Saga/Fuga
POCO se podía
esperar el creador del esperpento que su municipio natal iba a seguir haciendo
de ese género literario una suerte de bandera con la que reivindicarse dentro
de la sociedad, lastimosamente no tanto por las luces literarias como por las
sombras políticas que emergen de los callejones en que su alcalde, Gonzalo
Durán, se ha empeñado en adentrar a su hermoso ayuntamiento.
Así, tras la
sentencia del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Pontevedra
que condena al regidor por sus desafortunadas declaraciones sobre la presidenta
de la Diputación Carmela Silva tras calificarla como «chacha para todo», en el
primer acto del esperpento en que se ha enfrascado Gonzalo Durán, y cuando
quien escribe todavía suspiraba por un instante de lucidez, y la posibilidad de
que el acusado y ahora sentenciado pidiera perdón por sus palabras,
enmarcándolas en un momento de exaltación de esos que demasiadas veces nos
ofrecen nuestros políticos, pues lejos de esa actitud, que honraría al alcalde,
este ha vuelto a escribir el acto segundo de ese esperpento tan burdo que hasta
el propio Valle-Inclán estará sonrojándose por el flaco favor que le hacen allí
donde más le debían querer.
En su
perfecto derecho, tanto para recurrir la sentencia como para criticar en lo que
le plazca la labor del gobierno provincial, el trazo grueso que Gonzalo Durán
emplea para atacar aquello que no le gusta le coloca en una sonrojante
situación ante sus vecinos, a los que debía honrar con sus actos, y moverse
lejos de comportamientos machistas y retrógrados que cada vez tienen menos
encaje en este tiempo. Volver a incidir en los mismos calificativos e incluso
ir más allá, son conductas que también provocan sorpresa por las actitudes de
sus superiores, ya que, lejos de sufrir su reprobación estos callan y otorgan,
e incluso hasta parece que les hacen gracia esas descalificaciones que van
mucho más allá del mero juego político, permitiendo unos comportamientos
inasumibles hoy en día en nuestra sociedad que deberían ser desterrados.
Gonzalo
Durán, metido a autor teatral, tras conocer la sentencia judicial ha querido
incorporar un nuevo hilo argumental en su esperpento, quizás buscando un mayor
aplauso de los que siguen con interés su obra (que seguro que los hay),
aludiendo a la edad del alcalde de Vigo, Abel Caballero, para continuar al
frente de dicha alcaldía y los deseos de Carmela Silva por hacerse con ese
puesto. Desde luego el giro argumental está ahí, entre ingenioso y fantástico,
pero de nuevo este acaba deslizándose, no ya solo por el mal gusto, sino
también por el desprecio y la falta de consideración, elementos que justamente
la sentencia judicial puso en valor, evidentemente, no como bondades
literarias, sino como elementos para soportar y justificar ese fallo
condenatorio.
Este
esperpento semeja inagotable hasta que alguien le ponga freno a un alcalde que
quiere emular al insigne escritor, cuyo retrato cuelga de las paredes del
Ayuntamiento de Vilanova, y a cuyos ojos habría que asomarse para intentar leer
en ellos qué piensa de este esperpento de la política que brota de la tierra
que le vio nacer. La justicia ya le ha puesto su punto final, mejor dicho,
punto y seguido, al caber recurso, pero es hora de que sean los propios
políticos los que dejen de sonrojar a vecinos y a ciudadanos de una provincia
que ya no entienden ni toleran cierto tipo de declaraciones que cada vez tienen
menos que ver con lo que debe ser la política y más con cuitas personales,
desprecios humanos y actitudes que no respetan a las mujeres.
Publicado en Diario de Pontevedra 18/06/2021
Fotografía: El alcalde de Vilanova de Arousa, Gonzalo Durán en el ayuntamiento con un retrato de Valle-Inclán al fondo. (José Luiz Oubiña)
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