luns, 28 de xaneiro de 2019

Torrente Ballester 20 años después

Rue Saint-Antoine nº 170
Literatura. La portada de Diario de Pontevedra del 28 de enero de 1999 se ocupaba, casi al completo, con la muerte de Gonzalo Torrente Ballester. Algo nada habitual pero que, en el caso de este medio, servía para reflejar la enorme figura del escritor, así como su vínculo con la ciudad de Pontevedra, por él llamado «el mejor de sus rincones»

Comida de catedráticos del Instituto
Femenino de Pontevedra en 1965 (Ozores)
El pasado seis de diciembre, Anxos Rial, profesora de Lengua Gallega y Literatura del Instituto Sánchez Cantón, subía a las redes una fotografía en la que Pontevedra se mostraba envuelta en una espesa niebla. La ciudad aparecía engullida por ese efecto meteorológico, y sólo el campanario de la Basílica de Santa María parecía resistir firme ante las brumas. «Y llegué a la conclusión de que, cuando Castroforte del Baralla se ensimisma hasta cierto punto, un punto máximo, claro, la cima del ensimismamiento, asciende en los aires, en una palabra, levita, y no desciende hasta que deja de pensar, de interesarse por algo suyo y piensa o se interesa por algo ajeno.», escribió Torrente Ballester en una de sus obras maestras, ‘La saga/fuga de J.B.’ sobre esa ciudad literaria inspirada en la Pontevedra que el escritor y profesor en el Instituto Femenino (actualmente Instituto Valle-Inclán), conoció bien durante su estancia en ella, entre 1964 y 1966, y desde la que partió hacia la Universidad norteamericana de Albany, en la que remató la escritura de esa novela.
Niebla engullendo a Pontevedra el
pasado 6 de diciembre (Anxos Rial)
Como en esa fotografía, que cada cierto tiempo se repite en Pontevedra, la figura de Torrente Ballester remonta el Mendo para hacerse visible. Para emerger como el fabuloso narrador que es y que, pese a ciertos olvidos y desprecios, acaba, desde su poderosa imaginación y escritura, reclamando su lugar en lo más alto de la literatura. Ahora, con motivo del veinte aniversario de su fallecimiento el mundo editorial recupera varias de sus obras con nuevas ediciones. Títulos esenciales como la trilogía de ‘Los gozos y las sombras’ que publica Alfaguara en una monumental edición que reúne los tres apartados de esta historia tan cercana a nuestra identidad y que recordemos hizo de Pontevedra un plató de cine, con la filmación en sus calles de la mítica serie de televisión, quizás la primera gran serie televisiva en España. Mientras, la editorial Alianza ya tiene listas para salir al mercado durante esta misma semana novelas sustanciales dentro de la obra torrentina como ‘La Saga/fuga de J.B.’, ‘Don Juan’, ‘La isla de los jacintos cortados’ y ‘Crónica del rey pasmado’. Pocas maneras mejores de recordar y de honrar a un autor que con la revisión de sus obras y que quizás permitan, por fin, sortear ese estigma de literatura compleja que es la que todavía hoy muchos encuentran en cómo afrontaba Torrente Ballester su escritura. Cierto es que le preocupaba mucho la construcción de la obra, también su componente estético, y todo ello le llevaba a un ejercicio tremendo de análisis de la estructura de ciertas novelas, un trabajo muy serio, arriesgado e innovador, llevado a cabo por quien conocía todos los resortes de la escritura desde sus amplios saberes. Un auténtico investigador de la palabra que, desde el manejo de la ironía, la realidad, la fantasía y la inteligente revisión y adaptación de los mitos, hicieron de su obra un enorme embrujo para el lector, generándose en sus libros un territorio en el que la literatura se muestra con todo su potencial para establecerse como un caudal de sensaciones.

El 28 de enero de 1999 Diario de Pontevedra reflejaba la muerte del escritor ferrolano de una manera poco frecuente ante la muerte de un escritor. Toda una portada y un especial de ocho páginas daban buena cuenta de la importancia de su obra pero también de su relevante relación con una ciudad de la que fue nombrado Hijo Adoptivo en 1997, y en la que fue feliz, como repitió una y otra vez siempre que la visitaba de manera habitual, bien para encontrarse con sus antiguas amistades o por su presencia como parte del jurado de los premios Julio Camba de periodismo. Sobre ella decía: «el mejor de los rincones conseguidos a lo largo de mi vida lo tuve en Pontevedra», ese rincón era su vivienda en la calle Arzobispo Malvar y desde ella un paseo ante la Basílica de Santa María para dirigirse al Instituto, cafés en el Lar, trajes en Valiño Sastre y todo un reguero de historias que, entre Filgueira Valverde y Manuel Domínguez, (compañeros de claustro), instalaron en su cabeza para convertirse en inspiración para ese gran hito literario que hace levitar a Pontevedra y que cuando deja de pensar en si misma vuelve a posarse y a darse cuenta de que esta ciudad, ese rincón que tanto amó, sigue sin tener hacia él un recuerdo en forma de placa o monumento, simplemente en forma de gracias.



Publicado en Diario de Pontevedra 28/01/2019 

Ningún comentario:

Publicar un comentario