sábado, 16 de outubro de 2021

Carpa de emociones

  [Ramonismo 85]

El último trabajo de Silvia Pérez Cruz, ‘Farsa (género imposible)’, es un cruce de disciplinas artísticas hecho voz


Es la voz de Silvia Pérez Cruz una de las mayores emociones que la música actual puede poner ante nosotros. Un fino alambre de increíbles modulaciones capaz de soportar permanentes desafíos desde ritmos, sones y la atención de un público que suele generar un inmenso silencio a la hora de escuchar una voz con mucho de irreal y capaz de transportarte a una serie de atmósferas que surgen de la propia música.

El Pazo da Cultura de Pontevedra acoge esta noche a la cantante catalana con un espectáculo del mismo título que su último disco, ‘Farsa (género imposible)’, quizás el ejercicio más libre de creación realizado por la artista en su todavía corta carrera musical pero tan repleta de admirables momentos y del respaldo del ámbito musical capaz de reconocer en ella un cúmulo de virtudes que, sobre todo, acuñan un camino propio, alejado de las perniciosas confusiones que buscan satisfacer a públicos masivos, que generan buenos ingresos pero que normalmente van contra la libertad y las posibilidades de los creadores.

Silvia Pérez Cruz tiene muy clara esa libertad a la hora de situarse ante el público y esa bandera irrenunciable se convierte en un ejercicio de sinceridad que pone el vello de punta cuando el silencio de la sala se rompe con canciones como ‘Pena Salada’ o ‘Todas las madres del mundo’, contenidas en el disco que hoy nos presenta. A partir de ahí Silvia Pérez Cruz se arrima a las rancheras, al fado, al flamenco o al jazz, que tan bien le sienta (bueno, todo le sienta bien a esta mujer) para multiplicar las posibilidades de su trabajo desde no solo lo musical, sino también lo literario, ya que las letras de su puño y letra son también pequeñas joyas que se alternan con las de nombres como los de Miguel Hernández, Sylvia Plath o Javier Ruibal, también convocados a este trabajo que se expande por otras disciplinas, por géneros artísticos como el teatro, la pintura, la danza o el cine en una explosión creativa sorprendente para quien no llega todavía a los cuarenta años.

Todo esto detona en los espectáculos de Silvia Pérez Cruz bajo esa carpa que se constituye desde la emoción y que, poco a poco, sientes que te va cubriendo con ese aroma que emana de un espectáculo en libertad y que, junto a sus acompañantes, los miembros de la Farsa Circus Band, toma ese tono festivo, de banda que se va reuniendo a lo largo del camino para hacer de las canciones una celebración colectiva, un canto de vida que finalmente sirve para distinguir aquello que tiene comentado en alguna entrevista nuestra protagonista sobre este conjunto de canciones que nacen para distinguir entre lo que soñamos y lo que somos.

Y es ahí, en esa incerteza, donde las palabras de Pessoa, siempre Pessoa, que se graban sobre la superficie del CD alcanzan todo su sentido: «El Poeta es un fingidor/ Finge tan completamente/ Que hasta finge que es dolor/ El dolor que en verdad siente». Es la ficción del creador, el diálogo de Silvia Pérez Cruz con todas esas disciplinas que se suben a este carromato que la lleva por los caminos de festivales y conciertos eludiendo pandemias y las consecuencias de unos tiempos contrarios a la alegría y a la reunión. Desde esa situación tan triste como imprevista es como recibimos la voz de Silvia Pérez Cruz, como un haz de luz en la noche cuyas canciones resplandecerán como estrellas a las que incluso poder pedir algún deseo como que sigamos en esta línea, recuperando encuentros culturales y presenciando las caricias de nuestros artistas en forma de su talento.

Como todo buen proyecto en este disco se articula un relato, una historia que parte de la experiencia de la artista, de la reflexión sobre lo hecho y hacia donde continuar cuando los focos del éxito comienzan a deslumbrar y, en ocasiones, a cegar. Silvia Pérez Cruz mira a esas luces directamente y comienza a adentrarse en eclécticos territorios, a plantear propuestas que, a buen seguro, la llevarán a generar nuevas canciones que como ‘Fatherless’ o ‘Plumita’ nos hablan de la valentía de quien no debe nunca acomodarse y tantear a su público con propuestas impactantes pero también con palabras que nos interpelan: «Qué falsa invulnerabilidad, la felicidad/¿Dónde estará ahora?. Palabras incluidas en esa ranchera llamada ‘Mañana’ y que para todos nosotros es hoy.

 

Publicada en Revista. Diario de Pontevedra 16/10/2021 

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