luns, 3 de xaneiro de 2022

Un huerto vital en el que cultivar la curiosidad y el asombro

 

 

Luis Landero reivindica en ‘El huerto de Emerson’ el valor de la educación y la literatura en el desarrollo del ser humano

 

 


Cuando en el Cementerio Civil de Madrid cientos de lectores de Almudena Grandes decidieron honrarla levantando sus libros hacia el cielo azul nos dejaron una de las grandes fotografías del año literario, pero también nos dieron una de esas lecciones que solo la cultura es capaz de lograr. Una cultura que tiene su gran valor al surgir de la emoción, como tantas veces nos hizo ver la escritora madrileña. Fue una de sus enseñanzas, la del compromiso con el poder de la cultura, en este caso, de la literatura, como uno de nuestros activos humanos más importantes y necesarios, capaz de generar una serie de complicidades y afectos que a todos los lectores nos dignifican.

Es cierto que llegamos a cada final de año con la lengua fuera tras agotadores días de listas y listas de libros favoritos para unos y otros. Los más diferentes suplementos y firmas se encargan de sistematizar cuales son los mejores libros para cada uno de ellos, de ahí que la propuesta realizada desde estas páginas no pretende más que anotar una serie de preferencias personales de entre los libros leídos por quien esto firma, y que ya han sido recomendados a lo largo del año. Muchos no están porque el tiempo es el que es y no dispusieron de ese instante que a buen seguro merecían, pero lo que sí puedo afirmar es que cada uno de los títulos que por aquí asomen, a quien se refugie en ellos, les dará una buena sombra y no se arrepentirán de su o sus lecturas.

Aquí va un párrafo de autores extranjeros, con mi gran descubrimiento del año, Theodor Kallifatides y ‘Lo pasado no es un sueño’ (Galaxia Gutenberg), Nélida Piñón y ‘Un día llegaré a Sagres’ (Alfaguara), Anna Starobinets con ‘Tienes que mirar’ (Impedimenta), Maggie O’farrell con ‘Hamnet’ (Libros del Asteroide), Martin Amis con ‘Desde dentro’ (Anagrama) y dos mujeres a seguir, los de Jazmina Barrera, con ‘Punto de cruz’, y Lorena Salazar, con ‘Esta herida llena de peces’, publicadas en la editorial Tránsito.

 



Luis Landero lleva regalándonos en los últimos años libros repletos de una emoción que surge, precisamente, de esa mirada al pasado, a su pasado, desde el que poder entender al escritor que es hoy. Mucha de esa emoción es precisamente parte de su educación y de las de los demás, como pueden ser los diferentes alumnos en los que ha volcado su amor por las palabras y los libros. Todo eso y mucho más, como una implicada mirada al presente, confluyen en ‘El huerto de Emerson (Tusquets), en la que a buen seguro será una de sus obras más relevantes.

Ha sido este un año de muchos nombres nuevos, especialmente mujeres por las que las editoriales han apostado en una decisión que, a la vista de los resultados, es más que plausible. La coruñesa Bibiana Candia con ‘Azucre’ (Pepitas de Calabaza), ha sido una de esas benditas sorpresas, con el relato de un grupo de esclavos gallegos llevados a Cuba en una historia sorprendente y que Bibiana Candia narra de una manera muy especial, su gran mérito. De manera similar Elisa Levi nos propone en ‘Yo no sé de otras cosas’ (Temas de hoy), una historia en un ámbito rural llena de asperezas sobre lo que nos rodea y con un papel muy importante de la naturaleza.


Dos nombres gallegos merecen con sus últimos libros ocupar posiciones de privilegio, Javier Peña y Manuel Jabois, con ‘Agnes’ y ‘Miss Marte’ (Blackie Books y Alfaguara), nos proponen historias contadas de una manera singular, arriesgada y atractiva para el lector, reivindicando el poder narrativo de ambos. A partir de aquí libros como ‘Los días perfectos’ de Jacobo Bergareche, ‘Volver a dónde’ de Antonio Muñoz Molina, ‘Trigo limpio’ de Juan Manuel Gil, ‘Los ojos cerrados’ de Edurne Portela, ‘Los montes antiguos’ de Andrés Ruiz Enrique, ‘Humo’ de José Ovejero, ‘El hombre que ordenaba bibliotecas’ de Juan Marqués, ‘La vida pequeña’ de J. A. González Sainz, el ‘El libro de Fernando Fernán Gómez’ o el libro ilustrado de Ilu Ros ‘Federico’, son más que recomendables.

Y en poesía, junto a títulos esenciales editados por Tusquets, como ‘Tiempo sin claves’ de Ida Vitale o ‘Donde muere la muerte’ el libro póstumo del Premio Cervantes, Francisco Brines, son imprescindibles en Visor ‘Un mentido color’, de Felipe Benítez Reyes, ‘Después del paraíso’ de Luis Alberto de Cuenca, ‘No puedes ser así’ de Luis García Montero y en Renacimiento ‘Viaje de invierno’ de Miguel D’Ors, junto a ese futuro de la poesía que ya es presente, Mario Obrero, y su deslumbrante debut con ‘Peachtree City’ (Visor).




PUBLICADO EN DIARIO DE PONTEVEDRA 31/12/2021


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