luns, 29 de xuño de 2015

O horror feito palabra


Non deixa Ledicia Costas de dar pasos cara adiante na súa conformación como escritora. Pasos firmes como os que nos levaron ao inframundo o pasado ano coa súa ‘Escarlatina, a cociñeira defunta’ que acadou o Premio Merlín de Literatura infantil, e agora ese andar lévanos a outro inframundo, este tan real coma noxento polo que ten de medida do que é quen de facer o ser humano (chamándolle así dende a máis fonda xenerosidade).
‘Un animal chamado néboa’ artéllase a partir dun conxunto de relatos que xiran en torno a diferentes sucesos que ocorreron durante a II Guerra Mundial, abofé o episodio más vergoñento da nosa historia común, e no que se traspasaron todo tipo de liñas para facer de nós, como especie, un absoluto fracaso. Ese fracaso é no que se encarga de abondar Ledicia Costas, facéndoo sen concesións, dun xeito aterrecedor e que non en poucas ocasións obrígate a levantar a mirada do libro para ollar cara o infinito, para apartar a mirada ante o que nesas páxinas se relata, dun xeito tan eficaz que un sinte atoparse ante esa escena na procura de aire, pero tamén na busca de respostas. Respostas que aínda hoxe, tantos anos despois, un é incapaz de atopar. Que é o que pode levar ao home a facer unha serie de actos coma eses? Por que esa ausencia de respecto hacia nós mesmos? Vendo os acontecementos do noso tempo, aprendimos algo de todo aquilo? 
Nun dos capítulos do libro escríbese isto: «Hai veces en que o silencio é o único camiño», e é ese silencio no que nos mergulla dun xeito abisal Ledicia Costas, a magnífica escritura do libro é quen de arredar toda unha serie de percepcións que deixan ao lector sen folgos, abrumado polo que se conta, se capacidade de resposta, caendo nese silencio como o único camiño para poder continuar na lectura do escrito. O cerco de Leningrado, os campos de concentración, a fronte do Pacífico ou o xuízo de Nuremberg... son só algúns dos escenarios escollidos pola autora para dar pé a falar dunha serie de sucesos nos que se recoñece un fondo traballo de documentación que se converte en literatura a medida que Ledicia Costas abre a boca dese lobo no que nos introduce liña tras liña, arrepío tras arrepío, cunhas historias que abraian por que se deran, pero tamén pola capacidade da escritora para enfrontarse a elas.
Neste intre é cando xurde outra desas preguntas Porque este libro Ledicia Costas? Cada páxina que un pasa pregúntase que é o que leva a un escritor a poñer negro sobre branco dun xeito tan descarnado e directo, e un só pensa que beizóns para eses autores que baten en nós para que nunca esquezamos o que pasou ben preto das nosas casas, pero sobre todo, para que tentemos comprender o que podemos chegar a agochar dentro de nós, o xérmolo dun mal que pode xurdir en calquera momento para poñernos en dúbida incluso como seres humanos.




Publicado no Diario de Pontevedra e El Progreso 28/06/2015

sábado, 27 de xuño de 2015

¡Sus, y a ellos!



¡No va más señores! A vida o muerte, como el fútbol de antaño, ese al que ya nos hemos desacostumbrado acomodados en los tacticismos de los entrenadores, la apatía de los jugadores y la asepsia de los medios de comunicación. Así se construye el partido de hoy, la Estación Termini de una fase de ascenso plagada de puntos que analizar una vez pasada la cita de esta tarde, con independencia del resultado.
Hoy ya queda atrás todo aquello del calor y el viento de La Palma, o las pérdidas de tiempo del Mensajero, o los calambres de aquel árbitro, o los campos de hierba sintética, o los penaltis que siempre nos pitan en contra, o la falta de puntería ante la meta contraria, o el salir al campo a ver qué pasa, o los insultos del entrenador contrario... hoy solo sirve una cosa, ganar, y para eso hay que valerse de otra palabra, fútbol. Lo demás, ajo y agua.
Cuenten lo que les cuenten el Pontevedra c.f. llega hasta el partido trascendental tras conducirse por el alambre durante toda la fase de ascenso y sin haber dado nunca la impresión de ser el equipo que debe mandar, el que debe imponer sus reales (el presupuesto así lo dice) ante los diferentes rivales que le han tocado en suerte. Es posible que el fútbol tal y como se entiende hoy y como los teóricos nos explican de manera monocorde, debe irse modulando en función de lo que vaya sucediendo en el terreno de juego, con los caballos atados en corto y soltándoles las bridas solo cuando el resultado obliga. ¿Qué tal pensar un día en salir a decir aquí estamos nosotros, somos el Pontevedra c.f.? Empujar y empujar para, a los quince minutos, tener al rival colgado del travesaño achicando agua y con el miedo metido en el cuerpo. Lo sabios dirán que entonces se corre el peligro de encajar un gol a la contra, que luego habría que meter tres y demás futuribles, pero se olvidan de que hasta ahora hemos estado siempre contemporizando, y algún que otro susto ya nos hemos llevado, ¿no creen?
Habrá que ver si todo es una cuestión de carácter y si esta plantilla es capaz de dar el puñetazo sobre la mesa, también de que le dejen darlo, para poder decir aquí estamos nosotros, los del hueso en la boca y los que defendemos a Roelio a muerte, que es feo, sí, pero es nuestro feo.
En esta tarde de estampitas y ajos yo les traigo la mía, la de una invocación permanente a aquellos que dejaron esta camiseta convertida en una gigantesca mole que casi nadie ha sido quien de mover. Pocos equipos han tenido que arrastrar una carga autodestructiva tan grande como la de este club en base a sus años de gloria y esplendor, a la construcción legendaria de una imagen que se ha convertido en la sombra más grande para el propio club. Pese a todo eso, yo que quieren que les diga, me quedo más tranquilo poniendo una fotografía de Cholo y sus pletóricos muslos para rezarle tres Padrenuestros y dos Avemarías que pensando en los cuatro partidos anteriores disputados por el equipo. Pero hoy todo debe ser distinto, Pasarón será el lugar donde aguar el vino de Rioja, donde el Pontevedra c.f. volverá a gozar de un ascenso como aquel otro 27 de junio de 2004 en el que, como tan oportunamente nos recordó Xaime Nogueira, llenamos calles y plazas de color granate, de las fuentes manaron durante siete días los néctares más variados y todo fue alegría. Es lo que tiene el fútbol, que todos, los fieles y los menos fieles, los meritorios dos mil aficionados que van semana tras semana al campo, y los más de diez mil que irán hoy, o los veinte mil que saldrán a la calle cuando finalice el partido, respirarán todos juntos, más que por una camiseta, por una ciudad, que al fin y al cabo es lo que reside tras un éxito deportivo. Yo no sé si a los jugadores les habrán mostrado durante la semana las imágenes de aquella celebración de 2004 o incluso si les presentaron a Cholo alguna vez. Algunos, agarrados a una pizarra, pensarán que todo eso son tonterías, que hoy al campo no salen a jugar ni Cholo, ni Martín Esperanza, ni Xaco ni Javi Rodríguez y yo pienso ¡qué equivocados estáis! Porque hoy jugamos todos, y eso es lo que tienen que entender cada uno de los jugadores que saltarán al terreno de juego, de ellos depende que este Pontevedra c.f. vuelva al lugar del que nunca se debió marchar y al que tanto necesita volver. Sin cuentos chinos de presiones ni otra zarandajas. ¡Señores, hoy toca ganar! Por aquellos jugadores de blanco y negro de los tiempos de El capitán trueno, pero también por los que lloraron en Numancia y los que se frotaron los ojos ante el Mensajero. Por todos, ¡Sus, y a ellos!




Publicado en Diario de Pontevedra 27/06/2014
fotografía: Cholo despejando un balón con Gato batido en un Córdoba-Pontevedra c.f. (1964). Framar. Archivo Diario de Pontevedra

mércores, 24 de xuño de 2015

El libro, objeto de pasión


El bibliótafo es un cazador de libros, un ser al que no le importan las distancias a la hora de localizar y hacerse con el libro deseado para, posteriormente, encerrarlo como a una presa disecada y agrandar así su orgullo de cazador, alimentado solo con saber que esa es ya una posesión suya. Los libros se apilarán en estanterías, en muebles que ante esa pasión se quedarán siempre pequeños debiendo el bibliótafo abrir los horizontes de su zoológico para acoger a los nuevos inquilinos.
Este pequeño libro que la editorial Periférica ha rescatado, como ha hecho con tantos otros, del olvido más absoluto (era un texto inédito en español, pese a haberse escrito en 1898) nos muestra la realidad de uno de esos bibliótafos. Un coleccionista de libros que en los Estados Unidos de finales del siglo XIX dedicó su vida a la localización y acolmatación de esos libros por los que presentaba una especial devoción. 
Los viajes hacia otras ciudades, el cuidado en la selección de ediciones, la presencia de una firma en su interior... son solo algunas de las componentes que motivan al bibliótafo a vivir la pasión del libro y su conquista. Un personaje pintoresco capaz de modificar su relación con el entorno en base a esa pasión. 
El libro transitará por todo ese devenir en torno a la localización de otros libros, pero también por cómo responde su protagonista ante sus relaciones más próximas, familia, amistades, vecinos... siempre dependientes de lo que suceda con esas búsquedas, desplazados física y mentalmente de ese francotirador absolutamente centrado en la búsqueda y captura de ese volumen por el que tanto tiempo lleva suspirando. Ni el dinero, ni las distancias, supondrán un problema para quien está dispuesto a todo para que su colección literaria siga ampliándose. Una ampliación que afecta también al espacio físico achicado por la llegada de nuevos inquilinos y que, como sucede en este caso, debe ampliar sus estantes hacia otras latitudes, así será como el desván en el que guarda sus libros se queda pequeño y debe proseguir su colección en un almacén que provoca la curiosidad de un barrio que se agolpa ante sus cristales para comprobar lo que allí se guarda con tanto misterio. Caras pegadas a los ventanales para intentar descubrir qué se esconde en su interior, lo que solo son libros pero que para ese hombre son un objeto de culto e idolatría.
Y junto al libro, la peripecia, el encuentro con toda una serie de personajes a los que te enfrentas en cada una de esas búsquedas, muchos de ellos obstáculos que sortear para que la caza llegue a buen fin. Pero nuestro protagonista, perfectamente delimitado por el autor del libro, Leon H. Vincent, tendrá disponibles armas, muchas de ellas surgidas de sus lecturas, tales como la inteligencia, el humor o la acidez, para poder hacerse con aquello que más ama en el mundo, un libro.






Publicado en Diario de Pontevedra y El Progreso de Lugo 21/06/2015

martes, 23 de xuño de 2015

Fotografar o silencio

Rue Saint-Antoine nº170
Fotografía. Ex alumnas da Facultade de Belas Artes de Pontevedra, Marta Cerviño e Maya Kapouski, baixo o comisariado da actual decana da Facultade, Silvia García, desandan os seus pasos para deixar constancia do seu traballo. Do compromiso cuns estudos que as levaron a facer da arte un xeito de expresión e unha aposta de vida.


