Clásicos para un verano (VI). Hay películas que van más allá de ser un mero ejercicio visual o del relato de una narración. Este es el caso de ‘Tener y no tener’ (1944), la obra con la que Howard Hawks, además de componer una película llena de matices y cualidades, compuso una de las parejas más simbólicas del mundo del cine: Lauren Bacall y Humphrey Bogart. La debutante en la pantalla, y la gran estrella del momento. La ‘flaca’ de 19 años y el hombre más duro que se había visto en pantalla.
Y aquí empezó todo. En 1936 Humphrey Bogart había debutado en el cine la película de gansters ‘El bosque petrificado’. Ocho años después ya era una estrella, un icono de lo que suponía ser un hombre duro, impenetrable. Un lobo solitario alejado de la manada, desengañado del ser humano y un escéptico convencido. No era de extrañar entonces que papeles como los de los detectives Sam Spade o Philip Marlowe le fueran como anillo al dedo o que viniese de triunfar con títulos como ‘El último refugio’ (1941), ‘El halcón maltés’ (1941) y ‘Casablanca’ (1942). Howard Hawks y la todopoderosa productora Warner tenían claro que él debía ser el protagonista de esta película realizada a partir de un relato de Ernest Heminway. El problema surgía a la hora de buscar a su pareja, la mujer que pudiese crear y mantener una relación tan explosiva como la que Ingrid Bergman había alcanzado en el gran éxito en que se había convertido ‘Casablanca’. Esa química perfecta se encontraba en la portada de una revista, ‘Harpeer’s Bazar’, que manejaba la mujer del director. Aquella jovencita, de cabellos dorados, extremadamente flaca y con un rostro de lleno de ángulos abonados a las luces y a las sombras fue inmediatamente contratada para el que sería uno de los debuts más gloriosos de la historia del cine. Un debut que fue más allá de una película y se trasladó a la vida real, convirtiéndose en la esposa de Humphrey Bogart, formando así una de las parejas más estimadas del variopinto universo de Hollywood, comprometidos con su profesión (activistas en defensa de los actores durante la caza de brujas) y de una estabilidad que sólo la prematura muerte del actor por un cáncer pudo destruir, mientras Lauren Bacall es, en nuestros días, uno de los últimos eslabones que nos unen con este maravilloso mundo del cine clásico.
Con los actores principales ya configurados la historia fue el segundo quebradero de cabeza de director y productores. Howard Hawks había retado a su amigo el escritor Ernest Heminway a que “Podría hacer una buena película de tu peor novela”, y esta era ‘Tener y no tener’, publicada en Estados Unidos en 1937 mientras el autor estaba en Madrid como corresponsal de guerra en apoyo de la República, el libro no obtuvo buenas críticas, pese a obtener unas excelentes ventas. La adaptación del guión corrió a cargo de un veterano, Jules Furthman, aunque su excesiva fidelidad al original motivó a Howard Hawks a recurrir a uno de sus guionistas habituales, el que sería premio Nobel de Literatura, William Faulkner, con quien colaboró hasta en seis trabajos, y quien prácticamente remataba el guión el mismo día del rodaje o sólo con un día de adelanto. Estaba claro que esta película estaba llamada a ser algo especial, que en ella concurriesen nombres como los de Hawks, Bogart, Bacall, Heminway o Faulkner, es la mejor manera de situarla en un esplendoroso momento donde genios de los más diferentes ámbitos creativos concurrían para generar un espectáculo sin igual, una obra maestra que ha pasado ya a la mitología del cine.
Apoyada en el marco de una puerta aquella mujer flaca y desconocida pedía fuego, lo de menos era el mechero o la cerilla, el fuego se encontraba en la mirada de Bogart que le lanzó una mirada desde la cabeza a los pies en la que se encerraba la mirada de todo el público. Deseo y pasión que fueron desde ese momento agitando el devenir de la historia y dejando en un segundo plano las andanzas de un marinero en la isla de Martinica para centrarse en la historia de seducción de una mujer a cargo de un veterano completamente fascinado por su presencia. Todos eses ingredientes pretendían profundizar en el filón que había supuesto ‘Casablanca’ de ahí que en ‘Tener y no tener’ se presenten numerosos paralelismos: un ambiente exótico, la acción de la resistencia contra el fascismo, la necesidad de ayuda por parte de los aliados de una persona, un café o un hotel, por supuesto con un pianista, como escenario central de la narración y una apasionada historia de amor, encerrando tras todo ello el mensaje de compromiso y lealtad frente a las fuerzas del mal por parte de unos personajes comunes y a los que la historia ha elegido para cumplir una misión en beneficio de la comunidad y que no podrán rechazar.
Cada acercamiento, cada conversación, cada cruce de miradas entre los dos protagonistas los coloca en una burbuja fuera del discurso global de la película, los avances de su relación, las cábalas para huir en busca de un futuro común y la consecución de una química muy superior a la pensada inicialmente, llenan como un torrente toda la cinta, pero sobremanera esas secuencias en las que se dirime el duelo entre la debutante y la estrella, momentos sublimes como cuando Bogart descubre en Bacall a la mujer que le ha robado la cartera a un incauto, o cuando la joven protagonista se impone al actor veterano a través de unos diálogos ya inolvidables para el cine: “Ya sabes que no tienes que fingir conmigo, Harry. No tienes que decir nada y no tienes que hacer nada. Nada de nada. Tal vez sólo silbar. ¿Sabes silbar, verdad? Juntas los labios… y soplas”. Y todo esto entre esas miradas arrebatadoras. Las miradas que surgieron en una película que luego se trasladó a la vida real. A un mundo de carne y hueso muy parecido a este de blanco y negro que se inventó Howard Hawks y con él una pareja para la eternidad.
Tener y no tener (To have and have not, 1944)
Blanco y negro.
Director: Howard Hawks.
Guión: Jules Furthman y William Faulkner, basado en la novela de Ernest Heminway.
Fotografía: Sidney Hickox.
Producción: Howard Hawks/Jack L. Warner.
Dirección artística: Charles Novi/Casey Roberts.
Música: Franz Waxman.
Duración aproximada: 100 minutos.
Estreno: 11 de octubre de 1944
Intérpretes: Humphrey Bogart, Lauren Bacall, Walter Brennan, Dolores Morán, Hoagy Carmichael, Sheldon Leonard, Walter Molnar.
Argumento: La isla de Martinica, controlada por los nazis en 1940, son el marco donde se desarrolla la vida de Harry, un cínico marinero expatriado americano que no tiene intención de mojarse por nadie. Al conocer a una apasionante mujer, Marie, cambia de opinión y se involucra en la ayuda a huir a una pareja a la que los nazis han puesto precio.
Publicado en Diario de Pontevedra 31/07/2011
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