Siempre resulta
extraño cuando un creador, y sobre todo si este está en su cima,
decide abandonar su trabajo. El paso del tiempo muchas veces nos
sitúa ante complejas encrucijadas en las que debemos elegir un
camino por el que continuar, aun a riesgo de equivocarnos. El
escritor Philip Roth ha comunicado al mundo su decisión de plantar
su escritura, de no volver a publicar nada que no hubiera ya escrito.
Esta es la gran ventaja de un genio, el que sus obras serán un
vínculo permanente entre él y sus lectores. Ellos sí que nunca le
abandonarán.
Sus palabras en los
últimos días han venido a sacudir el mundo literario. En ellas,
Philip Roth, uno de los grandes de la literatura norteamericana y
mundial ha anunciado su adiós, plantándose en ‘Némesis’ su
última novela y mostrando su cansancio por una labor en la que nos
ha dejado algunas de las novelas más importantes de las últimas
décadas. El reciente ganador del Premio Príncipe de Asturias de las
Letras ha hablado, a sus 79 años, del poco tiempo que le resta y la
necesidad de tiempo para leer, tanto sus novelas favoritas como sus
propias obras.
Adentrarse en el mundo
de Philip Roth significa acceder a la gran literatura, aquella que
bucea en el interior del ser humano, siempre desde una perspectiva
cargada de escepticismo buscando escrutar en la conducta humana
aquello que nos define, y que radica, sobremanera, en el egoísmo del
individuo dentro de la comunidad.
Seleccionar una obra de
la que hablar supone un ingente esfuerzo sobre todo a la hora de
elegir un título. Obras emblemáticas del autor como ‘Pastoral
americana’, ‘Elegía’ o ‘Patrimonio’ son auténticos
monumentos literarios que bucean en la sociedad norteamericana como
pocos autores han conseguido, también algunas de sus últimas obras
merecen una especial consideración y son auténticas puertas
abiertas a la hora de introducirse en el universo del que llaman el
centauro de las letras: ‘Indignación’, ‘La humillación’ o
la propia ‘Némesis’, pueden ser algunos de esos títulos.
Pero existe una obra de
pocas páginas que permite recorrer esa geografía tan particular que
nos propone siempre el escritor y hacerlo de una manera magistral por
recoger muchas de las vertientes que definen a la totalidad de una
obra siempre pendiente del ser humano. Me refiero a ‘El animal
moribundo’, publicada en 2002, como esa novela que puede servir de
manera inmejorable para el lector que pretenda adentrarse en su
literatura. En ella un crítico cultural y profesor de Universidad
acostumbra a acostarse con sus alumnas, al mismo tiempo que no busca
establecer ningún tipo de relación que vaya más allá de una
noche. Una barrera que el protagonista nunca supera hasta que aparece
una mujer que rompe por completo esa distancia que establecía el
profesor y sus conquistas entre el alumnado. Con más de sesenta años
y transitando hacia el final de la vida el hombre ve cómo los celos
y el temor a la pérdida abren una serie de caminos por los que nunca
se atrevió a transitar.
A partir de este
argumento Philip Roth establece un cuadrilátero entre sexo, muerte,
egoísmo y sacrificio, como las cuerdas sobre las que rebotar la
conducta humana y todo lo que va derivando en una relación a partir
de esa lucha. La relación entre el profesor y ese inesperado tipo de
mujer en que se convierte su última conquista permitirá que David
Kepesh, que así es como se llama, descubra una nueva posición
dentro de su ámbito social para lo que Philip Roth se vale de una
intensidad en el lenguaje que te obliga a pensar en alguna de las
frases que es capaz de crear. “Ese fue el verdadero comienzo de su
dominio, el dominio en el que mi dominio la había iniciado. Soy el
autor de su dominio de mí”, esta puede ser una de las muchas
expresiones con las que el autor nos abruma e introduce de manera
imparable en el interior del relato propuesto. Cada fragmento, cada
párrafo, casi cada frase es una invitación para que reflexionemos
sobre cómo el ser humano es capaz de actuar en la sociedad y ante
aquellos que le rodean. Una asombrosa brújula para, desde la
literatura, entender las motivaciones del ser humano. Philip Roth
anuncia su marcha, algo difícil de creer, al estar ante alguien que
en las últimas décadas ha escrito una obra por año. Lo cierto, es
que con lo ya hecho, el autor americano ya se ha convertido en una de
las cumbres de la literatura actual.
(Artículo publicado en Diario de Pontevedra el 12 de diciembre de 2012 tras conocerse la decisión del escritor de abandonar la literatura.)
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