martes, 3 de decembro de 2019

Las palabras vividas

[Ramonismo 4]
Quique González y Luis García Montero renuevan su mítica colaboración en ‘Aunque tú no lo sepas’ con un emocionante disco


UNA HABITACIÓN, un poemario, y un encargo. Así fue como Quique González con ‘Habitaciones separadas’ en sus manos y el encargo de Enrique Urquijo para que compusiera una canción para él, se adentró ya para siempre en la obra de Luis García Montero, y no sólo en la obra, sino en la persona con la que establecería una de esas alianzas inmarchitables a lo largo de la vida.
De aquella habitación salieron dos canciones, pero la adaptación del poema ‘Aunque tú no lo sepas’ fue la que sabiamente eligió el inolvidable Enrique Urquijo, convirtiéndola en una de las más emocionantes integraciones de palabra y música en nuestro país. Una canción que Quique González siguió convirtiendo a través de su voz en una emoción permanente y la evidencia de que hay poemas que con una buena melodía a su lado estallan en infinitas posibilidades.
Hace unas semanas esa alianza entre músico y poeta renovó sus votos y, tras cinco años de trabajo, Quique González y Luis García Montero pusieron en nuestras manos diez poemas convertidos en canciones, diez estaciones de paso para entender el milagro de la palabra, de ‘Las palabras vividas’, que es como se llama este disco pulcramente editado por Varsovia records. Y es que en la palabra es en donde se sustenta todo, la vida, la imaginación, la amistad, el amor, la creación, en definitiva, las «palabras verdaderas», esas que necesitamos para el día a día del ser humano y que el propio poeta reclama en su último libro editado por Alfaguara, ‘Las palabras rotas’, (¡Lean, por favor, este libro tan necesario hoy!). De nuevo las palabras y las señales que esas palabras nos emiten en estos tiempos de confusiones y miedos. Con la poesía, como esa forma de resistencia ya proclamada en varias ocasiones por Luis García Montero, a partir de ella podemos reciclar todas esas palabras que esta sociedad ha ido orillando del que debería ser su centro, nosotros, depositándolas en lo marginal, en aquello que se desprecia. Todo ese libro es un canto a la palabra, a la verdad y a la dignidad de la poesía frente a la inmundicia en la que estamos cada vez más enfangados.
Y precisamente con cantos son con los que Quique González es capaz de apaciguar nuestras almas, de hacer de esas palabras vividas un cántico de emociones, de voces rasgadas en las que se sutura la vida y las historias, aquellas que ofrenda el poeta de manera limpia y clara, sin distracciones ni extravagancias del lenguaje. Así es como canciones como ‘La nave de los locos’, ‘Bienvenida’, ‘El pasajero’, ‘Las nuevas palabras’ o ‘Todo se acaba’, son tránsitos por lo vivido, itinerarios de miradas, pieles y memorias que fundamentan el arte de sobrevivir y que revitalizan aquel ‘Aunque tú no lo sepas’ como dignas sucesoras.
Cómplicidades, admiraciones cruzadas, urbanidades solitarias y resistencias varias unen a Quique González y Luis García Montero en este carrusel bajo la niebla movido por la palabra, esa misma que genera paisajes de ciudades y noches bajo la luna, corazones a la vuelta de la esquina, almas tristes y botellas que esconden el mar. Libertades en plazas por las que aquí se brinda como exaltación de una existencia que este caótico escenario en que se está convirtiendo nuestra sociedad quiere anular en beneficio de una uniformidad que nos acosa cada vez en mayor manera.
Ante ese ruido escuchar estas palabras, acompañadas de la música y la voz de Quique González, propicia un acto íntimo de conocimiento y análisis de uno mismo. La posibilidad de sentirse en el interior de cada una de esas historias que Luis García Montero pensó desde el principio como letras de canciones y no como poesías al uso. Una línea difusa por donde moverse el lector o quien escuche lo que podrían ser diferentes bandas sonoras de nuestras vidas. Deambulatorios en los que ante tantas sombras la palabra emerge con un fulgor cada vez más preciso para hacerse verdad. Como verdad fue la que surgió en aquella habitación y a la que todavía hoy nos asomamos para entender lo que fuimos, pero, sobre todo, para saber lo que somos.


Publicado en Revista. Diario de Pontevedra. 30/12/2019
Foto. Víctor Sainz/El País

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