Rue Saint-Antoine nº 170
Poesía.
La pontevedresa Beatriz Hernanz Angulo publica el poemario,
‘Habitarás la luz que te cobija’, una obra sincera y descarnada,
necesaria para hacer frente a la ausencia de los más queridos, pero
también para avivar el conocimiento interior de quien hace de la
palabra el bálsamo que alivie un dolor al que es imposible
renunciar.
El
dolor es parte de la propia vida. La cara amarga de todo aquello que
hace de la existencia un espacio mágico, lleno de instantes,
sensaciones, personas y experiencias maravillosas que nos hacen
evolucionar. El dolor, que se instala en nuestro interior, es ese
espacio sinuoso en el que también debemos aprender a movernos, a
conducirnos por él, convertido en un ámbito de sombras y heridas en
el que tantas veces nos sentimos aturdidos, incapaces de reaccionar a
lo que se nos antoja como algo que no podremos superar. Renunciar al
dolor es una imposibilidad del ser humano, el dolor debe ser
aceptado, integrado en nuestra manera de relacionarnos con nuestro
entorno, con nuestros hábitos de vida, de ahí que el dolor que se
palpa entre las palabras de Beatriz Hernanz sea parte de nosotros
mismos, una piedra más en la mochila en que se convierte el paso del
tiempo en la vida. Un tránsito que la poeta pontevedresa aligera a
través de la palabra, autentica epifanía para nuestro mayor
conocimiento y cobijo en el que guarecerse.
‘Habitarás
la luz que te cobija’ (Editorial Ars Poética) es un firme poemario
que se adentra en ese espacio que sólo la luz puede iluminar. La luz
del afecto, la luz de la memoria, la luz de la necesidad, la luz que
permite desterrar la oscuridad y volver a colocarnos ante lo
realmente importante, el recuerdo irrenunciable de aquellas personas
que marcaron nuestras vidas y ante las que la despedida se convierte
en un abismo que alienta nuestras dudas. En este caso el poemario
parte de la pérdida de su madre y de su hermano, el tan recordado
como querido en nuestra ciudad, Rafael Hernanz Angulo.
A
través de todo este poemario Beatriz Hernanz realiza lo que ella
misma define como una arqueología de si misma, un proceso de
adentrarse en esos sedimentos que la vida va superponiendo en
nosotros mismos y donde cada estrato responde a una parte de lo que
somos; a las situaciones complicadas, traducidas en ese escribir la
noche, como ya hiciera la gran Alejandra Pizarnik, «Palabra por
palabra, yo escribo la noche», mientras Beatriz Hernanz lo que hace
es «Bordar la espera/escribir la noche/en los ojos de mi madre»;
pero la vida también nos deja otros momentos, lugares, sensaciones,
pellizcos que nos hablan de la belleza, de la calma de una mirada
frente al mar, de la búsqueda de ese estado interior en el que todo
se equilibre. Es ese caminar por los bordes de la vida desde donde
tener la distancia necesaria para dirigir la mirada hacia la otra
orilla. Allí donde el silencio, la noche, la ausencia, la memoria,
el dolor, el tiempo y las sombras se aproximan al arroyo de la vida
en la búsqueda de un reflejo, de un instante ante nosotros para
luego evaporarse, dejar de estar, pero nunca dejar de ser.
La
poesía de Beatriz Hernanz es una poesía, por lo tanto, del ser. A
ella se dedica a través de la palabra como vehículo, pero que
necesita de la experiencia como un respiro. Una experiencia traducida
en un movimiento, en viajes que llevan a la poeta a enfrentarse con
otras geografías, con otros territorios, con otras luces. Brasil,
Italia. Ciudades como Sao Paulo, Belo Horizonte, los campos de Siena,
pero también un nocturno en Harlem o un Cementerio marino en San
Juan de Puerto Rico se convierten en los ‘mapas del cielo’ a
partir de los cuales escribir, sentir en tinta lo que la vida ha
puesto ante sus ojos como cicatriz para el alma.
Actualmente
directora del Instituto Cervantes de Palermo, Beatriz Hernanz ocupó
la Dirección de Cultura de esa institución fundamental para la
difusión de nuestra cultura. Anteriormente y tras su Doctorado en
Filología Hispánica por la Universidad Complutense, desarrolló su
labor como docente en universidades inglesas y americanas, y colaboró
como crítica literaria en los principales suplementos y periódicos
españoles, al tiempo que desarrolla una intensa labor poética con
varios poemarios publicados desde 1993.
Dividido
en cuatro partes ‘Habitarás la luz que te cobija’, en palabras
del autor del prólogo, Jorge Edwards, nos sitúa ante «poemas de
una experiencia callada, de una música callada». Cierto es que
entre sus líneas se congelan muchos instantes y la poeta es capaz,
con sus palabras, tan bien escogidas, tan bien ubicadas, de envolver
su discurso con una capa de silencio que le concede a lo que se dice
una pátina de eternidad, de palabra grabada por encima del tiempo.
Esa, la del tiempo, es la única página en la que el poeta debe
aspirar a escribir y a la que Beatriz Hernanz se enfrenta para buscar
una luz que parte desde la infancia, donde, junto a su madre y a su
hermano, la vida era poderosa e inagotable, y cuya luz todavía hoy
debe ser útil para alumbrar una memoria que la necesita como acceso,
como prospección para convertirse en palabra, en palabra de poeta.
Publicado en Diario de Pontevedra 9/02/2018
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