntas». En esta nueva novela las respuestas serán la clave de cara a desembarazarse de los miedos y conseguir huir de un territorio físico y emocional que lastra a Lea. Su deseo de encontrar esas respuestas se convertirá en el único aliento posible para continuar en pie, para resistir y afirmar una identidad amenazada en ese ecosistema de desolación que la rodea con el peligro de convertirse en perenne.
Autora del poemario ‘Perdida en un bol de cereales’ y de la obra de teatro ‘Ramitas en el pelo’ estrenada en Madrid en 2017, esta segunda novela afirma la presencia en el ámbito cultural de Elisa Levi y la conforma como una voz llena de autenticidad y de unas enormes ganas por contar historias a través de unos personajes con una fuerte presencia que se convierten en inolvidables al dejar este libro, al dejar ese bosque desafiante.
Publicado en Revista. Diario de Pontevedra 30/10/2021
Ningún comentario:
Publicar un comentario