domingo, 5 de abril de 2020

Desasosiego/ 19. Susana & Salinas. Tándem invencible

Susana Fortes (David Freire)


ASÍ COMIENZA el prólogo escrito por el también poeta Jorge Guillén en el libro ‘Poemas escogidos’ de Pedro Salinas: «En la obra de Pedro Salinas todo se somete a un primer valor: el alma». Pocas poesías en nuestras letras se han sometido más al dictado del alma que la de Pedro Salinas, integrante de aquella inigualable Generación del 27, de talentos maravillosos y en la que el tiempo ha ido estratificando a sus componentes de una manera poco justificada. Y si en esa constelación resplandecen los Lorca y Alberti como dos astros refulgentes, no se ha sido del todo ecuánime con nombres como los de Salinas o Guillén.
Estos días del desasosiego son propios para buscar esas almas poéticas, para adentrarse en estos páramos luminosos en los que la palabra se convierte en un escintilante sosiego para el lector. Leo estos días, con absoluta emoción, ese poemario publicado en los años cincuenta en una edición de Austral ajada por el tiempo, moteada en el marfil de sus páginas por una vida que se va comiendo a los libros que tanto amamos. Mi piel se eriza con cada página, con cada poema, con cada palabra, con cada alma allí contenida. «Yo no necesito tiempo/para saber cómo eres:/conocerse es el relámpago»; «Qué alegría, vivir/sintiéndose vivido», «Lo que eres/me distrae de lo que dices», y así podíamos seguir mutilando esa cumbre de la poesía que es ‘La voz a ti debida’.
Al tiempo que voy leyendo estos poemas recuerdo la lectura de otro libro, ‘El amor no es un verso libre’, escrito por nuestra vecina en la diáspora, Susana Fortes. Compongo así un tándem invencible para la resistencia a la que estamos sometidos. De entre su producción es probable que no sea uno de sus libros más conocidos, no obtuvo premios y reconocimientos como otros, pero yo siempre me he sentido muy a gusto en su interior. Un libro de caricias en un universo cada vez más gris, el de los estertores de una República que venía para ser luz y se convirtió en tinieblas por la acción de los golpistas. Y si había algún faro en esa República ese era la Residencia de Estudiantes, y allí, inteligentemente, Susana Fortes sitúa la acción que parte de la historia de amor de una estudiante americana con un profesor español. La frase que nos adentra en la novela: «Yo no./Te conocí en la tormenta», extraída de ‘La voz a ti debida’, define muy bien lo que estaba a punto de suceder en España y hace del poeta del amor... y del alma, el norte de una novela que acaba incluyéndolo como personaje de ese ambiente cultural que destilaba una atmósfera convertida en mito. Esa historia de amor, con dosis de thriller, se logra en una atmósfera muy especial, como consigue transmitir siempre la autora, al ubicar en momentos y espacios con una fuerza brutal sus textos, conforman una novela llena de una poética, hábilmente incluida en los interlineados de la narración.
Y así, entre las poesías de Pedro Salinas, y la novela de Susana Fortes, se suceden las horas amparado por palabras de tiempos y coordenadas distintas, y muy alejadas entre sí, pero ambas dependientes de los pronombres que somos: yo, tú, nosotros.


Publicado en Diario de Pontevedra 5/04/2020

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