martes, 29 de novembro de 2022

El ruidito de la aguja

 

[Ramonismo 130]

'Todo lo que importa sucede en las canciones’ es un emocionante recorrido vital maridado con la música



DEJA Fernando Navarro caer la aguja del tocadiscos sobre los surcos de ese disco que está dispuesto para detonar la vida, para convertir minutos de letras y músicas en una cascada de emociones que, tras ese ruidito de la aguja al rascar el vinilo, pasan a formar parte del recorrido vital de este periodista musical. ‘Todo lo que importa sucede en las canciones’ (Pepitas de Calabaza), propone asomarnos a esa vida que sin la música no tendría sentido o, por lo menos, lo tendría muy diferente, así como los encuentros con las personas que uno va colmatando a sus flancos para continuar el viaje.

Esas personas, mujer, hijo, madre, psicóloga o amistades, en mayor o menor grado, son también parte de una banda sonora existencial que Fernando Navarro escruta a corazón abierto, proponiéndonos un texto lleno de sinceridad, de perspectivas vitales siempre rodeadas de una canción determinada que explica cada uno de esos itinerarios en un maridaje que, quizás todos nosotros tenemos, por aquello de vivir siempre rodeados de canciones, pero que, en el caso de un crítico músical, se convierte en un inmenso ring en el que se decide todo y sobre el que poder esquivar mejor los golpes de la vida cuando es una voz y una canción la que intenta explicarte.

No elude Fernando Navarro en los capítulos de este libro, apadrinado cada uno de ellos por una canción, los golpes que todo proceso de maduración lleva consigo y al que cada uno se enfrenta de una manera muy diferente. Agarrado a esas sintonías, el autor, al tiempo que nos explica los contextos del intérprete de esa canción y cómo surgen esas melodías, nos sitúa frente a su propia historia y cómo la juventud se va orillando para dejar paso a una madurez a la que siempre cuesta llegar, por lo que tiene de renuncia, de asunción de responsabilidades y de fracasos que toda singladura lleva consigo. El dolor de dejar a la que ha sido tu pareja, la incertidumbre de alejarte de un hijo pequeño, la pérdida de la madre, una mudanza, las visitas a una psicóloga, la irrupción de otra mujer... muescas de lo que supone estar vivo, momentos de zozobra que solo parecen encontrar sosiego cuando esa bendita aguja hace que Bob Dylan, Elvis Presley, Bruce Springsteen, Tom Petty, Lucinda Williams o Patti Smith den sentido a una habitación vacía de muebles y llena de cajas precintadas, con sus palabras arrojadas al viento como parte de ellos pero que desde ese solitario momento se convierte en nosotros.

Lo cierto es que a los pocos minutos de comenzar esta lectura Fernando Navarro ya consigue envolverte con su relato, con sus bandas sonoras, con esa literatura radicalmente humana que consigue. copiando las palabras que él mismo dedica a la música de Bob Dylan, «una música radicalmente humana». Y es que si algo transmite este texto es una estremecedora autenticidad en lo que se cuenta a partir del contacto y las experiencias con todas esas personas fundamentales en la existencia de Fernando Navarro, pero también de cada uno de los lectores que se asomen a este libro y que rápidamente intentarán también traducir su vida en músicas. Un libro que, por ese peso de la dinámica musical, te obliga a interactuar de una manera mucho más viva que en otros textos. En cada capítulo te ves obligado a buscar en tu móvil esa canción que no conoces, a recordar aquella otra que has escuchado hace demasiado tiempo o, incluso, a comprar discos que desde esta lectura ya pasarán a formar parte de ti. Es por ello que el agradecimiento que siempre debemos tener con todo escritor por lo que aprendemos de sus escritos, por compartir sus emociones y por ofrecernos buenos momentos, en el caso de ‘Todo lo que importa sucede en las canciones’ se extiende al descubrimiento de esas canciones tan buenas que es imposible no compartir el gusto de Fernando Navarro.

Acabo ya, y lo hago escuchando ‘Workingman’s blues #2’ de Bob Dylan del disco ‘Modern times’, la canción con la que se inicia este rosario de canciones, este desfile de emociones y, ciertamente, no podría ser otro. Bob Dylan como piedra fundacional de tantas emociones y con el que también se cierra este libro que transita por una vida y por un puñado de canciones en un sendero repleto de sinceridades, de errores y de raspones, también de felicidades, de alegrías que personas y músicas nos conceden a todos nosotros para seguir avanzando por esos surcos en que nos coloca la vida como si nos moviéramos por un disco, o por una canción, allí donde sucede todo lo que importa.



