mércores, 11 de abril de 2018

La memoria no puede vivir sin la luz

Rue Saint-Antoine nº 170
Poesía. La pontevedresa Beatriz Hernanz Angulo publica el poemario, ‘Habitarás la luz que te cobija’, una obra sincera y descarnada, necesaria para hacer frente a la ausencia de los más queridos, pero también para avivar el conocimiento interior de quien hace de la palabra el bálsamo que alivie un dolor al que es imposible renunciar.


El dolor es parte de la propia vida. La cara amarga de todo aquello que hace de la existencia un espacio mágico, lleno de instantes, sensaciones, personas y experiencias maravillosas que nos hacen evolucionar. El dolor, que se instala en nuestro interior, es ese espacio sinuoso en el que también debemos aprender a movernos, a conducirnos por él, convertido en un ámbito de sombras y heridas en el que tantas veces nos sentimos aturdidos, incapaces de reaccionar a lo que se nos antoja como algo que no podremos superar. Renunciar al dolor es una imposibilidad del ser humano, el dolor debe ser aceptado, integrado en nuestra manera de relacionarnos con nuestro entorno, con nuestros hábitos de vida, de ahí que el dolor que se palpa entre las palabras de Beatriz Hernanz sea parte de nosotros mismos, una piedra más en la mochila en que se convierte el paso del tiempo en la vida. Un tránsito que la poeta pontevedresa aligera a través de la palabra, autentica epifanía para nuestro mayor conocimiento y cobijo en el que guarecerse.
Habitarás la luz que te cobija’ (Editorial Ars Poética) es un firme poemario que se adentra en ese espacio que sólo la luz puede iluminar. La luz del afecto, la luz de la memoria, la luz de la necesidad, la luz que permite desterrar la oscuridad y volver a colocarnos ante lo realmente importante, el recuerdo irrenunciable de aquellas personas que marcaron nuestras vidas y ante las que la despedida se convierte en un abismo que alienta nuestras dudas. En este caso el poemario parte de la pérdida de su madre y de su hermano, el tan recordado como querido en nuestra ciudad, Rafael Hernanz Angulo.
A través de todo este poemario Beatriz Hernanz realiza lo que ella misma define como una arqueología de si misma, un proceso de adentrarse en esos sedimentos que la vida va superponiendo en nosotros mismos y donde cada estrato responde a una parte de lo que somos; a las situaciones complicadas, traducidas en ese escribir la noche, como ya hiciera la gran Alejandra Pizarnik, «Palabra por palabra, yo escribo la noche», mientras Beatriz Hernanz lo que hace es «Bordar la espera/escribir la noche/en los ojos de mi madre»; pero la vida también nos deja otros momentos, lugares, sensaciones, pellizcos que nos hablan de la belleza, de la calma de una mirada frente al mar, de la búsqueda de ese estado interior en el que todo se equilibre. Es ese caminar por los bordes de la vida desde donde tener la distancia necesaria para dirigir la mirada hacia la otra orilla. Allí donde el silencio, la noche, la ausencia, la memoria, el dolor, el tiempo y las sombras se aproximan al arroyo de la vida en la búsqueda de un reflejo, de un instante ante nosotros para luego evaporarse, dejar de estar, pero nunca dejar de ser.
La poesía de Beatriz Hernanz es una poesía, por lo tanto, del ser. A ella se dedica a través de la palabra como vehículo, pero que necesita de la experiencia como un respiro. Una experiencia traducida en un movimiento, en viajes que llevan a la poeta a enfrentarse con otras geografías, con otros territorios, con otras luces. Brasil, Italia. Ciudades como Sao Paulo, Belo Horizonte, los campos de Siena, pero también un nocturno en Harlem o un Cementerio marino en San Juan de Puerto Rico se convierten en los ‘mapas del cielo’ a partir de los cuales escribir, sentir en tinta lo que la vida ha puesto ante sus ojos como cicatriz para el alma.
Actualmente directora del Instituto Cervantes de Palermo, Beatriz Hernanz ocupó la Dirección de Cultura de esa institución fundamental para la difusión de nuestra cultura. Anteriormente y tras su Doctorado en Filología Hispánica por la Universidad Complutense, desarrolló su labor como docente en universidades inglesas y americanas, y colaboró como crítica literaria en los principales suplementos y periódicos españoles, al tiempo que desarrolla una intensa labor poética con varios poemarios publicados desde 1993.
Dividido en cuatro partes ‘Habitarás la luz que te cobija’, en palabras del autor del prólogo, Jorge Edwards, nos sitúa ante «poemas de una experiencia callada, de una música callada». Cierto es que entre sus líneas se congelan muchos instantes y la poeta es capaz, con sus palabras, tan bien escogidas, tan bien ubicadas, de envolver su discurso con una capa de silencio que le concede a lo que se dice una pátina de eternidad, de palabra grabada por encima del tiempo. Esa, la del tiempo, es la única página en la que el poeta debe aspirar a escribir y a la que Beatriz Hernanz se enfrenta para buscar una luz que parte desde la infancia, donde, junto a su madre y a su hermano, la vida era poderosa e inagotable, y cuya luz todavía hoy debe ser útil para alumbrar una memoria que la necesita como acceso, como prospección para convertirse en palabra, en palabra de poeta.



Publicado en Diario de Pontevedra 9/02/2018


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