luns, 26 de xullo de 2021

Historias necesarias

 

[Ramonismo 77]

Bueu es el origen de una historia familiar que Gabriel Pérez relata con un pulso tan firme como necesario hoy



TODAVÍA en nuestra historia colectiva hay muchas, demasiadas historias personales que permanecen ocultas por diferentes motivos y cuyo conocimiento es más que necesario para entender lo que sucedió en este país cuando la libertad se quebró de manera violenta con el alzamiento militar sobre un gobierno legalmente constituido, algo que sonroja tener que apuntar hoy en día pero que, dadas las últimas declaraciones de ciertos políticos, no conviene tampoco dejar de señalar.

Las consecuencias de la Guerra Civil, incapaces de ser cerradas por la Transición Española, se van filtrando a lo largo del tiempo en un proceso imposible de contener. Con miles de víctimas todavía en fosas y en cunetas y sin un proceso judicial que remate de manera honrosa para un país aquellos acontecimientos, en esa porosidad de historias la literatura tiene una más que meritoria labor que realizar y así es como el periodista Gabriel Pérez Gómez coloca ante nosotros una de aquellas historias personales y familiares, pero que al final, son también colectivas. Así es como la historia de Emiliano Rosales Davila, un marinero de Bueu emigrante en el País Vasco convertido en capitán de milicias, se hace libro bajo el título de ‘Le pusieron libertad’ puesto en circulación por la Editorial Renacimiento. Una narración emocionante, donde la vida de Emiliano Rosales y su familia, su mujer y tres hijos, permite al autor confeccionar todo un paisaje de numerosos elementos que formaron parte de aquellos años, primero los inmediatamente anteriores al golpe de estado, vividos en un Bueu marinero, ilusionado con la República, vinculado a esas labores del mar y la conserva de la empresa Massó y en donde un hombre y una mujer se enamoraron y formaron una familia; después el ambiente en el País Vasco, la pertenencia activa de Emiliano Rosales al el mundo sindical y su paso al frente de dos batallones para defender con las armas a la República; y posteriormente todo el periplo de su mujer para poner a salvo a sus hijos, con migraciones por campos de refugiados franceses, colaboraciones con la Cruz Roja en Cataluña y el reencuentro con una de sus hijas llevada en barco a Rusia.

Toda una epopeya que Gabriel Pérez nos muestra con un firme pulso periodístico, magnífico en la explicación de cómo se fueron sucediendo todos esos acontecimientos que, en diversos puntos de la península, y con sus peculiaridades, definieron todo lo que fue la Guerra Civil y los años posteriores. Ejemplar en el manejo de los datos, las vidas de Emiliano Rosales y Carmen Villanueva conforman un emotivo reportaje de aquellos años llenos de miserias y dolor, de frustraciones y desesperanzas, que afectaron a miles y miles de vidas en una España incapaz de reconocerse a sí misma.

 Una historia que surge de un olvido que envuelve a tantos relatos de personas que muchas veces no quieren volver a mirar a ese pasado tan doloroso que se guarda en el interior de las familias en una suerte de caja de Pandora pero que, en este caso, Gabriel Pérez, por sus estancias y amistades en Bueu, conoció y no pudo resistirse a poner negro sobre blanco. Al llegar al final de la novela uno no deja de maldecir aquel tiempo, también a los que se empeñan en no abrir esas otras cajas de Pandora que nos permitirían conocer la realidad vivida y padecida en aquel tiempo, pero sobre todo a los que siembran dudas sobre lo que en realidad supuso la Guerra Civil y las consecuencias que se pueden llegar a desencadenar. Adentrarse en este libro es conocernos a nosotros mismos, participar de un dolor colectivo que en el caso de esta familia se prolongó hasta hoy, cuando todavía viven dos de esos tres hijos. La realidad de Bueu en los años previos a la contienda fratricida, la situación social y económica del mundo del mar, tanto en Bueu como en el País Vasco, la organización ante la lucha militar, la huida de las familias a través de diferentes territorios dentro y fuera de la península, la vida en los campos de refugiados del sur de Francia, los niños llevados a Rusia y el regreso al hogar, hacen de esta novela no solo una narración literaria, sino que muestra un admirable deseo por darnos a conocer aquello que muchas veces los libros de historia apenas logran, como es el otorgarle a la historia una mirada humana, una sensibilidad de estremecimientos, llantos y sufrimientos o alegrías, a partir del vínculo que el lector establece con los personajes de un libro que nos interpela de manera directa para que entendamos todo lo vivido, en este caso sufrido, cuando la realidad te pone al límite de la resistencia humana

Libertad era el segundo nombre que Emiliano Rosales le puso a Carmen, su primera hija, sabedor de lo importante de esa condición para el ser humano, la única que nos permite realizarnos como tal y el bien más preciado que, desde lo colectivo, le puede conceder una sociedad a la persona. Esa hija se alejaba, al tiempo que los sublevados hacían de la libertad una esperanza a conquistar desde el dolor y el horror.

 

 

Publicado en Revista. Diario de Pontevedra 17/07/2021


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