domingo, 30 de xuño de 2013
Madiba
domingo, 23 de xuño de 2013
Dinastía Jabois
Nostalgia jubilosa
xoves, 20 de xuño de 2013
Paisajes fotográficos
mércores, 19 de xuño de 2013
Fugas desde Castroforte
martes, 18 de xuño de 2013
‘Siempre acabamos llegando ...’
Bajó
del estrado y un tumulto de lectores le rodeó, entre ellas una señora que
portaba en sus manos uno de sus libros. Ante la petición de una firma, el
escritor portugués no puso buena cara y seguidamente recriminó a la lectora
diciéndole que aquel no era el acto adecuado para ponerse a firmar libros. José
Saramago había llegado a Pontevedra a participar en un congreso sobre Gonzalo
Torrente Ballester y su obra ‘La saga/fuga de J.B.’. Admirador del escritor
gallego, del que curiosamente se celebró el pasado domingo el centenario de su
nacimiento, y en especial de ese título al que comparó con el Quijote, Saramago
se presentó en la ciudad con esa aura que poseen los Nobel y la sensación de
estar tocados por un halo divino. Es posible que junto con Mario Vargas Llosa,
José Saramago sea el escritor del que más títulos haya leído, a lo que se le
suma una mirada del mundo y de sus conflictos tan lúcida y comprometida como
sus propios textos. Desde la rendida admiración que todo ello comporta, y hasta
una asumida condición reverencial, como era lógico y timidez aparte, mi
insignificante presencia pasó desapercibida ante su figura. Sin querer
importunarle mi única intención era la de sentir cercana la presencia del
escritor, corporeizar aquella pluma que tantas buenas horas me había hecho
pasar. Creo que durante unas décimas de segundo las mangas de su chaqueta
rozaron mi brazo, mientras aquella señora reducía su admiración por el Nobel a
marchas forzadas. Me sorprendió su delgadez y altura, pero sobre todo su
calavera, un rostro ajado por los años, huesudo, un armazón en el que se
sustentaba parte de la mejor literatura del momento. Profundo e irónico, serio
y burlón, no sé si me gustaba más leer sus libros o escuchar sus comentarios
tras una pregunta.
El
viaje del elefante ha llegado a su fin. Ese viaje a través de Europa de un
paquidermo de su penúltimo libro metaforiza lo que ha sido su existencia, sobre
todo en lo relacionado con su compromiso con un territorio geográfico y humano,
una realidad fundamentada en la confianza en esta península, en la que cada vez
menos confían, en este rincón por el que apostaba como una unidad, una entidad
que sumaría valores y renovaría su fortaleza secular. Para ese libro el
escritor escogió la siguiente frase de un supuesto Libro de los Itinerarios
como preámbulo a la novela: ‘Siempre acabamos llegando a donde nos esperan’. No
se me ocurre mejor frase para cerrar este recordatorio, o quizás sí. Aquella
señora finalmente se llevó un libro firmado por José Saramago.
Miserias de una guerra
sábado, 15 de xuño de 2013
A cerdeira
venres, 14 de xuño de 2013
El grifo
ESTÁ LLENANDO el Ministerio de Economía la prensa de todo el Estado de grifos abiertos, un chorreo continuo que va contra natura, ya que todo el mundo sabe que agua y papel no se llevan nada bien. Pero del grifo del ministro de Guindos no sale líquido, sino palabras, ¡Bienaventurados los que crean en sus palabras porque de ellos será el crédito! Y es que de esos grifos caen a caño abierto millones y millones de euros. Un estímulo para abrir el grifo del crédito (y seguro que pagaron un pastizal por la metáfora del grifo) para que fluya el capital por un país que se rasca los bolsillos para encontrar uno de esos nuevos billetes de cinco euros. Ha llegado el momento, ha llegado el momento... se repite la letanía en este poema del orbe económico. Con lo que esperábamos este momento y ahora que llega tenemos tal flojera de piernas que ni siquiera podemos llegar hasta el banco, si es que todavía sigue allí.