Pasan uns poucos minutos das doce da mañá. A Sala X da Facultade de Belas Artes está baleira, nin visitantes, nin sons, só un silencio que semella materializarse a través da luz do mediodía que entra pola fiestra. Esa luz o inunda todo, e converte as fotografías que colgan das paredes da sala en todo un espectáculo, o complemento axeitado para que esas imaxes retomen a forza que unha vez que te atopas fronte a elas eres quen de descubrir. Si, porque aínda que non o crean, o silencio pódese retratar, acádao a música dun xeito máis evidente, pero tamén a fotografía, cun discurso conceptual tras ela, tamén o pode chegar a facer. E aquí a proba.
‘Retratos e silencio. (Case branco)’ é o título que Marta Cerviño e Maya Kapouski escolleron para amosarnos o seu traballo. Unha aposta dende a fotografía para capturar un silencio que semella pousado en numeroso obxectos, rincóns, ou espazos da nosa vida. Ese silencio semella saír fóra das fotografías destas dúas artistas, para desenvolverse pola sala, para converterse en atmosfera que enche co maxín da arte esa Sala X convertendoa nun lugar singular. Dúas apostas diferentes pero que coinciden nunha complementariedade que vai do xogo interior ao exterior, do plano corto ao plano longo ou da observación á participación
Suspendido, a súa presenza determina gran parte do que aquí vemos, un tempo entendido como testemuña do vivido, pero tamén como notario ante a nosa presenza. Cada unha das pezas de Marta Cerviño debería ser analizada con precisión case que quirúrxica. Cada fotografía, ollada detidamente, é unha barbaridade de boa, unha condensación de sensacións e percepcións nunha pequena mirada que fuxe do fugaz, do transitorio, para converterse en eternidade. Abofé que o derradeiro motivo para a súa publicación é o de trasladar ao espectador ese senso de atemporalidade do cotiá, o cincelar unha mirada adoitadamente fría e afastada do que vemos cada día na nosa contorna máis inmediata.


Esas miradas son pequenas. Nelas reflíctense fragmentos, cáptanse detalles, tómanse recunchos elevados á categoría de escenario... e todo iso convértense na recuperación de todo aquilo que forma parte das nosas vidas e co que moitas veces non somos moi xenerosos por ese contacto cotiá. Cortinas, sillóns, camas... son como pequenos latexos nos nosos fogares, elementos que en moitos casos nin nós mesmos chegamos a mercar, senón que foron outros, os que viviron nesas casas antes ca nós, os que se decantaron por eles e entenderon que merecían formar parte desta nova vida na que a realidade marca o seu devir e na que os que vivimos hoxe nos tocar desenvolver a nosa vida.
E xunto a esas miradas Marta Cerviño propónnos outras, estas fan do tempo unha pegada na propia peza. A súa serie flores murchas está chea de fermosura e explica iso tan fascinante que xurde cando algo deixa de ser fermoso pero no que sempre hai un instante de beleza final. É a derradeira beleza antes do fin, o remate a unha espléndida realidade que se ve abocada ao fracaso. Unha agonía rexistrada de maneira maxistral e que pelexa con esa luz que entra pola fiestra coma unha loita entre a vida e a morte, entre o pasado e o presente, un enfrontamento co destino e a realidade.
Deses interiores pasamos aos exteriores de Maya Kapouski. Neles ábrese o foco e saímos ás rúas, atopamos tamén a complicidade do grupo, a pandilla como representación dunha xeración que se ubica nos seus escearios habituais converténdoos, dese xeito, en xeografías cunha carga para nada afastada de intimidade. Unha estética en moitos casos propia da publicidade ou do cine, evocacións dunhas representacións que definen un tempo, ou mellor dito unha temporalidade, é dicir, un fragmento de vida, unha fuxida das etapas da experiencia, deses tránsitos que constrúen a nosa personalidade e que se van queimando a lume lento, aínda que o tempo os poña diante de nós coma un lóstrego. A arte tamén ten esa capacidade, e dentro dela a fotografía, como poucas ramas válenos como dietario de todas esas experiencias. Aínda que ese plano se abre, que nos afastamos dos interiores reflectidos por Marta Cerviño, nas pezas de Maya Kapouski tamén hai moito de intimidade cunhas esceas que xurden desas vivencias e polo tanto moi achegadas á experiencia.


Miradas interiores e exteriores. Reflexións arredor do que temos preto de nós a cargo de dúas mulleres que estudaron na Facultade pontevedresa e que a ela voltan xa como artistas, como definidoras dunha linguaxe e dun argumentario que exemplifica o bo facer deste centro de estudos que non deixa de alimentar á sociedade cunha chea de creadores cada vez máis preparados para reflexionar sobre ela, para representala e para levar ao público o reto de enfrontarse con todo ese universo plástico. Aínda teñen ata o 3 de xullo para visitar esta mostra, para descubrir a dúas mulleres confiadas do que fan, sabedoras tamén de que esta é só unha parada máis nun dificil camiñar, pero do que estamos seguros é de que dende a súa capacidade de mirar e reflectir o que ven nunha fotografía todo será moito máis sinxelo. Máis dificil é fotografar o silencio.





Publicado en Diario de Pontevedra 21/06/2015
Fotografías de Tania Moreira

luns, 22 de xuño de 2015

El óxido, un paisaje eterno

Obituario. La muerte del pintor Manuel Aramburu deja a Pontevedra sin uno de sus pintores más singulares. No solo como creador de un universo propio sino como forjador de decenas de pintores, el adiós de Manuel Aramburu solo podrá ser cubierto con la redimensión de su propia obra iniciada con la exposición antológica del Museo de Pontevedra de 2012.

Falleció Manuel Aramburu, pero su pintura siempre quedará ahí. Es la gran virtud de los artistas, del creador capaz de modelar esa realidad paralela a la nuestra que pervive pese a la finitud de su autor. Manuel Aramburu consagró su vida a esa labor, la de hacer de la pintura una patria inagotable, un discurrir entre horas en el estudio, pinceladas y la maravillosa capacidad para enseñar. Sí, enseñar. Se hablará mucho estos días de su obra, de esos cuadros tan característicos, de esas chatarras que se retorcían entre sí consiguiendo de manera asombrosa cuadros muy diferentes buscando la belleza donde ésta se agotaba, pero de lo que quizás no se hable tanto es de esa maravillosa labor como enseñante de la pintura, de la que muchos jóvenes y no tan jóvenes, han hecho una pasión gracias al buen trabajo de este leonés hecho pontevedrés. Cada cierto tiempo la galería Sargadelos se llenaba con obras procedentes de sus alumnos, con trabajos más o menos afortunados, pero que lo que venían a representar era ese nexo cómplice con la pintura.
Asomarse a la pintura de Manuel Aramburu es hacerlo a una obra singular, y este ya es un gran privilegio del artista. El no imitar, el desarrollar un camino de experimentación propio. En más de una ocasión he tenido el privilegio de charlar con Manuel Aramburu, en su estudio o fuera de él, en algún encuentro fortuito por la calle, preparando una charla junto con Francisco Pablos en la Beca de Pintura Xavier Pousa que él mismo dirigía en el Balneario de Mondariz o preparando una exposición, la última vez hace poco más de un año con motivo de la muestra colectiva ‘Unha mirada, dous tempos’ en la que él participó con dos de sus obras en el Café Moderno. Tras facilitar toda la labor de coordinación de la exposición, y notar su ilusión por estar en una muestra de artistas ligados a nuestra ciudad, siempre mostraba su deseo por conversar sobre la pintura, y en eso nos metíamos. Yo con las orejas bien abiertas y él contándome historias sobre los años transcurridos desde el ejercicio de esta vocación. Siempre se descorría entre sus palabras una cierta amargura por verse más reflejado en libros y monografías publicadas fuera de Galicia que en publicaciones de su tierra. Entendía que sus cuadros no eran lo suficientemente valorados por las calidades que indudablemente poseían, de ahí la importancia de esa gran exposición desarrollada en el Museo de Pontevedra en 2012. Allí reconocimos una obra que crecía a partir del dibujo, que se modeló a través del paisaje y que reposó en esos otros paisajes férreos. Sí, paisajes, porque al fin y al cabo Manuel Aramburu con sus óxidos no hacía más que paisajes. Territorios que le permitían definir todo lo que a él le importaba en la pintura, preocupándole muy poco lo que eso podía suponer en cuanto al impacto crítico. Las numerosas vidas del hierro, los diferentes estadíos por los que puede pasar ese metal, eran la excusa suficiente y necesaria para volcarse en ese mundo ya irrenunciable una vez que apareció en su vida. Esa exposición definió una vida entera, argumentaba un proyecto vital y profesional y colocaba a Manuel Aramburu como el pintor que era, que él ya sabía, pero que muchos aún no habían querido ver. Todavía recuerdo esos paisajes de O Paraño, tan desconocidos como impactantes, tan abrumadores en su hondura como necesarios para entender sus posteriores valles de chatarra.
Pasé varios años de mi vida en una una etapa con demasiadas horas muertas cobijado bajo uno de sus imponentes cuadros. Era una pieza espectacular que se encontraba en la cafetería de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Vigo. En aquellos años de naufragios yo no conocía a Manuel Aramburu, y su obra me era completamente ajena, pero de las pocas cosas que recuerdo de aquel tiempo fue ese gran paisaje de óxido y chatarra convertido en una especie de aliviadero a aquellas horas desesperanzadoras. La vida y sus caprichos me llevaron a conocer a Manuel Aramburu, y tras muchos encuentros todavía no me atrevía a decirle lo importante que había sido aquel cuadro para mí, una especie de ventana abierta a un futuro que no se acababa de clarificar. Creo que cuando se lo comenté, con más confianza, y a raíz de esa gran exposición del Museo de Pontevedra, se sintió honrado, o eso creí adivinar en esos grandes ojos parapetados bajo unas gruesas gafas. Es la capacidad del arte para trascender a las personas, para convertirse en una dimensión eterna en la que los seres humanos somos simples anécdotas.



Publicado en Diario de Pontevedra 22/06/2015
Fotografía: Manuel Aramburu en su estudio en 1996 (Miguel Vidal)

domingo, 21 de xuño de 2015

Tempo de vida e arte

«O mercado ignora que o que importa da arte é a súa vida subterránea, o que acontece cando unha persoa vese afectada polo que viu, escoitou ou leu. Iso é, precisamente, o que non se pode cuantificar» (John Berger)