Publicado en Revista. Diario de Pontevedra 22/10/2022


martes, 15 de novembro de 2022

Ajenas al mundo

 

[Ramonismo 129]

'De bestias y aves’ genera un territorio íntimo, un ecosistema femenino repleto de tensiones que golpean al lector


Una carretera, una mujer llamada Cora y un itinerario. Una huida y una presencia. Así es como Pilar Adón nos adentra en otro de sus libros de los que no es sencillo salir indemne. ‘De bestias y aves’ (Galaxia Gutenberg) plantea un recorrido físico, pero también vital, el de una mujer con una pesada mochila a la espalda que se establece en un territorio del que desconocemos muchas cuestiones y pocas más sabremos al término del relato, pero en el que somos capaces de calibrar toda una serie de tensiones que saltan desde esas líneas al propio lector, adentrándolo en un ecosistema lleno de nombres de mujeres que establecen una suerte de comunidad que, como la tela de una araña, atrapa en ella a quien se aventura en esa estructura aparentemente invisible.

Una vez más, tras otros títulos también editados por este sello, como ‘Las efímeras’ y ‘La vida sumergida’, Pilar Adón evidencia su registro literario. Ese espacio propio que es tan difícil de establecer pero que ella ha sabido plantear de una manera firme, en base a una forma de narrar llena de capas, de telones que se van descorriendo descubriendo toda una tramoya existencial que convierte a los protagonistas de sus libros en seres a los que una enorme lupa intenta contextualizar en un entorno desasosegante y que pone al límite al ser humano, evidenciando miedos, contradicciones y frustraciones. Su lenguaje, tan bien trabajado, plantea todo un ovillo con el que envolver tanto a protagonistas como a lectores, sujetándonos desde las primeras páginas hasta las últimas consecuencias, del todo imprevisibles. Trabaja también su autora el ritmo de un texto con enormes valles en los que el tiempo se suspende, en el que el relato parece sugestionarse a sí mismo, y que posee una enorme importancia para la creación de esa atmósfera que siempre se materializa en sus textos de una manera puramente física, y que casi obliga al lector a apartar con sus dedos esa especie de nebulosa que Pilar Adón provoca.

No han sido pocos los elementos geográficos o meteorológicos que han salido hasta el momento en este comentario y es que lo cierto es que todo lo natural está muy presente en ‘De bestias y aves’, hasta el punto de que ese territorio en el que se adentra una mujer en la noche, tras horas de carretera,  se configura como un protagonista más del relato. Un panteísmo literario que convierte lo natural en una suerte de líquido amniótico en el que elementos vegetales, animales y la propia agua, forman parte decisiva de lo que sucede y de cómo esa protagonista intentará que el peso de su mochila se alivie de alguna manera.

En ese contexto, esta desterrada de su pasado, se adentra en un universo femenino con personajes tan enigmáticos como atractivos. Mujeres alejadas del mundo y ajenas al mundo en el que no todos se sienten cómodos, pero donde Cora encuentra un ámbito de pertenencia, la compañía de otras, la sensación del clan, la comunidad todavía por explorar pero, al fin y al cabo, explorar la acogida de los otros es reconocerse a uno mismo. Mujeres y naturaleza plantean este paréntesis lleno de sensaciones, de estremecimientos en el que sumergirse. Un lago en el que reflejarse para verse a sí misma, para entender el peso propio, un escenario para aligerar la carga, en definitiva, para hallar esas respuestas que nos ahogan tantas veces y a las que somos incapaces de enfrentarnos.

Pilar Adón nos propone un relato inmersivo, lleno de ambigüedades y derivas que no hacen más que agitar todo lo que semeja firme, convirtiendo esa Betania en un escenario que no llega a ser de terror, pero sí que nos perturba de una manera cada vez más intensa a medida que sus personajes y las diferentes situaciones se suceden y envuelven a Cora bajo esos telones que pensamos se están moviendo en un proceso de desvelo, cuando lo único que hacen es envolver de una manera más intensa a esa presa que entró donde no debía, allí a donde la llevó un instinto que la convierte en un animalillo más, un miembro más de un bestiario que forma parte de un ecosistema lleno de fricciones y violencias.

La escritora madrileña continúa así proyectando ese universo propio hacia el exterior a través de historias en permanente combustión. Un territorio incómodo que, sin embargo, seduce al lector por su valentía y energía.


Publicado en Revista. Diario de Pontevedra 15/10/2022