“No te preocupes, ahora estoy en
Pontevedra, pero a las nueve ya estoy en Madrid”, le contesta Eduardo Lozano,
propietario de la Plaza
de Toros de Pontevedra, a su interlocutor a través del teléfono. Empieza el verano
y se viven con él jornadas frenéticas
para todo lo relacionado con el mundo taurino. Festejos que salpican España día
tras día en un momento en el que parece que se ha tocado fondo en esto de la
crisis. Diferentes datos parecen certificar que lo más duro ha pasado. Madrid
ha llenado casi todos los días, va a haber más festejos que el pasado año y se
han recuperado algunas citas importantes como la corrida de Corpus en Toledo,
comenta el empresario con la vista puesta en una de sus Ferias preferidas, la
de A Peregrina ,
esperanzado ante la respuesta del público al que se le mantienen los precios
invariables de entradas y abonos.
Pasan unos minutos de la una del mediodía cuando el empresario taurino,
que lleva ya 39 años gestionando la plaza de toros de Pontevedra, como apunta
el gerente de la plaza, Pedro Antonio Rivas Fontenla, que le acompaña en la
presentación, despliega el cartel con las diferentes ternas de las cuatro
tardes de toros que conforman el milagro anual que se hace carne en la
desembocadura del Lérez. De nuevo cuatro citas que reclaman la atención de la España taurina. Miles y
miles de personas con los ojos puestos en lo que sucede en el centenario albero
del barrio de A Moureira. Y esto del cartel, que puede parecer un efecto
periodístico para alegrar esta crónica, es una novedad, ya que es la primera
ocasión en que en este tipo de presentaciones se muestra el propio cartel de la Feria. “Cosas del
progreso”, dice Eduardo Lozano.
Descerrajado en tres ocasiones el portón sagrado de Las Ventas del
Espíritu Santo, la plaza más importante del mundo, en la que se tocan cielo e
infierno a partes iguales a lo largo de la carrera de un torero. Serán sus tres
protagonistas los que brillen con luz propia en la plaza de Pontevedra. Como si
San Isidro enviase a sus emisarios de gloria a abrazar a San Roque, el santo
que los marineros invocaban en el final de la mar oceánica para frenar la
llegada de la peste, llegan los coletas triunfadores en San Isidro 2014, para
los que la temporada ya no será lo mismo, tras cruzar ese umbral sagrado.
Miguel Ángel Perera, Iván Fandiño y Daniel Luque compusieron tardes
mayúsculas en Madrid. Perera, con dos tardes saliendo por la puerta grande y
cinco orejas, se convirtió en la sensación de la Feria y obtuvo así un
respaldo firme a una carrera que si bien era ya brillante necesitaba de este
espaldarazo. Iván Fandiño, dejó ya el año pasado en Pontevedra a las claras
cuales eran sus intenciones, resumidas en una: ser figura del toreo y pelearse
con quien hiciese falta para poder entrar en los carteles de unas figuras
temerosas de compartir presencia con este ciclón. El diestro vasco, con raíces
gallegas, puso Madrid en batir de palmas al entrar a matar sin la pañosa, a
pecho descubierto. La solución: cuerpo al aire como un guiñapo y una oreja que
abre el portón. Y finalmente Daniel Luque, resucitado tras esa tarde de mayo.
Eduardo Lozano, sabe que esa presencia surgida del altavoz isidril es
fundamental para que el público disipe dudas a la hora de retirar abonos y
localidades, pero también como espoleta para que otros toreros, los Ponce,
Castella o El Juli, no se dejen comer el terreno ante el empuje renovado. Esa
mezcla es la que ha derivado en unos carteles atractivos y que en conjunción con
las ganaderías a las que se deben batir pueden ofrecer un buen juego.
En las ganaderías radica la segunda de las novedades de esta Feria, con
la presencia de la ganadería de Santiago Domecq en la última de las tardes.
Junto a ellas astados ya clásicos en esta plaza como los Alcurrucén, Victoriano
del Río o San Mateo, un aspecto en el que quizás la empresa debería comenzar a
mover ficha para intentar ver otro tipo de ganado que se convirtiese en un
mayor atractivo para el público y desafío para los toreros.
Eduardo Lozano no deja de enviar mensajes de optimismo entre tarde y
tarde. «El pasado año fue en el que tuvimos una peor asistencia en los últimos
tiempos», comenta como un elemento ya del pasado. «Nos ha costado mucho llegar
a las cuatro corridas y no queremos prescindir de ninguna, intentamos
resistir».
En esa resistencia es en la que radica la esperanza del empresario que
quiere que el ambiente excepcional de la Plaza de Toros de Pontevedra durante los últimos
años no se venga abajo, de ahí que presentase un abono especial para peñas
compuestas por menores de 16 años en la búsqueda de un nuevo público. El precio
de ese abono será de 50 euros para los cuatros festejos. Pero también y como
agradecimiento, que ayer se hizo público a la Coordinadora de Peñas
Taurinas de Pontevedra por su labor de apoyo a la fiesta y a esta plaza en
concreto, Eduardo Lozano presentó un par de festejos taurinos durante el mes de
julio en el que peñistas jóvenes, mujeres o mayores, podrán medirse ante unas
becerras cedidas gratuitamente por el propio empresario. Los triunfadores de
estas tardes, todavía sin fechar, conseguirán entradas para asistir a las
corridas de la Feria.
Recoge los trastos Eduardo Lozano, carteles y un móvil que echa humo. «No
hemos podido cerrar antes los carteles porque hemos tenido que mover a última
hora algunos toreros y eso supone tener que reorganizar todo», comenta el
empresario, lamentando la falta de compromiso de algunos toreros. Pero al final
los que mandan son los que se enfrentan al toro, los que se midan a un animal
para calibrar fuerza, valor y arte. Sobre todo mucho arte.
Publicado en Diario de Pontevedra 4/06/2014
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