xoves, 3 de abril de 2014

El mar

OTRA VEZ reclama su tributo. Su cruel pago a partir de aquellos que le desafían día a día en busca de su pan. El mar se ha tragado nuevas víctimas, héroes que desde el anonimato diario buscan subsistir con su duro trabajo pero que de manera imprevisible se han ido al fondo del mar y con ellos la felicidad de sus familias.
Ni los avances técnicos, ni las medidas de salvamento serán nunca quien de evitar por completo que el mar se cobre ese peaje por surtirnos de él y por disfrutar de su inmensidad.
«El resonante tigre de las aguas,/las uñas resonantes de cien tigres,/las cien manos del agua,/los cien tigres con una sola mano contra nada», escribió Octavio Paz, y es que cuando el mar araña el dolor es incontenible, un grito sordo que se hunde en su profundidad hacia un abismo en el que la belleza se convierte en silencio y desolación.

Entre Dous. Diario de Pontevedra 2/04/2014

Ningún comentario:

Publicar un comentario