mércores, 12 de xuño de 2013
«Hay que intentar dar la vuelta al dolor para que no te destruya»
luns, 10 de xuño de 2013
O espazo: razón e sentimento
domingo, 9 de xuño de 2013
Botellas
xoves, 6 de xuño de 2013
La emoción de las cosas
mércores, 5 de xuño de 2013
Un poeta en Nueva York
martes, 4 de xuño de 2013
Tallando una joya
domingo, 2 de xuño de 2013
Líneas
Líneas como las de esos mapas que en Pontevedra deberían traducirse en el inalcanzable Plan General de Ordenación Urbana, de esas líneas ahora cuelgan las pinzas que sostienen los sudarios de unos políticos que siguen empeñados en alejarse de la ciudadanía, negándole el documento más necesario para la ciudad y su crecimiento. Años de cajas de ida y vuelta, adelantos y paradas, zancadillas y estratagemas, intereses y desintereses que muestran el sometimiento de la política a los partidos en vez de estar sometidos a los ciudadanos. Una madeja que ya lleva demasiados años enredándose sobre sí misma y que sería tan fácil de desenrollar como lograr que se sentaran ante una de las mesas de Francesco en Il Piccolo los señores Lores, Louro, Moreira y el conselleiro Agustín Hernández para degustar un Filetto Puccini con un buen Lambrusco. Les aseguro que estos años de desesperación se convertirían en firmas. Si Francesco es capaz de colarse entre los cinco restaurantes del mundo que optan al galardón Ospitalitá Italiana desde Pontevedra, que no puede lograr con nuestros políticos, y hasta escucharíamos el coro de Aída, aunque me da a mí que esta política de sentarse a hablar diferentes grupos políticos en torno a una misma mesa y pensar en el bien común en vez de en el bien partidista no casa mucho con lo que estamos presenciando durante estos meses de zozobra general. ¿Y luego se preguntarán el por qué de tantas cosas?
Líneas rojas como las que de manera concéntrica decoran la factoría de Ence, líneas que se quiere ahora saltar con la modificación de la fecha de su cierre y deseado traslado con una nueva ley que echa por tierra ilusiones, esperanzas y marchas como la que hoy volverá a convocar a los que han dedicado su vida a luchar contra ese error del pasado que seguimos pagando en el presente a partir del precio sobre una naturaleza que agoniza en voz baja por cortesía. Estoy pensando Francesco, que si alargas un poco más la comida, con esos comensales, matas dos pájaros de un tiro.
Esa naturaleza es la que ampara y sustenta la más importante aventura artística desarrollada en nuestra ciudad, si me apuran desde las becas que concediera la Diputación de Pontevedra en los años veinte del pasado siglo, y que no es otra que la Illa das Esculturas. Aquellas becas fueron el pasaporte para los nuevos artistas del arte gallego que deseaban beber de unas vanguardias que eran dinamita para un arte adocenado, convirtiendo a los Torres, Laxeiro o Colmeiro (¡qué placer poder poner en primer lugar al que siempre viaja en el furgón de cola!) en nuestras línea artística de vanguardia y que tan bien nos están explicando Antón Sobral y Antón Castro durante unas jornadas que el Museo de Pontevedra organiza para ‘Aprender a mirar el arte’. Y es que mirar el arte suele ser algo con lo que la gente se rompe demasiado la cabeza, buscando una comprensión que imponen por encima del aspecto sensitivo, que debería ser el fundamental. Son muchas las personas que echan pestes de las obras de la Illa das Esculturas y que nadie osa comparar con, por ejemplo, las Meninas de Velázquez. ¡Pero si allí se entiende todo! ¡Y está tan bien pintado! Bien pintado está, no lo negaré, Dios me libre, pero ahora, entender, entender... lo mismo que esa ‘Pontevedra line’ de Richard Long. Como si la infantería museística comprendiese, ante el cuadro de Velázquez, cómo era la monarquía de Felipe IV, el papel del pintor en la Corte o la mitología que esconde, y es que muchas veces lo que nos agrada a la vista no siempre es lo más comprensible.
Lo importante en cualquier arte es su explicación, acercar su presencia a la ciudadanía para interactuar con ella e incentivar el respeto a partir del conocimiento. Desde 1999 en que la Illa das Esculturas brotó en el altar mágico en que se ha convertido esa isla que se erige sobre el Lérez, como una ofrenda de piedra e inspiración, nunca se ha hecho nada por explicar ese territorio en el que arte y naturaleza ofrecen una lección magistral de cohabitación a la altura de otros espacios de este tipo en Europa y EE.UU. Un tesoro que dejamos varado y olvidado pero que parece querer resucitar. Mañana mismo la artista Itziar Ezquieta nos propone un recorrido para entenderla, pero sobre todo, para sentirla a través de las líneas creativas de doce gigantes de la escultura. Nombres que anidan en los libros y que llenan de público los museos del mundo entero.