domingo, 7 de marzo de 2021

Silbidos en la noche

[Ramonismo 59]

La ecuatoriana María Fernanda Ampuero con sus relatos nos muestra la violencia sobre la mujer



SU NOMBRE se consolidó, en su todavía breve trayectoria literaria, con el libro de relatos ‘Pelea de Gallos’, y es ahora, con otro conjunto de cuentos, ‘Sacrificios humanos’, al igual que el anterior publicado por Páginas de Espuma. Con él la escritura y la voz que allí resuenan hacen de la ecuatoriana María Fernanda Ampuero (Guayaquil, 1976) un nombre esencial en esa literatura que viene más allá del Atlántico, donde una excelente camada de escritoras nos están proponiendo una serie de textos con un enorme valor, no solo en lo formal, sino también en la contundencia de sus posiciones frente a unas realidades que, afortunadamente, van mudando en relación con el ámbito femenino. Son tiempos de conquistas, de avances que intentan paliar todo aquello que se ha ido sedimentando de manera vergonzosa en los intersticios de una sociedad que ha mirado siempre a la mitad de la población de manera miserable. Esa mitad, la de las mujeres, se ha visto desde lo masculino como una parte de la sociedad que debía moverse siempre en función de los deseos e intereses de los hombres. Fueron tiempos de silencios, de acciones que dependían no de la voluntad individual sino de las imposiciones de una sociedad que perpetúa esa situación hasta que recientemente una nueva mirada, repleta de fortaleza, emergió para modificar esa situación.

Es por ello que desde lo literario muchas mujeres hacen de su escritura una atronadora respuesta a lo vivido, o mejor dicho, sufrido, durante años, décadas y siglos, y es, dentro de esa contundente respuesta, donde nos adentramos en los ‘Sacrificios humanos’ de María Fernanda Ampuero. Doce relatos en los que brota el desasosiego frente a vivencias que colocan a la mujer en el disparadero, en situaciones límite que miden sus fuerzas de manera permanente, al tiempo que sonrojan a una sociedad en la que todo lo que aquí se cuenta tiene mucho de real, sujetándose esas diferentes circunstancias, objeto de la narración, en una cotidianeidad que no deja de sobresaltarnos desde los medios de comunicación.

Cada una de las historias aquí propuestas no deja de ser un alarido ante el mundo. El grito de quien sabe que solo desde esa contundencia se pueden plantear ciertos relatos que precisan, que están obligados a impactar al lector, a tomarle de la pechera para durante unos instantes izarlo del suelo y darse cuenta así de las situaciones a las que muchas mujeres se ven sometidas. Una nueva perspectiva que es la que también se necesita desde fuera de lo estrictamente literario para cambiar mentalidades, para ajustarlas a una situación global que solo desde nuestros actos individuales puede modificarse.

Los horrores que aquí se convocan forman parte de una suerte de expiación del mal a la que nos cita su autora. Sombras, miedos, terrores, estremecimientos, abusos, odios, dolores, violencias... se van sucediendo en unos textos capaces de corporeizarse en sus personajes, dotándolos de una inmediatez necesaria para que el lector casi puede mirarles a los ojos y asomarse a esa insondable oscuridad en la que toda esa violencia sobre la mujer (sea del tipo que sea, desde lo físico a lo mental), reúne a una serie de mujeres orilladas de lo que podría ser una vida exitosa. Personas que para la locomotora de una sociedad como la nuestra podrían calificarse como prescindibles, digamos que nadie las iba a echar en falta. Un conjunto de vidas que podrían sacrificarse para alimentar a ese monstruo que alienta este universo patriarcal, y que María Fernanda Ampuero conforma de manera magistral en lo literario, con la fuerza de las situaciones creadas y con un lenguaje trabajado para el impacto, pero también para fortalecer el milagro de contar historias dentro de unas atmósferas singulares, vinculadas a su entorno físico, a una geografía tropical de temperaturas elevadas, de una humedad en el ambiente que se adhiere a ese espacio entre lo literario y lo real capaz de generar una especie de nebulosa que lo agita todo y nos transmite esa incomodidad que nos perturba en cada narración.

Mujeres migrantes, mujeres enamoradas que llegan al matrimonio, mujeres sometidas a la violencia del poder, mujeres violadas, mujeres traicionadas... mujeres, mujeres, mujeres. Ellas son los sacrificios humanos que precisa la bestia como cruel alimento. Un pacto terrible ante el que se rebela la literatura de Maria Fernanda Ampuero para tensar al lector ante esa humedad latente, los insectos, la sensación de vulnerabilidad, el estremecimiento de la piel ante la capacidad del ser humano por no respetarse y por hacer añicos sentimientos y relaciones que demasiadas veces nos confunden y hasta hechizan como un silbido en la noche.

Seguiremos pendientes de esta mujer y de su literatura cobijada bajo el paraguas de una editorial siempre atenta a las voces que llegan de Latinoamérica como una conciencia a la que no debemos renunciar como parte de nuestra obligada voluntad de cambio.

 

Publicado en Revista. Diario de Pontevedra 6/03/2021

 

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