Luis
Landero reivindica en ‘El huerto de Emerson’ el valor de la educación y la
literatura en el desarrollo del ser humano
Cuando
en el Cementerio Civil de Madrid cientos de lectores de Almudena Grandes
decidieron honrarla levantando sus libros hacia el cielo azul nos dejaron una
de las grandes fotografías del año literario, pero también nos dieron una de
esas lecciones que solo la cultura es capaz de lograr. Una cultura que tiene su
gran valor al surgir de la emoción, como tantas veces nos hizo ver la escritora
madrileña. Fue una de sus enseñanzas, la del compromiso con el poder de la
cultura, en este caso, de la literatura, como uno de nuestros activos humanos
más importantes y necesarios, capaz de generar una serie de complicidades y
afectos que a todos los lectores nos dignifican.
Es
cierto que llegamos a cada final de año con la lengua fuera tras agotadores
días de listas y listas de libros favoritos para unos y otros. Los más
diferentes suplementos y firmas se encargan de sistematizar cuales son los
mejores libros para cada uno de ellos, de ahí que la propuesta realizada desde
estas páginas no pretende más que anotar una serie de preferencias personales
de entre los libros leídos por quien esto firma, y que ya han sido recomendados
a lo largo del año. Muchos no están porque el tiempo es el que es y no
dispusieron de ese instante que a buen seguro merecían, pero lo que sí puedo
afirmar es que cada uno de los títulos que por aquí asomen, a quien se refugie
en ellos, les dará una buena sombra y no se arrepentirán de su o sus lecturas.
Aquí
va un párrafo de autores extranjeros, con mi gran descubrimiento del año,
Theodor Kallifatides y ‘Lo pasado no es un sueño’ (Galaxia Gutenberg), Nélida
Piñón y ‘Un día llegaré a Sagres’ (Alfaguara), Anna Starobinets con ‘Tienes que
mirar’ (Impedimenta), Maggie O’farrell con ‘Hamnet’ (Libros del Asteroide),
Martin Amis con ‘Desde dentro’ (Anagrama) y dos mujeres a seguir, los de
Jazmina Barrera, con ‘Punto de cruz’, y Lorena Salazar, con ‘Esta herida llena
de peces’, publicadas en la editorial Tránsito.
Luis
Landero lleva regalándonos en los últimos años libros repletos de una emoción
que surge, precisamente, de esa mirada al pasado, a su pasado, desde el que
poder entender al escritor que es hoy. Mucha de esa emoción es precisamente
parte de su educación y de las de los demás, como pueden ser los diferentes
alumnos en los que ha volcado su amor por las palabras y los libros. Todo eso y
mucho más, como una implicada mirada al presente, confluyen en ‘El huerto de
Emerson (Tusquets), en la que a buen seguro será una de sus obras más
relevantes.
Ha
sido este un año de muchos nombres nuevos, especialmente mujeres por las que
las editoriales han apostado en una decisión que, a la vista de los resultados,
es más que plausible. La coruñesa Bibiana Candia con ‘Azucre’ (Pepitas de
Calabaza), ha sido una de esas benditas sorpresas, con el relato de un grupo de
esclavos gallegos llevados a Cuba en una historia sorprendente y que Bibiana
Candia narra de una manera muy especial, su gran mérito. De manera similar
Elisa Levi nos propone en ‘Yo no sé de otras cosas’ (Temas de hoy), una
historia en un ámbito rural llena de asperezas sobre lo que nos rodea y con un
papel muy importante de la naturaleza.
Dos
nombres gallegos merecen con sus últimos libros ocupar posiciones de
privilegio, Javier Peña y Manuel Jabois, con ‘Agnes’ y ‘Miss Marte’ (Blackie
Books y Alfaguara), nos proponen historias contadas de una manera singular,
arriesgada y atractiva para el lector, reivindicando el poder narrativo de
ambos. A partir de aquí libros como ‘Los días perfectos’ de Jacobo Bergareche,
‘Volver a dónde’ de Antonio Muñoz Molina, ‘Trigo limpio’ de Juan Manuel Gil,
‘Los ojos cerrados’ de Edurne Portela, ‘Los montes antiguos’ de Andrés Ruiz
Enrique, ‘Humo’ de José Ovejero, ‘El hombre que ordenaba bibliotecas’ de Juan
Marqués, ‘La vida pequeña’ de J. A. González Sainz, el ‘El libro de Fernando
Fernán Gómez’ o el libro ilustrado de Ilu Ros ‘Federico’, son más que
recomendables.
Y
en poesía, junto a títulos esenciales editados por Tusquets, como ‘Tiempo sin
claves’ de Ida Vitale o ‘Donde muere la muerte’ el libro póstumo del Premio
Cervantes, Francisco Brines, son imprescindibles en Visor ‘Un mentido color’,
de Felipe Benítez Reyes, ‘Después del paraíso’ de Luis Alberto de Cuenca, ‘No
puedes ser así’ de Luis García Montero y en Renacimiento ‘Viaje de invierno’ de
Miguel D’Ors, junto a ese futuro de la poesía que ya es presente, Mario Obrero,
y su deslumbrante debut con ‘Peachtree City’ (Visor).
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