martes, 27 de marzo de 2018

"El dinero es lo único importante"

Rue Saint-Antoine nº 170
Memoria ▶ Se cumplen diez años de la muerte del hombre orquesta, John Balan, y pocos recuerdos más precisos para conocer su origen artístico que este encuentro estelar publicado en Diario de Pontevedra el 30 de agosto de 1966 con Pedro A. Rivas. Un desafío para ambos. Un auténtico duelo al sol en el que es imposible mover una coma de sitio.


«Manuel Balán el hombre orquesta como él mismo se denominaba por un imperativo superior», así encabezaba yo, hace años-ya ha llovido tanto que la lluvia recogida se ha convertido en otro pantano de Entrepeñas-, una entrevista con el que hoy se llama John Balan, con acento en la A de ‘Ba’ para que tenga mejor asonancia yanqui, el Frank Sinatra español, suficientemente conocido por todos los públicos; nunca suficientemente escuchado, siempre suficientemente atractivo como espectáculo.
Manuel Balán Villanueva, natural de Seijo (ayuntamiento de Marín) es un gallego que no ha alcanzado fama universal porque el destino le cercó implacablemente cuando Manuel Balán, el hombre orquesta, iniciaba la marcha, en dirección ascensional, por el tortuoso camino que discurre entre ese bosque de intrigas, celos y envidias que es un tablado teatral. No fue un amor imposible, ni un desengaño amoroso; ni una infidelidad, ni siquira el fracaso. Fue el servicio militar obligatorio.
Otra vez John Balan que perturba a Manuel Balán. Los clientes del café-bar donde se desarrolla la entrevista detienen sus juegos. «Con ustedes John Balan, el Sinatra español, que interpreta «No te cortes la melena que me sometes al tormento, y tras de tan dura pena, me muero de seeeeeentimiento...». John Balan ha concluido. Los aplausos de los clientes provocan la risa en John Balan.
¿Hay alguna mujer en su vida?
No, no. Adoro la vida nada más. Ignoro como son las mujeres. cómo hablan o piensan; qué piensan o hablan de mí; si les atraigo o les soy repulsivo. Cuando canto, o actuo en un café las observo, intento pasar el muro de sus ojos e ir un poco más allá. Siempre encontré, encima del muro, un alambre de espino que me lastimaba.
¿No intentó cortar usted el alambre?
¿Con qué tijeras? No he tenido nunca la conversación suficiente y agradable para enamorar o conquistar una mujer. Alguna vez que vencí el miedo, estaban comprometidas. Eran chicas simpáticas, atractivas, cariñosas. Escucharon pacientemente las pocas palabras que yo pude decirles y al final me respondieron que no podían. Pudo más en ellas el amor que su pena hacia mi soledad.
Pero, ¿les habló usted de amor?
No. Desconozco lo que es el amor, aunque ello no significa que no crea en él. A veces creo y a veces no.
¿Por qué se llama usted ahora John Balan y no Manuel Balán?
El artista nunca debe usar el nombre propio. Es contraproducente, Manuel Balán es demasiado vulgar. En cambio John Balan, suena a artista caro.
¿Porque esa constante inclinación hacia lo norteamericano? ¿Porque desea usted ser yanqui?
Es un complejo que yo advierto en mí, que es más poderoso que yo. He buscado una explicación, pero no la encuentro. Incluso pensé reprimirme, pensé no imitar a los norteamericanos. Sin embargo, hay días en que los impulsos son más fuertes que yo y si no represento a John Balan en una película, no resisto. Tendría que suicidarme.
¿También ese impulso le obliga a vestirse como norteamericano? ¿A llevar pistola de juguete al cinto?
Yo a los americanos si los aprecio es porque tienen mucho dinero. Poseen el dinero del mundo. Sin embargo, la imaginación es una cosa y la realidad otra. Hoy a la juventud le da por ser ‘yé-yé’ y nadie les dice nada. A mí me da por ser norteamericano y ser español, que es el más grande orgullo que uno puede tener, y le parece mal a la gente. Ahora que los norteamericanos son un gran pueblo muy poderoso ¿Y sabe por qué? Porque tienen dinero. Brasil es tan grande como Estados Unidos ¿y qué? Nada. Sólo saben darle patadas al balón. En cambio Norteamérica ganó dos guerras...
En cambio ahora está perdiendo una en Vietnam ¿o no?
¡Bah! Están jugando a los soldaditos de plomo. Si quieren ganarla, la ganan.
Manuel Balán toma otra vez las riendas del diálogo y tacha de su mente a John Balan. No se escucha protesta alguna, solamente la letra de una canción: «No te me pongas triste, porque me mata tu carita de pena mi dulce amor... Sobre tu cadáver dejo caer». ¿Ha matado usted a John Balan?
John Balan no ha muerto ni morirá. Actúa cada domingo con el conjunto ‘Los Yankis’
¿Es que Manuel Balán ha estudiado solfeo?
No, John Balan se hizo a sí mismo. Sus extraordinarias condiciones le permiten aprender de memoria una canción con solo escucharla una vez. Incluso si es en inglés.
¿También ha estudiado inglés Manuel Balán?
No, pero John Balan, sí.
¿De oído, por correspondencia o con clases particulares?
De oído, como todo lo que yo hago. Salvo algunas letras de canciones que las leo dos o tres veces y luego las escucho con la orquesta para aprenderlas de memoria.
¿Gana más John Balan que Manuel Balán, el hombre orquesta?
John Balan gana de 700 a 1.000 pesetas por día de actuación. No puedo quejarme. Me va muy bien, pese a que nadie es profeta en su tierra.
¿Ha tenido suerte entonces?
Suerte no, trabajo. Yo no sé de que color es la suerte.
Rosa
Será, pero hasta que lo vea no lo creo.
¿Y qué tiene que ocurrir para que Manuel Balán sea contratado como actor para interpretar una película en Hollywood junto a Kim Novak?
Simplemente que se cumplan las ilusiones y fantasías que uno sueña. Nada más...
Y no hubo más, Manuel Balán, el hombre orquesta, como él se mismo se denomina por un imperativo superior, y John Balan, el cantante americanizado se han fundido de nuevo y uno ha desaparecido tras la personalidad y las reacciones del otro. El resultado es Manuel Balán Villanueva, de 36 años, soltero, natural de Seijo (Marín) artista desde los pies hasta la frente.


Publicado Diario de Pontevedra 26/03/2018
Fotografías: Camilo Gómez


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