AUNQUE LO pueda parecer ante la ingente
cantidad de títulos publicados dirigidos al público infantil y juvenil no
siempre es fácil encontrar un libro que se mueva en unas coordenadas que sean interesantes
para este tipo de lectores. En demasiadas ocasiones muchos de estos libros
pecan de una inocencia que enseguida aburre a quien lo toma entre sus manos,
poseedores de unos argumentos bastantes alejados de lo que puede ser la
cotidianeidad en las vidas e intereses de ese lector más joven, pero que ya
comienza a demandar que sus lecturas se adapten a un universo más real que el
siempre resultón de espacios mágicos y ámbitos irreales.
Niños y niñas como los de hoy en día,
que unen a su universo escolar la práctica de diferentes deportes y la estrecha
vinculación a las redes sociales como manera de engrasar amistades más allá del
contacto físico. ‘La vida en fuera de juego’, publicado por Ediciones SM, es un
magnífico ejemplo de un libro que asienta en sus páginas muchos de esos
ingredientes reales con los que el lector o lectora asume a las pocas páginas
su identificación con la historia que se cuenta, y no lo digo porque lo haya
leído yo (más allá de un par de capítulos) sino por la lectura realizada por mi
hija de trece años a la que el libro le ha gustado mucho. Y eso siempre es de
agradecer, en este caso a su autor, el bilbaíno Galder Reguera, al que estos
días veía ser felicitado desde las redes sociales por personas a las que tengo
en consideración por su nueva novela, ‘Libro de familia’, editado por Seix
Barral, y que ya estoy deseando echarme a los ojos.
Lo cierto es que el nombre me sonaba
cada vez que veía uno esos aplausos, pero era incapaz de relacionarlo con ese
libro que le había regalado a mi hija hace unos meses tras una bendita
recomendación literaria en el siempre necesario programa ‘Página Dos’ que
presenta Óscar López cada martes en Televisión Española. Allí una niña hablaba
de él y de su argumento, la historia de Ibón, un niño de catorce años cuya
pasión es jugar al fútbol y que en medio del inevitable proceso de crecimiento
personal veía en peligro ese sueño. A mi hija Sofía también le encanta el
fútbol de ahí que sin dudarlo, por lo difícil de encontrar este tema dirigido a
adolescentes, me hice en nuestro Cronopios con un ejemplar que rápidamente
Sofía devoró noche tras noche hasta su final.
No es fácil que un lector joven te hable
favorablemente de un libro, más allá de un sonido onomatopéyico. Un «ssshiiii»,
o un «boooohhh», o un más esperanzador «está bien». Así que cuando mi hija me
empezó a contar lo que se contenía en ese terreno de juego literario volví a
ponerle una velita a Óscar López por su programa y a interesarme más por este
autor que, como consta en las solapas del libro, es «licenciado en Filosofía,
gestor cultural, escritor y, por encima de todo eso, hincha». Claro, lo
primero que uno piensa es la condición de ser civilizado por parte de un hincha
de fútbol, y cómo este deporte también puede ofrecer una vertiente desde lo
cultural a la sociedad, y en este caso concreto, a la juventud, a través de la
que es su primera novela juvenil, pero seguro que también desde su trabajo como
miembro de la Fundación del Athletic Club. Todos los que merodeamos alrededor
del planeta fútbol sabemos de los valores o los rangos de importancia en sus
gestos y actitudes de ciertos clubes deportivos. Así que en el Athletic me da a
mí que tienen mucha suerte de tener en su interior a alguien que escribe así, y
que entiende el fútbol como un ámbito de trabajo que puede conectar con los
jóvenes y provocar su interés desde la cultura, lo que en nuestros tiempos
tiene la misma importancia que lograr esa Copa del Rey que el club tiene en
stand by hasta que volvamos a saltar al terreno de juego de la vida.
Y es que en estos días del desasosiego,
en los que realmente nos sentimos en un clarísimo fuera de juego frente a la
vida, encontrar un libro así puede servir a los chavales para sentir, desde
algo que les es afín, como el fútbol, esa idea de que la vida es también una
permanente superación. En estas semanas de cuarentena estamos viendo como su
papel también es de mucho mérito frente a otros sectores bien reconocidos.
Enjaulados como leones, no en San Mamés precisamente, sino en nuestras casas,
todos ellos están asistiendo a una importantísima lección, la del compromiso
con la sociedad en la que se están criando, un compromiso muy complicado para
quienes hacen de la libertad su máximo anhelo y eso es muy de agradecer por
todos. Si además de esa lección pueden leer libros tan interesantes para ellos
como ‘La vida en fuera de juego’ estes encierros tendrán no sólo una eficacia
en la salud colectiva de nuestro entorno más inmediato, sino también en la
salud de nuestros hijos, ya que leer algo como «¡Fútbol es dinámica de lo
impensado!» es algo que no se olvida fácilmente.
Publicado en Diario de Pontevedra 31/03/2020