Se nos bota enriba o verán coas súas longas xornadas, as súas horas de luz e a invitación a saír á rúa. E Pontevedra se algo é, é rúa. «Érase unha cidade a unha rúa pegada/ érase unha rúa superlativa,/érase unha rúa saión e escriba/érase un peixe espada moi barbado», podería ter escrito o gran Quevedo se unha máquina do tempo o trouxese aos nosos días a carón do Lérez.
Tempo e rúa que se xuntan para facer aínda mellor do que é a esta cidade. E a esas coordenadas durante estes días engádeselle o complemento perfecto, a arte, con varias exposicións cheas de calidade en diferentes espazos de Pontevedra que invitan a percorrelos e a descubrir o ben que lle senta a esta cidade as miradas dos artistas. Plantexar un itinerario axeitado debe quedar nas mans do visitante, que debe xuntar o pracer do camiñar, de metrominutear polas nosas rúas e logo decidir onde repousar ollando o que fan todos eses creadores. Pontevedra recuperou moitos novos espazos para a creatividade que sumar aos que xa levan tempo compoñendo as súas programacións, iniciativas privadas e arriscadas por parte dos seus donos que confían no que aquí se fai e se pode chegar a facer. Polo tanto, o que aquí se amosa é só unha parte dese todo, unha parte, iso si, chea de talento e magnetismo cara o espectador, e de feito nestes momentos coinciden na nosa cidade un conxunto de extraordinarias exposicións. Diferentes nas súas formulacións, variadas nas temáticas e nos seus integrantes, pero iso é a súa gran riqueza.
Unha semana é o tempo que queda para que se acheguen á Fundación RAC, a nosa Sixtina da arte contemporánea, e un dos lugares en Galicia onde a arte de hoxe ten un mellor refuxio. Alí unha espectacular mostra de Marcos Covelo vailles facer pensar, e a desentrañar moito dos procesos comunicativos de hoxe, as interferencias que neles se producen, as máis das veces ocultando o realmente importante, aquilo que a moitos non lles gusta exhibir, aínda que sexa o realmente importante. O adagio dylaniano de que «as respostas están no aire», aquí ademáis de darlle título a mostra, revélase como toda unha posta en cuestión do tanxible ou non desas respostas. Ben cerca dese espazo, no Sexto Edificio do Museo de Pontevedra, a exposición de Pedro Solveira recolle setenta anos de carreira e o fai moi ben. Unha exposición de calidade e cantidade para achegarse á obra dun dos nosos creadores máis importantes. Un creador experimentado que ten complemento nos doce artistas que no Café Moderno Afundación forman parte do que poderíamos chamar a xeración dos cincuenta en Pontevedra e que a través de só dúas obras tentan resumir iso tan imposible de antemán que é o reflectir toda unha vida adicada a arte. ‘Unha mirada, dous tempos’.
Yolanda Dorda é un descubrimento, unha muller que nos trae a súa pintura chea de afouteza e decisión á Sala de Exposicións da Delegación da Xunta de Galicia, un impacto que nos lles vai a deixar indiferentes. Descúbrana tamén. E neste percorrido non podemos obviar o noso gran viveiro de artistas, a Facultade de Belas Artes que, na súa Sala X, amósanos a obra de dúas ex alumnas, Marta Cerviño e Maya Kapouski que dende a fotografía xeneran un espazo cautivador a través diso tan difícil como é fotografar o silencio.
Quédannos as dúas últimas, as máis recentes na súa inauguración ao longo desta semana, e tamén ambas, protagonizadas por xente nova. María Ledo na galería About-Art, fai da pintura un territorio de valentía ao non ter medo a pintar ao ser humano, tantas veces esvaído en propostas máis abstractas que parecen ser as que dictaminan os mercados artísticos. Os seus rostros, que nos miran directamente, son un desafío para que nos acheguemos a unha revalorización da pintura. E rematamos no Pazo da Cultura, cunha cita xa tradicional dos nosos veráns, ‘Do  final e do comezo’, na que se amosan os traballos que son quen de facer os recén graduados en Belas Artes.
Como ven hai onde escoller, agora é o seu tempo, o de visitar estas exposicións e o de facer da rúa un territorio de vida. E déixolles unha suxerencia, ou unha idea, boa e gratis, a da apertura destes espazos en horarios non tanto de oficina como de ocio. Noites de arte e lecer. Anímense!


Publicado no Diario de Pontevedra 20/06/2015

martes, 16 de xuño de 2015

Scherzo y fuga de Pedro Solveira


Rue Saint-Antoine nº 170
Arte Pocos artistas pueden singularizar su trabajo como Pedro Solveira, y con un valor añadido, y es el que esa singularidad se renueva cada cierto tiempo a través unas obras que se desafían a sí mismas. Trabajos que se desarrollan en el tiempo y a los que ahora tenemos acceso gracias a una espectacular exposición en el Museo de Pontevedra.

Pedro Solveira posa ante una de sus piezas

Tras recorrer la exposición retrospectiva de Pedro Solveira a uno no le cabe la menor duda de que esta sería la gran exposición del verano en Pontevedra, pero nos encontramos con que la exposición se clausurará justo un mes después de su apertura, el 5 de julio. Un trabajo de meses y meses, de toneladas y toneladas de obra, que se consumirá en treinta días, como un suspiro, como una nota musical que se evade en el aire. Apúrense y no se pierdan entonces la exposición, a poco que se despisten la encontrarán cerrada.
En el primer párrafo de este artículo ya ha asomado la palabra música, fundamental para establecer las coordenadas del trabajo de Pedro Solveira, fiel acompañante en las largas horas de trabajo en el taller, incontenible fuerza inspiradora de unas obras que concretizan esa abstracción que toda música tiene consigo, una materialización que, en manos de Pedro Solveira, se convierte en contundente armazón para construir todo un universo que parte de la matemática. «Todo es matemática», afirma el artista, para irse articulando desde la arquitectura, la poesía y esa ciencia. Y al fondo, la memoria, el oficio, el valor de lo tradicional, el artesano que de la nada crea arte, algo bello. Pedro Solveira no se aparta nunca de esa red que lo sujeta con la autenticidad de lo que él considera que debe ser, el sucesor de su padre, del obrero del taller que entre la mecánica y la carpintería de ribera ofrecen soluciones al tiempo que no descuidan la estética. A ella se debe Pedro Solveira y a partir de ella se entiende todo.
Ese aprendizaje desde la infancia no cesa y vuelve a ella siempre que puede. Un grupo de escolares, de visita en la exposición, reclaman su atención, Pedro Solveira les atiende amablemente y les incita a no dejar de estudiar más que a convertirse en artistas, como alguno expresa tan valiente como inocentemente. Los niños se alejan y el artista vigués apunta todo lo que se puede aprender de esos niños que como el material no está todavía maleado por la sociedad, son puros y de esa pureza emanan preguntas y reflexiones que te hacen valorar lo que haces de una manera diferente a lo que pensabas. «Muchas veces en mis exposiciones obligaba a la organización a que se realizasen visitas de escolares», apunta Pedro Solveira todavía sin rendirse ante lo que fatalmente parecen apuntar estos tiempos perversos.
Sin el soniquete de los infantes llega el silencio, el gran arma que acompaña a la obra de Pedro Solveira, un silencio que se te incrusta en el alma y te hace ver la exposición en comunión directa con cada una de esas obras, de esas geografías plenas de geometrías que varían en relación al punto de vista que tomes para enfrentarte a ellas. Sombras que se mueven, planos que se modifican, nuevas percepciones. Ese silencio emana de todas aquellas componentes que denotábamos antes y conceden a su obra un altísimo grado de densidad, una condensación de forma que surge de ese rigor al que Pedro Solveira se aferra como el violonchelista a su instrumento. Cada vez que se encuentra un camino hay que explorarlo hasta el final, volver una y otra vez sobre ese cuadro que permite una infinidad de variaciones, de formulaciones matemáticas en pos de esa exactitud a la hora de llegar a una obra de arte que satisfaga el ideario del creador. «La obra requiere pensamiento, madurez, rigor», repite Pedro Solveira como un mantra, para huir de quienes hacen un arte rápido sustentado solo por la idea de un proyecto fundamentado en los avances tecnológicos o informáticos. A partir de ahí, justo cuando otros acaban es cuando Pedro Solveira comienza a desarrollar ese camino, ese cuadro que se convierte en una serie de piezas que balizan el itinerario de una parte de su vida.
Vista general de la exposición
Y es que mucho de lo aquí está encerrado es el itinerario de una vida, y así hay que medirlo, como un caminar, un paseo a la manera del Promenade de Musorgski de sus ‘Cuadros para una exposición’, un deambular por un mundo musical, descriptivo de un entorno en el que se lleva moviendo Pedro Solveira desde hace muchas décadas. La pieza más antigua de la exposición es de 1944, una fecha abrumadora que lleva al artista a encontrarse con todo lo caminado, con todo lo hecho, con el abrumador peso de toda una vida calibrada en décadas pero también en experiencias, descubrimientos, desesperaciones, dolores (no son pocos los accidentes laborales que ha tenido en su estudio por el manejo de los materiales que se integran en sus piezas), y avances, esos avances en los que uno entiende debe residir una obra coherente, son los que finalmente dan sentido a todo, los que revelan una vocación surgida de la necesidad Rilkeana por volver a ese germen vital, a un eterno comienzo que te impulse ante cada encrucijada a dar un nuevo paso. Ese inagotable ‘Promenade’ que Pedro Solveira realiza y nos invita a hacerlo junto a él a través de unas obras repletas de connotaciones tanto formales como conceptuales, en las que el acero, el esmalte, la madera, el metacrilato o el pvc, son el sustento preciso para lo que en realidad importa, la concreción de la fuga, el modelado del hueco, la discusión del límite, en definitiva, las notas etéreas de un concierto en el que manda el silencio.






Publicado en Diario de Pontevedra  15/06/2015
Imágenes: Gonzalo García

luns, 15 de xuño de 2015

El corazón de una tierra




Se recupera con esta lectura el tono de los grandes narradores americanos. Desde el mismísimo William Faulkner hasta Juan Carlos Onetti, escritores distanciados geográficamente, pero que han encontrado en el periodista y escritor colombiano, Hector Abad Faciolince, el territorio intermedio, humano y físico, desde el que cristalizar ese vínculo más que reconocido por el escritor argentino y el universo literario.
Como ellos, el autor de ‘La oculta’ crea un relato de largo recorrido que se hunde en la construcción de una civilización, aunque ésta se limite al ámbito familiar, pero que, por extensión, se puede desarrollar al conjunto de un país, Colombia, con tantos y tantos condicionantes a la hora de plantear su progreso como comunidad. ‘La oculta’ es el nombre de una hacienda, una propiedad que, fundada por los antepasados de los protagonistas, tres hermanos, formará parte de lo que supone su tránsito vital. Un discurrir por la vida que aparecerá marcado de una u otra manera por lo que sucede y lo que emerge en esa tierra a la que en mayor o menor medida se verán ligados los tres.
La alternancia de esas tres historias personales van generando un paisaje familiar en el que todo un conjunto de personajes irán desfilando como parte de ese proceso constitutivo de un territorio, pero también de las diferentes existencias de los protagonistas. Cada uno de esos tres hermanos, dos mujeres y un hombre, responderá a tres perfiles extraordinariamente bien definidos que permitirán trenzar sus relaciones familiares con ascendentes y descendientes, conyugales o profesionales a partir de esos caracteres. 
De nuevo la memoria de Colombia revisitada desde el universo literario, algo que ya había sucedido en una novela que podríamos entender como una precuela de ésta, también a cargo de Héctor Abad Faciolince y de nombre ‘El olvido que seremos’. El vigor narrativo de aquella obra se mantiene aquí inalterable, mostrándonos así a un narrador capaz en todo momento de evocar estos tiempos pretéritos y mundos fundacionales y vincularlos con los hechos de hoy en día, pasando así de lo físico a lo humano, de lo evocado a lo vivido, de lo legendario a lo real.
Un libro con varios corazones que se tornan en uno solo, el corazón de esa tierra en la que uno nace y se considera parte de ella a base a lágrimas y sonrisas, a momentos complicados y otros felices, a las buenas y las malas cosas que las actitudes del ser humano generan como parte de un proceso vivencial y formativo.
Como aquellos hijos que cargaron con el ataúd de su madre o aquellos otros individuos que forjaron Santa María, los protagonistas de ‘La Oculta’ portan el peso de una sociedad tradicional frente a la que surge la rebeldía y la transgresión, entendidas como el reflejo de un tiempo nuevo que clausura lo que fue su propio paraíso.



