mércores, 11 de decembro de 2019

El cuerpo como texto


[Ramonismo 5 ]
'Anatomía sensible' es un conjunto de textos alrededor del cuerpo humano como inspiración literaria



CABEZA, cabello, pie, ombligo, pierna, tobillo, axila, cadera, nalga, ano, oreja, vagina, pene, barriga, ojo, alma... en pocas páginas más hermosas ha podido escribir el bueno de Andrés Neuman como en las que conforman este libro, entre lo poético y lo narrativo, de título ‘Anatomía sensible’, publicado por Páginas de Espuma, la editorial merecidamente galardonada este año con el premio nacional a la mejor labor editorial.
Anatomía y sensibilidad coinciden bajo la advocación de este autor que también transita entre dos estaciones, entre la poesía y la prosa, confluyendo ambas en esta sensibilidad anatómica que se propone como inspiración, pero también como escenario para concebir una serie de textos sobre cada una de esas partes de nuestra anatomía. El humor, el ingenio y la ironía hacen sus cosquillas sobre la piel de cada uno de estos textos en los que el argentino Andrés Neuman vuelca, a partir de su ya consolidada calidad literaria, una extraordinaria capacidad de sorpresa por todo lo que puede provocar nuestro cuerpo, incluso aquellas zonas más despreciadas, por considerarlas sin importancia frente a otras con mucha más consideración.
Nacido en Buenos Aires en 1977 Andrés Neuman vino a España con sus padres exiliados, y en Granada, no sólo acabó sus estudios, sino que tras licenciarse en Filología Hispánica y realizar el doctorado, acabó impartiendo clases de Literatura Hispanoamericana en su Universidad. Con un pie en cada una de las orillas del Atlántico su obra se ha consolidado en España transitando de manera especial por la poesía, el cuento y la novela. Por ellos ha recibido numerosos reconocimientos destacando el premio Alfaguara y el premio de la Crítica por ‘ El viajero del siglo’ (2009), dentro de un amplio listado. Pero más allá de los premios lo singular de su obra reside en esa hibridación de dos sistemas literarios, el español y el latinoamericano, en especial el argentino, generando así una escritura llena de personalidad.
Y esa personalidad es bien evidente con esta ‘Anatomía sensible’, en la que desde la propia idea que da sentido al libro, como su materialización, son un interesante ejercicio literario en el que Andrés Neuman consigue que ya no volvamos a ver de la misma manera cada una de esas partes, desmitificadas a base de una mirada que son muchas miradas, tantas como las que suelen dirigirse a cada uno de esos fragmentos corporales en los nuestros propios y, por supuesto, los de los demás. También nos encontramos un propósito muy de agraceder, de desmitificación de esas anatomías, y precisamente ahora, cuando de una manera absolutamente avasalladora esta sociedad se define por el culto a un cuerpo perfecto. De ahí que lo imperfecto que tanto abunda en todos nuestros cuerpos se reclama aquí como parte de una identidad a reivindicar. Una alternativa de roles que se aleja de los escenarios mediáticos y desde lo más íntimo propone ese orgullo del cuerpo más común. La feliz frase con la que se cierra la contraportada del libro: «Todos los cuerpos son bienvenidos aquí», es la que mejor define el contenido de un libro que se disfruta desde cada una de sus páginas por esa mirada de greguería que surge en muchas de sus expresiones, por un lenguaje rico y la capacidad de expresar un cúmulo de sensaciones, muchas conocidas, por nuestra propia relación con esos fragmentos corporales, pero que una vez leídos los textos adquiere nuevas posibilidades y eso que tiene un enorme mérito el escribir algo lúcido sobre un hombro, un codo o una oreja.
En otros, erotismo y poesía coquetean también con la naturalidad de esos cuerpos que aquí Andrés Neuman toma como páginas sobre las que escribir, inspiraciones epidérmicas con las que acariciar la literatura, esa misma a la que este autor ha consagrado su vida para obsequiarnos con sus historias y poemas y, en ocasiones tan particulares como la que nos ocupa, con los instantes de una anatomía seductora no por lo maravilloso o espectacular, sino por esa naturalidad que hace que nuestros cuerpos sean nuestros mejores relatos frente a la cotidianeidad de la existencia.


Publicado en Revista. Diario de Pontevedra 7/12/2019



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