domingo, 26 de setembro de 2021

La maldad oculta

 

[Ramonismo 82]

Bibiana Candia novela la historia de centenares de gallegos llevados a Cuba a trabajar como esclavos



Está nuestra tierra repleta de historias que el paso de los años ha ido sepultando bajo el peso de un olvido generado por numerosas cuestiones que van desde el miedo a ser contadas hasta la vergüenza por reconocernos en ellas, y no de la mejor manera posible. Bibiana Candia (A Coruña, 1977) ha rescatado una de esas historias y la ha hecho novela bajo el título de ‘Azucre’, con el apoyo de la editorial Pepitas de Calabaza. Se nos propone así una revisión de la odisea de cientos de jóvenes gallegos que fueron llevados a Cuba en la búsqueda de lo que ellos pensaban un futuro cargado de sueños y esperanzas, acabando en una pesadilla que los convirtió en esclavos bajo el sol caribeño y afrontando extenuantes jornadas de trabajo.

Nos traslada, en el que es el debut en la novela de Bibiana Candia, autora de poemarios y libros de relatos, así como colaboradora habitual en revistas como Jot Down o Letras libres, a mediados del siglo XIX, a una Galicia atrapada en sus siglos oscuros y que entre epidemias y hambre convirtió la vida de las clases más desfavorecidas en un permanente calvario con escasas posibilidades de mejora. De ahí que cuando se abre una pequeña ventana a la ilusión ésta no entiende de realidades o realismos, agotándose normalmente en ese deseo personal por huir de la penuria habitual, sin calibrar las posibles consecuencias de los actos. Algo que se ve acrecentado cuando la propuesta de mejora parte de personajes inhumanos, de seres que solo buscan el crecimiento económico propio, desterrando cualquier atisbo de complicidad con sus semejantes. En esta posición es en la que nos topamos con un nombre, el de Urbano Feijóo de Sotomayor, gallego en Cuba que hizo de esa necesidad de numerosos jóvenes gallegos una posibilidad económica para sustituir la mano de obra esclava en Cuba procedente de África.

Bibiana Candia nos regala este relato, porque así hay que calificarlo, como un auténtico regalo literario, no solo por lo que tiene de descubrimiento, de revelar la odisea de aquellos muchachos sino por cómo se presenta ante nosotros. Siempre se nos dice que ese cómo se cuentan las cosas es el gran valor de cualquier artefacto literario y esta novela es buena prueba de ello. Fragmentos breves, palabras cortantes que se hunden en nuestra historia y la importancia de la palabra como luz desde la que nombrar las cosas. A esta última situación alude la propia autora durante el relato, al valor de las palabras y la importancia de nombrar, aunque sea de manera diferente a aquello que ya conocemos. Estos gallegos, ejemplificados en un grupo de rapaces con complicidades de juventud, lo último que ven en su partida es el coruñés castillo de San Antón, para llegar, tras su travesía atlántica, a otro fuerte, este rodeado de inmensas extensiones de caña de azúcar, azucre, a partir de ahora, encontrándose un paisaje inesperado bañado por una luminosidad desconocida e hipnótica, y con una geografía impensable con todas las posibilidades para ser paraíso, convirtiéndose finalmente en infierno.

Una paga miserable, por debajo de los propios esclavos que ya estaban allí, el cuero marcando la piel y sus ojos amalgamando el pasado de brumas, lembranzas y romerías festivas, con el presente abrasador convertido ya en un abismo vital. Y para describir todo ese escenario la palabras de Bibiana Candia actúan como latigazos ante la mirada de un lector que no para de preguntarse ¿cómo pudo ocurrir esto?, ¿cómo no se ha contado antes?, ¿cuántas historias más similares a esta se guardan para evitar otro sonrojo?

Una carta cruza el Atlántico haciendo el camino inverso al de aquella expedición. Unas palabras de denuncia, de llanto, de crujir de dientes, de necesidad de justicia y salvación. Así es cómo se conocerá en España aquel itinerario del horror que desde entonces reposa, junto a otras misivas, reclamando ayuda, en el archivo del Congreso de los Diputados.

«Este lugar tiene que ser bueno, todo lo bueno tiene que suceder con esta luz, un lugar con esta luz no puede traer cosas malas, la maldad se oculta, no podría sobrevivir aquí», escribe Bibiana Candia en un instante de un libro que está lleno de instantes. Párrafos perfectamente medidos, muy cuidados y en los que cada palabra activa un resorte que no necesita de ornamentos literarios. Una pureza que remite a la inocencia de aquellos muchachos que la vida se encargó de convertir en militantes de la desesperanza y que, paradójicamente, el destino vistió de blanco para desarrollar ese trabajo en las plantaciones caribeñas.

Leer ‘Azucre’ es abrir uno de esos párrafos ocultos de la historia, desconocidos para la mayoría de las personas y al que, en este caso, Bibiana Candia aporta la dignidad necesaria para que lo conozcamos al tiempo que nos hace disfrutar de una gran pieza literaria.

 

 

Publicado en Revista. Diario de Pontevedra 25/09/2021


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