                                               Publicado en Diario de Pontevedra y El Progreso de Lugo 14/06/2015

sábado, 13 de xuño de 2015

Grupo salvaxe


O que me gustaría e o que preciso son dúas cousas distintas. Non quero voltar ao cárcere. Nunca máis, pero teño que facelo a miña maneira. ¡Preciso homes que sirvan, ya viches o que pasou esta mañá!
[Diálogo de ‘Grupo salvaxe’ de Sam Peckinpah]



Día de bastóns ao aire, de novas corporacións e de novos alcaldes. Abofé que dende os tempos da Transición non houbo un baile de poltronas municipais tan ostentoso como ao que asistiremos ao longo da mañá de hoxe. Novos partidos, coalicións, pactos e máis pactos, maiorías, dun ou doutro xeito, pero ao fin e ao cabo maiorías, todas válidas e perfectamente establecidas dentro do marco democrático, grazas a uns votantes que decidiron que xa era tempo dunha nova situación na política ao ver co noso sistema íase a pique pola molicie de moitos políticos e as maquinarias dos seus partidos.
E día tamén de comprobar como a algúns a democracia non lles senta tan ben, como eses mesmos pensaban que democracia significaba algo así como ‘eu estou aquí para sempre e que ninguén veña a enredar’ e agora danse conta de que se afunden no océano. Iso si, hai quen o fai coa dignidade dos músicos do Titanic, mentres outros tentan ata o último momento virar un rumbo que xa non ten posibilidade de muda se faga o que se faga, ou se argalle o que se argalle. Os tempos están cambiando que cantaba Bob Dylan, como atinadamente comentou o meu compañeiro Javi Casal mentres se fregaba os ollos ao ver a imaxe no noso xornal do cuatripartito que deixará fóra da alcaldía lilaina a Telmo Martín, un dos casos máis sobranceiros na nosa contorna, pero ao que se lle poderían engadir os de Ribadumia, Barro, Portas, Ponte Caldelas ou Lalín, e a nivel rexional grandes vilas como as de Santiago, A Coruña ou Ferrol.
Como di a canción os que non comecen a nadar irán ao fondo do mar como unha pedra. Moitos levan ao longo desta semana máis que nadando, sprintando coma toliños, ofrecendo todo aquilo que durante anos negaron aos que agoran acadaron o poder alcanzando unha imaxe entre o patetismo e a tenrura.
Na nosa cidade Miguel Anxo Fernández Lores voltará a erguer o bastón de mando como leva facendo dende 1999 para achegarse ata os vinte anos gobernando. En Pontevedra os resultados das elecciones afastaron a palabra pactos do taboleiro político, pactos que serían incomprensibles, tamén á vista do acontecido nas semanas previas á cita electoral, e que de chegar nalgún momento non deixarían moi ben nin a uns nin a outros. Sen pactos, e con doce concelleiros, un xa ve a poeira que levantan os membros dese equipo de goberno, sobre todo os do que poderíamos chamar o Grupo salvaxe, aqueles que manteñen o seu lugar dende 1999 e que, como na película de Sam Peckinpah, amósanse como uns irredutibles ata o desenlace final. Eles chegarán para facer unha lexislatura a súa imaxe e semellanza, coas menores interferencias doutros partidos. Así o quixeron as urnas.
César Mosquera, Raimundo González, Carme da Silva, Luis Bará, Anxos Riveiro e Miguel Anxo Fernández Lores son os que resisten dende aquela primeira vez e é posible que cheguen xa ao final do camiño con esta lexislatura, tamén e probable que cando Lores levante hoxe ese bastón lembren aquela primeira vez de 1999 cando aínda eran case nenos políticos, e pensen cando deles dicían que serían quen de rematar co mundo, que todo sería desolación, que entrarían na cidade como no tiroteo final da película sembrando o caos e a destrución. E agora ven como iso mesmo que lles dicían a eles fai vinte anos é o que se lles bota en cara aos que forman parte deses novos partidos que dende hoxe si que entran en escena de verdade: radicais, antisistema... en definitiva, xente moi perigosa que lle bota de comer escorpións ás formigas para logo prenderlles lume. E como nun dos prodixiosos diálogos da película, o Grupo salvaxe do BNG sentirá aquilo de: «Todos soñamos con voltar a ser nenos, incluso os peores; tal vez os peores máis que ninguén”.
Os tempos están cambiando e todos nós formamos parte dese cambio que ata fai ben pouco semellaba imposible. Non teñan medo, escoiten o que escoiten, pese ao que moitos presaxian, mañá seguirá saíndo o sol. O amencer será tan fermoso como o é sempre nesta terra. Agora tócalle a eles tentar facer a política que outros non quixeron, non puideron, ou que fixeron nun principio pero que coa mantenza nas súas cadeiras esqueceron para afastarse do sentir da xente.


Publicado no Diario de Pontevedra 13/06/2015

mércores, 10 de xuño de 2015

Un festejo menos, pero estará Morante


Sábado 3 de agosto de 2013. Un toro de Alcurrucén cae bajo el duende de Morante de la Puebla, que pone la plaza boca abajo, en un batir de palmas y una faena que todavía muchos aficionados dibujan en su mente casi dos años después. El pasado año esperábamos de nuevo su presencia en el coso de San Roque. No fue así, pero este año, en el que se ha confirmado lo adelantado por este medio hace unas semanas sobre la pérdida de un festejo, Morante de la Puebla sí que hará el paseíllo para intentar aproximarse a lo realizado aquella tarde de aromas y embrujos. De nuevo serán toros de Alcurrucén y con un compañero de lidia semejante al de ese día, Enrique Ponce. Junto a ellos, El Juli, con quien Morante compartió el gran cartel de Las Ventas de este año que encumbró al tercer coleta en discordia, Sebastián Castella, como el gran triunfador de la Feria madrileña y también con toros de Alcurrucén.
No cabe duda de que Enrique Ponce, Morante de la Puebla y El Juli forman un cartel de tronío. Un trío de espadas que haría que el papel se agotase en muchas plazas, y eso mismo espera Eduardo Lozano, empresario de la Plaza de Toros de Pontevedra, tras lo dicho en el acto de ayer, en el que compareció, junto al gerente del coso de la ciudad del Lérez, Pedro Antonio Rivas Fontenla, para dar a conocer los carteles de la Feria de A Peregrina 2015, una vez finalizada la Feria de San Isidro, tal y como marca la tradición.
Eduardo Lozano aludió a los descensos en la taquilla en los festejos del pasado año para intentar retomar el aliento económico durante este año y poder recuperar ese cuarto festejo lo más pronto posible. Mientras tanto, el empresario mostró su satisfacción por tres carteles muy importantes, y cada uno con sus cosas. Al ya mentado, que coincidirá con el inicio de las Fiestas de A Peregrina (recordemos que el cambio de fechas centra los festejos en la Semana Grande de las Fiestas), le sucederá una de esas bombas taurinas que hará girar la cabeza de los aficionados de toda España hacia Pontevedra, a través del duelo entre Diego Ventura y Pablo Hermoso de Mendoza, algo por lo que se lleva suspirando muchas temporadas pero que la no cordial relación entre ambos ha evitado. Junto a ellos compone la terna de rejoneadores el triunfador de San Isidro, Leonardo Hernández.
El segundo fin de semana, con España atiborrada de festejos taurinos, suponía una complicación para la empresa a la hora de cerrar carteles, de hecho se pensó en incluir a Sebastián Castella en ese tan querido por la empresa cartel mediático del sábado 15, pero la coincidencia con otros festejos lo impidió. Lo mismo sucedió con Cayetano Rivera, que prefiere reservar la expectación mediática de torear con su hermano para la Corrida de Ronda. Así las cosas el cartel queda finalmente rematado con el regreso, no solo al coso de San Roque, del que no se fue precisamente entre alabanzas, sino al toreo de Paquirri, junto a uno de los triunfadores del pasado año Miguel Abellán y el tan efectivo como querido El Fandi.
Los precios para los tres días, que serán los que se incluyan en el abono de la feria, no sufrirán ningún incremento, tal y como viene sucediendo en los últimos años, reduciéndose el coste del abono del pasado año en proporción a la pérdida de ese festejo.
Fuera del abono este año se celebrará una de las pruebas que forman parte de la liguilla del Campeonato Nacional de recortadores con toros, cita que tendrá precios populares para motivar la asistencia del público, incluso el que no es demasiado afín a la fiesta, ya que aquí el toro no sufre daño alguno.
Una experiencia nueva para seguir manteniendo el interés taurino, que ya se empezará a animar desde el próximo domingo 21 de junio a las doce de la mañana, día en el que se podrá acudir con entrada libre a la Plaza de Toros, para presenciar la lidia de cuatro vaquillas a cargo del diestro Eugenio de Mora, mientras dos cuadrillas harán lo propio con dos becerras. Dichas cuadrillas saldrán de los componentes de las peñas taurinas encuadradas en la Coordinadora de Peñas, que sigue alentando la participación en la Feria de Pontevedra y para ello ha puesto en marcha el I Concurso del Cartel taurino de la Feria de A Peregrina, cuyo plazo de entrega finaliza el próximo día 15.


Publicado en Diario de Pontevedra 10/06/2015 

martes, 9 de xuño de 2015

Fernando Pereira, gravado en pedra

Rue Saint-Antoine nº 170
Memoria Non convén esquecer o labor de moitos persoeiros que deixaron unha afoutada pegada entre aquelas persoas coas que conviviron. É o caso de Fernando Pereira, alcalde de Soutomaior, e activista a prol da cultura galega, dende Uruguai ata o regreso a súa terra. As primeiras rúas adicadas a Castelao e Bóveda foron inauguradas por el.



Estamos cheos de xente que nos fala doutra xente. De nomes que o paso do tempo fai esvarar entre o esquecemento pero que de repente, no medio dunha conversa, xurden para amosarse como un descubrimento. É o caso de Fernando Pereira do que moitos, coma min mesmo, non escoitaron falar, pero que, dende aquí, co gallo dos quince anos do seu falecemento, recordaremos polo seu labor en defensa desta terra na que naceu e á que dende a súa estadía en Montevideo defendeu fronte a escuridade do franquismo. Tras o seu fin, Fernando Pereira, que nacera en 1931 en Arcade, regresa a súa terra e, dende o eido político e cultural, non fará máis que facer agromar a semente que levaba dentro de compromiso coa terra, a lingua, as súas xentes e aqueles persoeiros dos que se podía facer unha bandeira que, lamentablemente, levaba moito tempo sen ondear polo vento da liberdade. 
Con vintecinco anos chega a Montevideo onde ao pouco tempo entra en contacto cos galegos da emigración. Nomes tan senlleiros coma os de Neira Vilas, Arturo Cuadrado, Luis Seoane, Isaac Díaz Pardo ou Emilio Pita fanlle reafirmarse na súa posición de esquerdas e de compromiso con Galicia. Membro do Padroado da Cultura Galega promoverá numerosas iniciativas para difundila nosa cultura, entre elas algunha tan sobranceira como a súa implicación  para acadar diferentes doazóns de galegos no Uruguai e colocar o primeiro busto de Castelao en Galicia, en Rianxo, aínda na ditadura. Membro da UPG, esa figura de Castelao parece que o perseguirá ao longo da súa vida. Morto o ditador, en 1977 regresa a Galicia e abre unha libraría en Vigo, co nome do galeguista. Non era só unha libraría adicada a vender libros senón que era un foco de activismo, cheo de actos culturais e coa presenza dos mellores escritores do momento desexosos de espazos e plataformas de expresión tras décadas de silencio.
Nas primeiras eleccións democráticas preséntase cunha candidatura ao seu concello natal, Soutomaior encabezando unha lista na que se representan todos os barrios. En 1979 acada a alcaldía, sen soldo algún, pero ao pouco tempo a marcha de dous membros da súa corporación co interese dunha moción de censura amosará o apoio do pobo ao que sempre se debeu. Convocaba plenos aos que non acudía a oposición, pero si todo o pobo que enchía o Concello e ata a rúa no seu apoio. Ese apoio valeulle ser o alcalde de Soutomaior ao longo de 16 anos nos que o concello viviu unha fonda mellora en cuestións urbanísticas, de saneamento, alumeado ou pavimentado. Abriu a Biblioteca Pública de Arcade que leva o nome do seu admirado Luis Seoane. Creou as casas de cultura de Arcade e Soutomaior, a Festa da Ostra, o pavillón dos deportes ou a Casa de Saúde entre outras obras.
Dende o Concello traballou na recuperación da memoria histórica e a normalización lingüística, e así atopámonos fitos tan sobranceiros como a inauguración da primera rúa adicada a Alexandro Bóveda en Galicia, ao que facía anualmente unha homenaxe coa presenza da súa viuva, fillos e netos;  mentres que en Arcade inaugurouse á primeira rúa adicada a Castelao. En canto á lingua implicouse afouto na sinalización da toponimia do concello que nomeaba en galego e gravaba en sinais de pedra, que el mesmo deseñaba a partir de tipografías de Castelao. Tamén era habitual devolver cartas a organismos oficiais cando non respectaban o topónimo do concello.
Aínda serían necesarias moitas máis as liñas nas que recoller e gabar as súas accións ao longo dunha vida adicada a Galicia que rematou o 18 de abril do 2000. Dous matrimonios, o primeiro en Uruguai, do que tivo unha filla, Virxinia, e o segundo xurdido entre os libros da libraría Castelao, con Carmen Carreiro, e abeizoado con dúas fillas, Antía e Paula, son o contrapunto vital a ese devir abraiante que moitos descoñecíamos, por iso, Carmen, moitas grazas pola descuberta. Moitas grazas por seguir alumeando o sentir de Fernando Pereira.



