Con ‘Bilbao-New York-Bilbao’ Kirmen Uribe se dio a conocer a nivel global
como escritor. Aquel lúcido ejercicio literario, lleno de proezas narrativas
que le valieron el Premio Nacional de Narrativa en 2009 venía a confirmar a un
poderoso escritor que ya era conocido por su faceta poética, sobre todo en el
País Vasco. Esa poesía le lleva hoy hasta nuestra ciudad para participar de un
taller literario dentro de la programación de ‘Pontepoética’, y su último libro
‘Lo que mueve el mundo’ a este rincón del periódico.
Amante de la memoria, fino alambre en el que se enhebraba ‘Bilbao-New
York-Bilbao’, Kirmen Uribe vuelve a ella para colocarnos ante una historia
conmovedora de rescate de un ser humano que anteriormente lo fue por una niña.
Una de aquellas almas inocentes que nuestra miserable y vergonzante Guerra
Civil hizo embarcar desde diferentes puertos españoles para separarlos de sus
familias y esparcirlos por Europa en un infausto semillero humano que todavía
hoy pone la piel de gallina y más aún cuando a una de esas semillas se le pone
nombre, y tras ese nombre hay una historia que nos descubre otra historia aún
mayor.
Así es como el viaje de Karmentxu, con solo ocho años desde el puerto de
Bilbao hasta Bélgica, supuso que esta guerra enraizase en una familia ajena a
esa circunstancia de nuestro país. Aquella familia era la del escritor Robert
Mussche, (para muchos seguramente desconocido, el que suscribe entre ellos y
este es otro gran aporte de la novela, el del rescate), quien durante la Guerra Civil viajó
como reportero a España, donde conoció a Hemingway y Malraux. Aquella niña
vasca acrecentó sus convicciones y le hizo implicarse en la lucha contra la
sinrazón, de ahí que durante la
II Guerra Mundial se alistase en la Resistencia para
luchar contra el nazismo, algo que le salió caro. Era parte del precio de la
libertad de la que ahora disfrutamos, un sacrificio humano que partió de la
mirada de una niña que hizo que aquel hombre se significase de manera activa
incluso por encima de su ámbito familiar. Dos apartados son especialmente
intensos en la novela, y muestran las bondades del escritor a la hora de
hacernos partícipes de los sentimientos de todos los protagonistas. Por un lado
las relaciones con el círculo más cercano, entre Robert Mussche, su mujer Vic y
su hija biológica, de nombre Carmen, en recuerdo de aquella otra niña, y con su
gran amigo el también escritor Johan Daisne; y por otro el sacrificio final, la
manera en la que una vez Robert Mussche es deportado a un campo de
concentración se muestra la más brutal forma de depravación humana en base a la
eliminación del contrario confirmando aquella frase custodiada en el interior
de una caja llena de recuerdos del propio escritor belga y que se abre durante
las primeras páginas del libro: “El ser humano, el animal más peligroso que
existe”. Al rematar la novela comprobamos porqué desde el éxodo infantil hasta
el sacrificio todo se mueve en un ambiente irracional, una espiral en la que
los seres humanos permanecen atrapados sin una escapatoria posible que los
condenará de por vida en base a los recuerdos, los miedos y las ausencias.
Kirmen Uribe nos proporciona de esta manera un fresco humano, con
historias individuales dentro de la gran historia del mundo para erigir a uno
de tantos héroes anónimos. Personas a las que la vida deparaba un destino
determinado pero que tras un imprevisto ven como ese destino muda por completo.
Todo empezó por una niña que embarcó junto a 3.277 niños vascos rumbo a
Bélgica. El aleteo de una mariposa que, en ese rincón del mundo, provocó un
huracán de sentimientos que llegan hasta hoy en forma de novela.
Publicado en Revista. Diario de Pontevedra 21/04/2013
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