Publicado no Diario de Pontevedra 7/06/2015.
Fotografía. Fernando Pereira entre os seus veciños de Soutomaior nun pleno ao aire libre. (Camilo Gómez)

luns, 8 de xuño de 2015

La vida en un hilo


4.1 La vida en un hilo.
Dirigida en 1945 supone uno de los mayores logros en la comedia cinematográfica española, una novedosa estructura narrativa y una similitud con la alta comedia sofisticada americana hicieron de ella un hito cinematográfico que no tuvo el éxito de público que debió tener en base a su calidad. Edgar Neville en sus propósitos para 1945 se refiere a ella como “un tipo de comedia inteligente, distraída, de humor y psicológica, honda y original”[1].

Ficha técnica:
Producción: Edgar Neville. Argumento, guión: Edgar Neville. Fotografía: Enryque Barreyre Gonzalez. Decorados: Sigfrido Burmann. Montaje: Mariano Pombo. Música: Muñoz Molleda. Figurines: Julio Laffitte. Ambientador: J.M: García Briz. Ayudante de dirección: Valentín Martín. Script: Encarnita Jiménez. 2º Operador: Ricardo G. Morchón. Foto fija: Novoa. Constructor de decorados: Francisco Canet Cubel. Muebles y atrezzo: Rebollo y Santiago López. Sastrería: Humberto Cornejo. Maquillaje: Julián Ruiz. Sonido: Ramón Arnal. Jefe de Producción: José Martín Hernández. Estudios: C.E.A., Madrid. Laboratorios. Arroyo, Madrid.Duración: 92´ aprox.Distribución: C.E.A.
Intérpretes: Conchita Montes (Mercedes), Rafael Durán (Miguel Angel), Guillermo Marín (Ramón), Julia Lajos (Madame Dupont), Alicia Romay (Isabel), María bru (Doña Encarnación), Eloisa Muro (Doña Purificación), Juanita Manso (Escolástica),Joaquín Roa (Contacos), Julia Pacheco (Mariana), Manuel París (Marchante), Enrique Herreros (taxista), César de Nueda (amigacho), Rosario Royo, Josefina de la Torre, Joaquín Maroto, María Saco, Alvarez Segura, Kurt Doogan y su orquesta, Manuel Ocaña.
Argumento: Una joven viuda de nombre Mercedes toma un tren rumbo a Madrid. En la estación es despedida por sus nueras, empeñadas en que no olvide llevar consigo el famoso reloj de mesa que fue propiedad de su difunto marido. Ese ostentoso objeto no es nada apreciado por ella ya que es el reflejo de su vida anterior, deshaciéndose de él en cuanto puede ayudado por su desconocida compañera de viaje, una maga, Madame Dupont. Tras entablar amistad se mantendrán toda la noche charlando a partir de una curiosa habilidad de la maga, que es el poder descifrar el pasado, lo que pudo haber sucedido y que por una u otra razón no tuvo lugar.
El relato irá alternando las diversas situaciones que le planteó la vida ante la posibilidad de escoger la persona adecuada para compartirla. Se muestran en varias vueltas atrás aquellos encuentros fortuitos así como la vida que tuvo Mercedes con su marido, Ramón. Una vida envuelta en el aburrimiento y la cursilería de una clase social decimonónica e intransigente anclada en el pasado. Al mismo tiempo la maga le muestra lo que hubiese ocurrido de haber elegido la otra opción , la de un hombre ocurrente e ingenioso sin más preocupaciones que el disfrutar de la vida.
Todo esto llevará a Mercedes a apreciar que la vida pende de un hilo y en la que el azar tiene un papel crucial en nuestro devenir. Ya en Madrid y tras despedirse de su compañera de viaje, se cruza con ese hombre que la pudo haber hecho feliz, Miguel Ángel, y que no conoce hasta que de nuevo el destino da otro giro, esta vez a su favor, ya que coincidirán en un taxi, al que no se subió en su primer encuentro y en el que ahora comenzará su dichosa vida de la cual se percata al entrar en el portal de su casa, saliendo apresuradamente para perseguir su futuro.

Temas
El motor principal de la historia es el papel que juega el azar en nuestras vidas y la influencia que un elemento como este, totalmente ajeno a la voluntad humana, tiene como determinante de nuestro destino.
A Neville este tema siempre le atrajo apareciendo en muchas de sus películas como un elemento que determina el devenir de la acción, así aparece ya en La torre de los siete jorobados, en donde el descubrimiento casual de un papel cifrado pone en la pista al protagonista de la ciudad subterránea, muy similar es la caída en manos de el Marqués de Salamanca de un papel desde un ventanal, en la película del mismo nombre, que le presenta una oferta de construcción del ferrocarril, lo que marcará la historia de este personaje, mientras en La ironía del dinero, el azar, en forma de aparecerle a diferentes personas una gran cantidad de dinero supondrá el tema central, lo que permite el estudio de diferentes comportamientos en el ser humano. Neville al respecto nos dice:
“Siempre me ha preocupado la influencia decisiva que tiene la casualidad en nuestras vidas, el cómo cambia el curso de éstas, el hecho fortuito de mirar a la derecha en vez de mirar a la izquierda al cruzar una calle, el retrasarse dos minutos al ir a un sitio, cualquier circunstancia imprevista que le haga a uno conocer o no conocer a una persona; en fin, una variante sobre las pequeñas causas y los grandes efectos”.[2]
Siendo este el tema principal a partir de él se articulan una serie de situaciones que dan lugar a la exposición de otras cuestiones por el director. Estas serían:
- Desdramatización de la muerte, el talante humorista de Neville y su amor por la vida le hace entender la muerte sólo como una broma y de esta manera será como aparece en esta película, en la cual parece quererse evitar no deteniéndose excesivamente en ella, la presentación de Mercedes como viuda deseosa de escapar de la familia de su marido, que no querer llevarse algún recuerdo del difunto y el ansia por encontrar la felicidad tras la muerte de Ramón, unido al momento en que se da a conocer su muerte mediante una magnífica elipsis que nos obliga a la sonrisa por como se ha planteado, son las dos ocasiones en que se pasa por puntillas sobre ese tema, al igual que en todo su cine, con la intención de enfrentarse a ella mediante la sonrisa.
- El caciquismo de los pueblos, encarnado en los señores de Sánchez, presentados como gente muy seria que no tolera ningún atisbo de bohemia y pertenecientes al pueblo oscense de Burguillos, los cuales acuden a Madrid a encargar un monumento que honre la memoria de su abuelo, “benefactor del pueblo”, pero que en realidad sólo se benefició a si mismo aprovechándose de los vecinos, ahora sus nietos continúan el ejemplo de su abuelo y pretenden un monumento costeado desde las arcas municipales que ellos mismos manejan..Llama la atención del monumento el impresionante tamaño que tiene, dejando pequeñas las viviendas de la localidad.
- La vida del artista, vinculada a la bohemia y encarnada en un escultor de nombre Miguel Ángel, el cual es alegre y vivaracho, conocedor de la cultura (posee un Greco, algo que valora sobre todo lo que conforma su vida), amante de la naturaleza y viajero. También se menciona una alusión a los cambios en los encargos que sufren los artistas y que al parecer se limitan a figuras para jardines o para anuncios publicitarios, debido en gran medida a las nuevas viviendas urbanas de pequeño tamaño y donde una estatua no tendría sentido.
- El aburrimiento, como una situación en la que se cae por cuestiones del destino y en la cual la persona se ve envuelta en una serie de situaciones que por su monotonía hacen que se llegue a aborrecer la vida en que cae uno. Este tema es propio de las clases “cursis”, que se aíslan en su propio mundo descalificando lo que le rodea, y se enfrenta a la vida alegre y entretenida de la bohemia que siempre logra la novedad al no estar sujeta a toda una serie de reglas.
- Las costumbres de la burguesía de provincias, la presenta enfrentada a la burguesía liberal de la capital, vinculada al barrio de Salamanca (de la cual él mismo era componente), y que en la película se encarna tanto en el escultor Miguel Ángel como en Mercedes y su entorno de amistades[3] .
Esta burguesía rancia y anclada en tiempos mejores se vincula a una localidad del norte de España que no se da a conocer, seguramente para evitar dañar la imagen de cualquier localidad que pudiese sentirse ofendida. De ella nos ofrece todos sus vicios y hábitos, entre los que se citan; la presencia de una decoración ostentosa e inútil, como pueden ser una serie de figuras o un horroroso reloj (cuya imagen se empleará, cada vez que sea necesario, para ejemplificar los vicios de esa clase social), o un retrato familiar, en este caso de un brigadier, que resulta intocable por el largo tiempo que lleva colgado en la pared. El mantener la obligación de permanecer tres años de luto por la muerte de un familiar. Las reuniones en torno a una taza de té, que sirven para mantener estúpidas y vagas conversaciones sobre temas de lo más triviales, como sucede aquí en torno a constantes comilonas y al punto del arroz, a ello se le une la crítica mordaz a personas, de las cuales se habla desde el desconocimiento, basándose únicamente en rumores, es el caso de Isabel, amiga de Mercedes y que por su actividad circense y su forma ligera de vestir será duramente criticada provocándose un enfrentamiento entre Mercedes y las componentes de la reunión. También son mostradas las sobremesas de esas comidas a las que venían unas visitas de lo más pesadas aquí reflejadas en un matrimonio, grande ella y enclenque él (mostrando la imagen de dominio de la mujer sobre el marido fácilmente manejable), y sus hijos, dos especies de monstruos cantores que se ven obligados a cantar con la idea de agradar a los presentes a los cuales, su hipocresía les impide mostrar sus verdadera opinión sobre ellos (excepto a Mercedes). En esa situación una serie de chistes, nefastamente contados por Ramón, representan la ausencia total de vergüenza o dignidad de esa gente que responderá riéndose estúpidamente, y así son mostrados independientemente como una galería de monstruos, que sólo se verán interrumpidos por la inocencia de la niña a la voz de: ¿pero de qué os reís?.
Sobre el tratamiento de este tema me parece interesante recoger alguna idea de un artículo firmado por Fernández Barreira en la revista Cámara, en su nº 50 de 01-02-1945, titulado Doña Encarnación y Doña Escolástica (recordamos que son la cotilla y una de las dos tías cursis de Ramón). En él se habla de una ofensiva sin tregua a la cursilería e intenta definir ¿qué es?, es lo trágico y gesticulante “quiero y no puedo”, el alarde del gusto, que siempre es malo, mal gusto. En inglés “snob”, Benavente lo escogió como título en una comedia suya “Lo cursi”. Es una clase sin nobleza, la finge, que desdeña a su igual, que imita el ademán del que cree noble.
Vemos como se define perfectamente el concepto de cursi y como se cita el modelo benaventino que lo tiene como tema principal de su obra y del que ya hemos visto su influencia en el teatro de la época y que luego se extiende en el cine.
A la hora de dar una respuesta al recelo manifiesto de esa burguesía por los demás una de las amigas de Isabel responde con una dura frase: “Creen que somos más felices que ellos”,lo que recoge muy bien todo lo que se expone en la película.

Personajes
El trabajo con los actores es vital en toda la obra de Neville y aquí cada personaje ejemplifica perfectamente sectores concretos de nuestra sociedad[4], encarnando sus virtudes y sus defectos.
·Mercedes, representa a la mujer urbana de la burguesía madrileña de los años cuarenta, residente en el barrio de Salamanca y prototipo de la hija de buena familia sin ocupación profesional definiéndose como “la felicidad en el hogar de mis padres”,y cuyo futuro se basa en un matrimonio que le solucione la vida. Siempre elegante sus variados modelos inciden en el dinamismo que tiene toda la película, otras situaciones que presenta el personaje es el mostrarla fumando en su ambiente, algo que no debía ser muy habitual en el cine de la época, mientras que esta actitud será recriminada en el ambiente provinciano, curioso resulta el ver como para superar el estado depresivo en el que se verá envuelta comprará a su vuelta a Madrid un extravagante sombrero que simboliza el intento de ruptura con el provincianismo y lo convencional.
Mercedes se ve envuelta en una clase social en la que se siente incómoda, mostrando sus antipatías hacia ella en varias ocasiones: pretendiendo variar la decoración del salón, durante la hora del té en la que se propicia un enfrentamiento en defensa de su amiga y sobre todo en una conversación con su marido, en la que este defiende ese ambiente así como la bondad de sus componentes, a lo que Mercedes replica negando esa bondad, que no debe ser medida en donaciones a necesitados sino en el tratamiento con las personas y el respeto por estas, igualmente los acusa de proporcionar un aburrimiento que con el paso de los años acabará haciéndote más daño que un asesino, con lo que el adjetivo “bueno” que se les otorga no es más que un convencionalismo sin ningún sentido.
Es también un personaje ingenioso realizando abundantes chistes jugando con el lenguaje: pregunta a la adivinadora si será capaz de conocer el pasado de la ternera que se sirve en el tren, defiende a su amiga diciendo que el que está desnudo en el espectáculo es el caballo, o que no visita el puente de su marido porque al carecer de la barandilla aún no instalada podría caerse. Su papel en la película evoluciona desde la pasividad inicial ante una relación a, una vez que sabe donde esta su felicidad, tomar ella la iniciativa persiguiendo el coche donde va Miguel Ángel.
·Ramón, marido de Mercedes al cual el destino quiso unir, representa al pelmazo que hace de la vida una sucesión monótona de acciones que dañan a quien lo rodea. Su profesión es la de ingeniero, especializado en puentes, siendo esta su mayor preocupación y su tema de conversación preferido olvidando el disfrutar de la vida, así como el tratamiento con los que le rodean careciendo por completo de tacto, como cuando habla constantemente durante una actuación musical y gesticula al ver a sus amigos, con los que charlará de cuestiones desconocidas para su mujer a la que no explica nada, del mismo modo durante el baile arruga conscientemente el vestido de Mercedes y le habla de la belleza de otras mujeres cuando con ella olvida cualquier tipo de piropo. Estos pequeños defectos son los que hacen de este personaje un tipo por el que comparecerse y más aún cuando se ve que no se da cuenta de esos defectos.
En una curiosa escena, como es la de la boda, aparece vestido con un uniforme que no se adscribe a ningún ejército y del que Conchita Montes tiene su opinión:
“Y, ¿por qué vistió al “pesado” de esa película con un uniforme que no correspondía a ningún cuerpo militar o civil, un uniforme inventado por él? Pienso que fue porque los “seres negativos” llevan siempre un uniforme, corsé interior”[5].
·Miguel Ángel, es la opción que desechó Mercedes para compartir su vida, una vida que es todo lo contrario a la representada por Ramón, alegre, desenfadada y siempre diferente (ya en su presentación aparece silbando y derrochando simpatía), despreocupado por convenciones sociales como la puntualidad o lo que piensen los demás.
De profesión escultor, la imaginación y lo surreal marcan tanto su obra como su vida (desnudo de mujer que realiza cubierto), la facilidad de palabra, esta constantemente hablando, y los juegos dialécticos como los que suceden en el taxi, nos lo aproximan a ese surrealismo que busca la evasión de la realidad tan de la obra de Neville. Siempre atento con Mercedes a la cual agasaja con los piropos que Ramón no le daba, así como con un abrigo de visón que le obliga a vender su más preciada posesión un cuadro de El Greco que compró en un viaje a Roma.
·En este punto, y una vez analizados los personajes principales, podemos detenernos en como se muestra la confrontación entre el esposo aburrido, Ramón, y el divertido seductor, Miguel Ángel. Si bien ambos responden al papel de galán-joven, entre ellos se crean diferencias, planteadas desde el modo de vestir, sus actitudes ante las mismas situaciones o sus entornos.
Los dos visten de traje pero la diferencia se marca en que en Ramón no se sale de tonos oscuros mientras en Miguel Ángel los trajes claros y luminosos son los habituales.
El como responden ante similares situaciones también es significativo:
En la floristería Miguel Ángel compra un pez sin la menor duda y feliz de su compra, sale silbando y da una propina al mozo que le cubre con un paraguas, mientras Ramón temeroso y dubitativo ante la compra de unas flores a la salida no da propina.
En el taxi las conversaciones que ambos mantienen con Mercedes son totalmente diferentes, sosa y corriente por parte de Ramón parece comprimir el estrecho espacio en que se encuentran, mientras Miguel Ángel ofrece un auténtico repertorio de ocurrencias que hacen sonreír a Mercedes y parecen eliminar la situación claustrofóbica del interior.
En la habitación de hotel en la noche de bodas se produce una lamentable escena por culpa de las botas de Ramón , imposibles de quitar y que lo muestran como alguien dependiente de los demás y falto de confianza con las mujeres, se rematará para sacarle hierro con un trompazo de Mercedes, por su parte en la habitación del pueblo de Burguillos se plantea una afortunada situación cómica con el equívoco de que Miguel Ángel y Mercedes son matrimonio (algo muy frecuente en la comedia americana) y que se resuelve durmiendo, separados y vestidos, en dos grandes butacones, solución muy del estilo de Capra como en ‘Sucedió una noche’, 1934.
Reaccionando ante un sombrero de Mercedes de distinta manera, ignorado por Ramón, ejemplificando así su total desinterés por su esposa, mientras Miguel Ángel lo alabará constantemente y se dará lugar a otra situación cómica colocándose un bote de pintura en la cabeza a modo de sombrero.
En la sala de fiestas se dan también distintas situaciones, con Ramón la música es más seria predominando un agónico violín y él la interrumpirá constantemente costándole salir a bailar, cuando la acción transcurre con Miguel Ángel la música pasa a ser más movida, contagiándose todas las personas presentes que bailan conjuntamente.
La puntualidad será otra cuestión en la que se marcan diferencias, y ante la visita a realizar Ramón insiste en que van a llegar tarde y no deja a su mujer arreglarse como esta quiere, cuando la escena sucede con Miguel Ángel esa cuestión no le preocupa ya que ni siquiera sabe que hora es.
El entorno en el que se mueven también es muy definitorio, ya que mientras Ramón habita en esa casa atiborrada de objetos inútiles que parecen oscurecer toda la vivienda la residencia de Miguel Ángel es toda luminosidad, con blancas paredes en las cuales se cuelgan bonitos cuadros que no dañan a la vista. Las amistades también presentan diferencias y si los del primero son compañeros de estudio de comportamiento similar al suyo que nada más verse comienzan a hablar de otras personas, los de Miguel Ángel son bonachones, se hacen favores y tienen un alegre carácter.
·Otros personajes de carácter secundario, pero que tienen una gran importancia en la interpretación de diferentes escenas serían:
·Madame Dupont, es la vidente que permite la construcción de la historia, funcionando como un personaje de enlace entre presente, pasado y posible pasado. Su nombre de tipo extranjero probablemente sirva para acentuar el carácter de misterio y de artista de espectáculo, (en la adaptación teatral de 1959 pasará a llamarse Doña Tomasita, una vecina de los cursis aficionada a interpretar la vida a través de las cartas). Su presentación se realiza en la estación de tren, apareciendo como una persona bulliciosa a la cual le caen una serie de aves, organizándose un jaleo que hace que las tías de Ramón la califiquen despectivamente como una “cómica” (se comienza a marcar la separación entre burguesía y bohemia).
·Los señores de Sánchez, son los caciques del pueblo de burguillos que encargan un monumento para satisfacer su propio ego, se presentan como una pareja en la que el mayor tamaño de la mujer sobre el hombre indica su dominación, además es la mujer la que hace el negocio mientras su marido, el alcalde, se limita a observar junto a su cuñada también del mismo aspecto que su hermana.
·Al mismo grupo de personajes pertenecen la visita de la familia de Ramón, los Arrigurrita, con la misma tipología de matrimonio y que se acompaña de dos hijos, una parejita, que se dedican a atormentar con sus cantos a sus anfitriones.
·Arribachu, amigo de Ramón, cuyo nombre indica la familiaridad y la amistad colegial de ambos y cuyo comportamiento no se aleja del expuesto sobre su amigo.
·Las tías de Ramón, Escolástica y Ramona, junto a sus amigas Encarnación y Dolores, son la plasmación de esa clase cursi, ya sus nombres parecen recuperar alguna costumbre de provincias en el empleo de ese tipo de nombres.
·Isabel, amiga de Mercedes a la cual defiende ante los ataques de los cursis, pero que en un momento de la película, en el que Mercedes está en su posible pasado, se muestra en la situación de Mercedes, viéndose triste y desgraciada, teniendo que romper la relación con sus amistades mal consideradas por su familia.
·Taxista, se muestra incrédulo ante las situaciones surreales en que le mete Miguel Ángel, tocando la flauta por primera vez, dejándole que adivine donde deben parar o saliendo y entrando del taxi en su maravillosa primera cita con Mercedes.

Ambientes
La gran parte de la película transcurre en interiores quedando los exteriores para situaciones como la estación del ferrocarril, un plano del tren en movimiento, la inauguración del monumento en la plaza de Burguillos, una vista exterior de la residencia de la burguesía provinciana o las imágenes de la calle en la que se mueve el taxi por el barrio de Salamanca.
Los interiores están perfectamente cuidados, simbolizando el espíritu de sus moradores, y creándose así unos escenarios en los cuales se mueven los personajes como si estuviesen en un escenario. Entre ellos podemos citar:
·Interior del tren, se nos muestra el pasillo y un vagón con literas.
·Floristería, con un nombre tan propio como El Tulipán, donde además de comprar flores también se pueden comprar peces. El interior es amplio y luminoso y esta en ella empleada una chica joven.
·Taxi, sólo se distingue un ventanuco trasero ya que el primer plano de los protagonistas impide cualquier tratamiento.
·Calles del Barrio de Salamanca, lugar habitual de la burguesía urbana del momento se mencionan Juan Bravo y Claudio Coello, en la primera vive Mercedes y allí vemos su portal,.amplio y decorado con un arbusto y un banco. Se muestra otra calle de la zona en la cual hay bastante movimiento y en la cual se encuentra una peletería en la que Mercedes se prueba un abrigo de visión.
·Comida de la burguesía madrileña, tiene lugar en la casa de unos vecinos de Mercedes y amigos de Ramón, en un ambiente distinguido y elegante en el que destaca una espléndida lampará de techo. La cena transcurre en un cálido ambiente con bromas divertidas, las mujeres fuman…Esta cena se presenta como comparación de enfrentamiento a la posterior cena que tendrá lugar con la burguesía de provincias.
·Iglesia, en ella dos secuencias, la de la boda con Ramón y la de la boda con Miguel Ángel, en la cual aparece Ramón y lo echa para ocupar su lugar. Nos muestra una vista del retablo y ya se pasa a las parejas.
·Habitación de hotel, probablemente sea el Palace al cual era Neville muy aficionado, mostrándose dos habitaciones, una en la que pasan la noche de bodas y otra en la que Mercedes se está arreglando y probando el sombrero. El interior es muy elegante.
·Habitación de pueblo, en la que Mercedes y Miguel Ángel tienen que pasar la noche, para ello le ofrecen una gran cama con tres colchones, en un ambiente no tan elegante pero si muy cuidado.
·Casa de Miguel Ángel, funciona como estudio y se muestra como un lugar amplio, cuidado, muy luminoso, con una decoración culta con cuadros elegantes, incluso un Greco, y esculturas.
·Casa de Ramón, con una cargada decoración que parece detener el tiempo y en la cual toda su familia y las visitas están en su ambiente.
·Merienda de la burguesía provinciana, las tías de Ramón y su amiga doña Encarnación se reúnen para tomar el té junto a Mercedes, en el salón de la casa se mantiene una tertulia compuesta de banales diálogos y en la crítica de personas basándose en simples rumores.
·Cena de la burguesía provinciana, se produce en el comedor de la casa y es todo lo contrario a la anterior cena que tuvo lugar en Madrid. El ambiente es sombrío y Mercedes se encuentra incómoda en esa situación en la que los chistes son nefastos, riéndose los asistentes por simple complacencia o estupidez. Tras la cena todos los ojos se fijan en Mercedes por el hecho de fumar un cigarro, después los gritos de los niños interpretando una canción no hacen más que componer una postal esperpéntica de ese grupo social.
·Habitación de matrimonio, en ella se desarrollan dos escenas, en la primera se muestran las manías de Ramón a la hora de levantarse, algo que supone un suplicio para Mercedes por el mecanicismo y la falta de consideración de su marido. La habitación sigue el mismo tipo de decoración decimonónica, también se nos muestra el baño.
·Salón de baile, muy del estilo del momento y que a buen seguro conocía Neville de primera mano. Se plantea en torno a una pista rodeada por mesas en una doble altura menos por un lado en el que se encuentra el escenario. El aspecto es muy claro y luminoso algo típico de la comedia de estudio en estos momentos.

Estructura narrativa
La película probablemente es la más compleja en cuanto a estructura en toda la carrera cinematográfica de Neville ya que se aparta de la sencilla composición lineal que suele presidir todas sus obras. Los continuos saltos temporales afectan a tres momentos concretos; el presente, el cual vemos en directo, el pasado, al cual nos transporta Mercedes con sus comentarios plasmados en flash-back, y el posible pasado que nos muestra Madame Dupont[6] gracias a sus dotes interpretativas mediante un falso flash-back ya que esos acontecimientos son pura especulación.
Con ello Neville logra exponernos las dos opciones que nos puede presentar la vida en un momento determinado, y lo distinta que esta puede llegar a ser en virtud de la actitud que se adopte.
La película puede ser dividida en tres apartados, el primero servirá como presentación de los personajes y del tema principal, el segundo mostrará como era la vida de casada y como podría ser con el otro hombre, mientras el último, más breve, será el encuentro de Mercedes con su felicidad. En todos ellos se configuran una serie de situaciones cómicas, entre las que se intercalan las conversaciones que en el presente tienen Mercedes y Madame Dupont, que enumeramos a continuación:
Parte primera:
1. Mercedes se despide de sus tías y el albacea de la familia, se hace mención a los muebles y recuerdos del difunto.
2.   En el vagón conoce a la maga que le ayuda a deshacerse de un horrible reloj.
3.   En la floristería conoce a los dos hombres.
4.   Conversación en el taxi con Ramón.
5.   Comida con la burguesía madrileña junto a Ramón.
6.   Boda de Mercedes con Ramón.
7.   Conversación en el taxi con Miguel Ángel.
8.   Visita al estudio de Miguel Ángel, ve el cuadro de El Greco, conoce al amigo de Miguel Ángel y reciben la visita de los señores de Sánchez.
9.   Viajan al pueblo de Burguillos a la inauguración del monumento, deben dormir en la misma habitación ya que simulan ser matrimonio.
10. Boda con Miguel Ángel que se ve interrumpida como un sueño por la aparición de Ramón.
11. Noche de bodas en el hotel con Ramón y sus problemas con las botas.
Parte segunda:
12. Imágenes de la casa de provincias, exterior e interior.
13. Ramón no deja dormir a Mercedes.
14. Las tías de Ramón se indignan y no comprenden porque Mercedes ha ordenado retirar el reloj y el retrato del brigadier.
15. Es la hora del té, Doña Encarnación visita la casa y critican a la amiga de Mercedes.
16. Llegan los Arrigurrita para cenar, cantan los niños y no toleran que Mercedes fume.
17. Discusión en la alcoba sobre el ambiente de los cursis. Dos puntos de vista diferentes entre Ramón y Mercedes.
18. Vuelta a Madrid, Ramón empieza a mostrar sus defectos al no ver el nuevo sombrero de Mercedes.
19. Sala de fiestas, Ramón no deja escuchar la música con sus gestos y palabras. Encuentra a un amigo del colegio.
20. Tras haberle preguntado a Madame Dupont sobre como hubiese sido su pasado de haberse ido con Miguel Ángel, esta se la muestra. Recibe muchos piropos por su sombrero y vemos lo descuidado que es Miguel Ángel con los horarios.
21. Dan un paseo y entran en una peletería donde se prueba un abrigo de visón.
22. Isabel reniega de sus amigas, según los cursis son una mala compañía. Mercedes se enfada y no comprende algo que le pudo suceder a ella.
23. Todavía molesta en casa, la llegada de Miguel Ángel con el abrigo de visón, tras vender el cuadro por amor, la alegra y se van a la sala de fiestas, allí conocen a Ramón en su vida sin Mercedes, está con una mujer que era la que en realidad llevaba su felicidad.
24. En casa de Ramón este fallece de pulmonía al intentar llevar a cabo un plan de salud que incluía el dormir con la ventana abierta. Sus tías y Mercedes lloran su muerte.

Parte tercera:
1.   Llegada a Madrid, se despide de la maga y le pregunta como reconocer a Miguel Ángel. En el tren y en la estación se cruza con él pero el destino no quiere que se conozcan.
2.   Acepta la invitación de Miguel Ángel para subir al taxi, conversan en el mismo tono que le había mostrado la maga.
3.   En el portal se da cuenta de que ese es su hombre y sale corriendo tras la felicidad.
4.   Una vez en el taxi y con la lección bien aprendida deja asombrado a Miguel Ángel al conocer toda su vida. Se agarra a él y ya no se separará.

Teniendo en cuenta estos aspectos, podemos distinguir una estructura circular, ya que el final de la película es similar al principio, se vuelve a una estación de tren y Mercedes acepta la invitación de Miguel Ángel, el cambio es que ahora estamos en el presente y no en el pasado hipotético, repitiéndose el sentido del diálogo con elementos comunes, la lluvia, un animal, la flauta, el mismo taxista.
En medio de esa rueda, que no es otra más que la rueda de la vida, con todo lo que de azar tiene y donde se desencadenan toda una serie de situaciones presentadas mediante saltos hacia atrás (excepto en la parte tercera), unos reales y otros hipotéticos. Estos tránsitos se realizan siempre desde el presente, imagen de Mercedes y Madame Dupont en el vagón de tren (ocho veces), se emplea entonces el plano medio y el primer plano, el cambio temporal se marca con una cortinilla que atraviesa la pantalla y con una pequeña introducción a la escena mediante el uso de la voz en off. Debemos distinguir los dos tipos de flash-back, el real que presenta Mercedes narrando las situaciones en que aparece Ramón y su entorno, (cinco veces),.y el imaginario o hipotético que narra Madame Dupont. mostrándole a Mercedes como hubiese cambiado su vida de haber hecho caso a Miguel Ángel (seis veces). La parte tercera no presenta complicación ya que se narra en tiempo presente al igual que el inicio de la película en la estación de ferrocarril.
Una vez que nos adentramos en cualquiera de esos estados cronológicos la técnica y la planificación empleada es similar y bastante sencilla, recordamos que este apartado nunca fue muy valorado por el madrileño, optando por una ubicación de la cámara que nos permite en un primer lugar reconocer el espacio y luego asimilar las personas que en él están, en un segundo momento se posicionará en el lugar más propicio para ver el desarrollo de la escena con un gran sentido de la teatralidad. Muchas veces la cámara realiza suaves movimientos para seguir a los personajes y otras veces pequeñas panorámicas que nos muestran la estancia.
Los planos suelen ser breves, lo que incide en el dinamismo que pretende mostrar la película. Emplea el plano contraplano en las conversaciones.
Los cambios temporales en un mismo momento se resuelven mediante fundidos, encadenado si el tránsito es de espacio pero sin una gran variación cronológica. Cuando ese intervalo de tiempo es mayor se opta por el fundido en negro. En este aspecto Neville logra una solución de gran modernidad al marcar el paso del tiempo mediante el primer plano de un objeto y una voz fuera de campo, ese objeto será la simbolización visual-burguesía cursi-de lo que ocurre en otro lugar al mismo tiempo (primer plano del reloj durante la cena) o de un paso del tiempo en espera de otro momento (primer plano de las figuras horteras de casa de Ramón a la espera de los invitados para cenar).
Otros aspectos que le otorgan a La vida en un hilo el carácter de modernidad serán el empleo de sonidos fuera de campo, esto lo vemos en la secuencia en la que Ramón no deja dormir a Mercedes mientras se asea, haciendo ruidos molestos como silbidos o gárgaras, el director, mientras oímos esos sonidos, nos enfoca el dulce sueño de su esposa y como esta se despierta y revuelve entre las sábanas, esto hace que nos solidaricemos enteramente con Mercedes y acabemos por odiar a Ramón. Junto a esto tenemos el recurso de la elípsis que se emplea para mostrar la muerte de Ramón sin cambiar de plano, vemos como Ramón se decide a aplicar un absurdo plan para mejorar su salud para lo que tiene que dormir con la ventana abierta retirándose a dormir con Mercedes, la cámara no se mueve y por la misma puerta que salen entran de luto sus tías y Mercedes llorando su muerte de pulmonía.
Originales son situaciones como en la que Mercedes en el tiempo pasado hipotético y cuando le ofrece Miguel Ángel subir al taxi y todavía duda, oye la voz de Madame Dupont que le recuerda que ese es el taxi que debe coger, o cuando en la boda con Miguel Ángel aparece en el mismo plano Ramón y retira al novio, y por último cuando ambos coinciden con sus mujeres en el salón de baile y están con sus auténticas parejas.
El final escapa de cualquier tipo de innovación, cumpliendo todas las expectativas que ha ido creando el director y que implica la resolución feliz de la historia en la que la pareja que alcanzará la felicidad debe acabar unida, este final se acompaña de una melodía alegre que claramente acrecienta la intensidad del final.
Ante todos estos aspectos los diálogos se muestran como un elemento de lo más significativo, la brillantez y la versatilidad del humor que va desde la ironía, (Mercedes refiriéndose al olvido del reloj como un “disgusto terrible”), pasando por la crítica,.(a la comida que se sirve en los trenes), o el surrealismo propiciador de la evasión, (diálogo en el taxi de Miguel Ángel en el cual habla de hacer volar a los peces, de ser latifundista por poseer una serie de macetas), hasta llegar al ataque frontal a la burguesía provinciana ya muy tratado. Ese humor logrará enfrentarse a la realidad desdramatizándola, además de servir como empuje definitivo a la consecución del ritmo narrativo logrando alcanzar unas cotas de dinamismo nunca vistas hasta el momento en nuestro cine.

Música
Se utiliza esporádicamente y en puntuales momentos en los que varía su aportación. Acompañando a los títulos de crédito, estos son muy sencillos, sobre un cielo se insertan el título y el nombre de los participantes, la música es una composición alegre que permite asimilar lo que se nos va a ofrecer con una comedia. Durante la boda se utiliza una obra típica y empleada con frecuencia en estas ceremonias, la marcha nupcial de Mendelsshon y que identifica fácilmente la situación. En la sala de fiestas se tocan dos tipos de música, cuando la escena gira en torno a Ramón se emplea una música lenta basada en elementos clásicos como el violín, cuando el protagonista es Miguel Ángel la música corresponde a la que debía estar de moda en los cuarenta con ritmos muy alegres e incluso se canta la típica música de los San Fermínes (interpretadas por la orquesta de Kurt Doogan) provocando el regocijo general y un baile en grupo. La última inclusión musical se da en la tercera parte y aquí acompaña la acción durante casi toda su duración, como anunciándonos el inminente final en el que se logrará la felicidad.

Otras cuestiones
La película comenzó a rodarse el 27 de Noviembre de 1944, quedando rematada el 3 de Enero de 1945, siendo su posterior estreno el 26 de Abril de ese mismo año en el cine Capitol, en donde permanece 11días en estreno y 21 en su posterior reestreno.
Obtuvo el Premio del Círculo de Escritores Cinematográficos al mejor argumento y al mejor guión.
Neville tuvo desde el principio una gran confianza en esta obra[7]iniciándose su carrera como productor, lo que ratifica su idea de mayor libertad creativa al controlar el propio director la tarea de la producción. Acogida al crédito sindical, habitual en ese momento, recibirá la cantidad de 261.857 pesetas[8], pese a esto la película será clasificada como de segunda categoría.
Este tímido respaldo de la administración se verá refrendado en su paso por la censura, en el cual, si bien no se recorta nada, se muestra preocupado el censor, un tal F. Ortiz por algunos aspectos de la historia. Todo ello se recoge en el Expediente nº 316-44, en donde se reconoce el que “esta concebido con originalidad y llevado con gracia e interés”, después de este halago se entra ya a cuestionar alguna situación, “para evitar posibles reparos”, se aconseja que se deje claro que Madame Dupont no es una adivinadora sino que posee “facultades simplemente imaginativas”. Otro aspecto será “que pueda aparecer como tesis de la película el que las personas llenas de virtudes son las rancias y aburridas, las que carecen de las facultades de hacer la vida amable a las gentes con quienes viven”. De igual manera el censor muestra su preocupación al ver como la felicidad depende “de esas puras coincidencias”[9]. Todas estas cuestiones serán afortunadamente obviadas por el director que hacía muy poco caso a estos señores, que en la mayoría de las ocasiones, y como es este caso, se cargaban la base en la que se asentaba la película.
Su relación con el público parece ser que fue buena, disfrutando de ella los asistentes a las diferentes sesiones, aunque también se cuenta que algunos exhibidores devolvieron la cinta al ver como muchos asistentes no entendían situaciones como la relación de Mercedes con dos hombres o los saltos temporales. Esto es algo que no debe sorprender ya que el público español estaba acostumbrado a comedias simplonas y sin apenas contenido cuyo fin era el fácil entretenimiento. A todo esto le debemos unir una consideración del propio director, recogida en la revista Primer Plano nº 315 , (27-10-1946),en la que se lamenta de la situación social de la España de los cuarenta, en la que “el escalón entre las clases elevadas y el pueblo llano es demasiado profundo para que este se interese de lo que les ocurre a los otros”.
Neville se quejó amargamente de la labor de la distribuidora, con la repercusión que este aspecto tiene en la carrera comercial de la película:

“Se la di a una distribuidora que no se gastó un céntimo en hacer publicidad, que la presentó de cualquier manera, al revuelo de un capote, sin seber que tenía un filón, y, en efecto, la gente lo pasó muy bien durante el estreno y durante los ocho días que duró en cartel, porque no se cuidaron de haber hecho un contrato con el cine ni de haberle dado la propaganda necesaria”[10].

La película recogió críticas muy favorables desde todos los medios haciendo honor a uno de los eslogans publicitarios que la anunciaban, como “La única película elogiada unánimemente por la crítica”, y así es, recogemos una serie de comentarios aparecidos en diversos periódicos:
YA: “He aquí una película limpiamente conseguida y tan buena como las mejores extranjeras de un género”. (Gómez Mesa).
ALCAZAR: “Tiene La vida en un hilo el argumento mejor trazado, originalidad en su planteamiento, interés en su desarrollo y la sorpresa de un final magníficamente resuelto”.
ARRIBA: “Significa en el cine español un paso definitivo hacia el triunfo. Al final el público tributó a la película una gran ovación merecida y sincera”. (José de Juanes).
PUEBLO: “Muchas enseñanzas de peripecia expositiva y chiste limpio se deriva de esta notable cinta española que puede parangonarse con las mejores extranjeras de su mismo género”. (Ardila).
A la crítica periodística se le une la de un sector de gran importancia en estos años, las revistas cinematográficas, en el que el mundo del cine experimentaba un auge como espectáculo de masas, que no tenía nada que envidiar a nuestros momentos actuales. En España se crearán multitud de revistas que buscaban tanto el informar sobre los estrenos como mostrar espléndidas fotografías de estrellas cinematográficas tanto del emporio Hollywoodienses como del nuestro. Nombres como los de Cámara, Cinegramas o Primer Plano eran devoradas por el público deseoso de acercarse a sus ídolos.
En la revista Cámara se recogen diversos comentarios de críticos acerca de la película, en su Nº 57 de mayo de 1945, Enrique Llovet se refiere a ella “como la mejor película de humor, además de calificarla como una película sin énfasis, alejada de la condenada retórica del momento y que camina por la sencillez y lo imaginativo”. Habla de sus personajes como de seres “ortodoxos y sinceros” y respecto al tema lo define como “lo que fue y lo que pudo haber sido. Un gran tema de carácter universal, que perturba la conciencia y nos mete en un mundo de sugestión. Destacando otros aspectos como la ironía, frases con diálogos con fondo, escenarios, situaciones, sátira y cursilería”.
Ángel Zuñiga en el nº 70 la define como “la mejor película de todos los tiempos”, dejando constancia del fracaso económico que supuso.
Ya en el año 1946 y en el nº 73 aparece una lista de las películas del año anterior, nombrando a La vida en un hilo y a Los últimos de Filipinas del gallego Antonio Román como las dos más destacadas.
Curioso resulta un ataque del propio Neville al público español al cual tacha de “estar acostumbrado a mediocres películas americanas no valorando las nacionales, películas más baratas en taquilla”. (nº 72, Enero de 1946).

Años más tarde, en 1957, Neville en el prólogo a su novela La piedrecita angular, comenta: “Esta película, de la que se ha hablado mucho y se sigue hablando, de la cual tardaron mucho los cineastas en darse cuenta de su importancia; pero, en fin, se la dieron cuando ya estaba en los cines de reestreno y ya no me podían ofrecer sus elogios”.
Por último, comentar la realización en 1992 de un remake de La vida en un hilo a cargo de Gerardo Vera, con el título de Una mujer bajo la lluvia, y que Augusto M. Torres define como “demasiado fiel a la original”[11]. Esta versión estará protagonizada por Ángela Molina, Antonio Banderas e Imanol Arias.





[1] Rev. Cámara, nº 49, 15-01-1945.
[2] Prólogo a La vida en un hilo. Obras selectas. Editorial Biblioteca Nueval. Madrid, 1969.
[3] “Ya de paso ponía frente a frente, más o menos, no ya las dos Españas, porque esto ocurre en todos los países, sino las dos especies sociales tan diferentes de las cuales eran representativos los dos hombres, e hice una sátira bastante cómica de toda la cursilería de la familia del esposo y de sus visitas, completando un retrato
 fidelísimo de tipos de esta casta que todo el mundo conoce”.Edgar Neville. Prólogo a La vida en un hilo. Obras Selectas, Editorial Biblioteca Nueva. Madrid, 1969.

[4] “Lo interpretaron Conchita Montes, Guillermo Marín, que me hizo un pelmazo verdaderamente delicioso, y Rafael Durán, que hizo un escultor alegre y desenfadado. Los personajes episódicos eran muy buenos, como siempre en España”.Edgar Neville. Prólogo a La vida en un hilo. Obras Selectas. Editorial Biblioteca Nueva. Madrid, 1969.
[5] Conchita Montes en Edgar Neville: una semblanza. Incluido en El cinema de Edgar Neville de Julio Pérez Perucha. 27 Semana internacional de cine de Valladolid. Octubre, 1982.
[6] “Un personaje de circo, una adivinadora, no de lo que ocurrirá, sino de lo que pudo haber ocurrido a las gentes, me resolvió el problema para ir contando a la vez como lo hubiera sido se en vez de casarse con este se hubiera casado con el artista”. Prólogo a La vida en un hilo. Obras Selectas. Editorial Biblioteca Nueva, Madrid.
[7] “Como estaba seguro del éxito, decidí producir yo mismo la película, y entre un poco de dinero que tenía y otro poco que me prestó un banco, realicé el film, que, a pesar de notarse la falta de recursos técnicos y económicos, daba la historia con toda claridad”. Edgar Neville en el prólogo a La vida en un hilo, Obras Selectas. Editorial Biblioteca Nueva. Madrid, 1969.
[8] Datos aportados por Ramón Sala Noguer en el análisis que hace de la película en: Antología crítica del cine español.1906-1995. Editorial Cátedra. Madrid, 1997.
[9] Idem.
[10] Edgar Neville en el prólogo a La vida en un hilo. Obras Selectas, Editorial Biblioteca Nueva. Madrid, 1969.
[11] Diccionario de cine español. Editorial Espasa, Madrid, 1996.


NOTA: Esta entrada es un fragmento de la Tesis de Licenciatura defendida en la Universidad de Santiago de Compostela en 1998 bajo el título "Edgar Neville. La creatividad en el guión y su desarrollo en imágenes".