mércores, 11 de xaneiro de 2012

La segunda oportunidad


Hagamos cuentas: Pontevedra, una capital de provincia con ocho salas de proyección. Ahora nos vamos a fijar en las cuatro películas finalistas a Mejor Película: ‘La piel que habito’, ‘La voz dormida’, ‘No habrá paz para los malvados’ y ‘Blackthorn’, sin querer entrar ya en otras categorías. Pues bien, de estas cuatro, el cincuenta por ciento, en concreto las dos últimas, pasaron de largo de esta capital y sus salas cinematográficas. Un segundo dilema: ¿qué es antes la proyección o la asistencia de público? Difícilmente los datos de audiencia del cine español pueden aumentar si las películas no llegan hasta las salas de cine, es por ello que, como ocurrió el pasado año con la triunfadora ‘Pa negre’ que prácticamente no había sido vista por el público, en esta ocasión solo el trabajo de Almodóvar contó con el beneplácito de una distribución adecuada. La convocatoria de los Goya se convierte así en una segunda oportunidad para conocer las buenas películas que se hacen en nuestra industria. Y es que todos los años nos encontramos a estas alturas con un ramillete de producciones de una extraordinaria calidad, y lo que es muy importante, con una temática o con géneros muy diversos. La guinda tiene lugar en esta edición con un western ejemplar que firma como guionista, y además nominado, el hijo de nuestro inolvidable pontevedrés José Luis Barros Malvar, Miguel Barros. Este perjuicio en la cuota de pantalla con otras películas, en su mayoría americanas y de una ínfima calidad, es el gran azote para este cine español al que tantas veces se tilda de minoritario (siendo este el adjetivo más dulce que se me ocurre ante las zafias barbaridades que surgen de ciertas mentes cavernarias). Mientras no se subsane esta situación el mes de enero será el del descubrimiento de nuestro cine, más importante aún que el nombre de los finalmente premiados.
Todo puede pasar en esa noche de lentejuelas y tiros largos, con un Almodóvar redimido para la causa, un Urbizu espectacular en la concepción de un género que domina como nadie en nuestro país, Benito Zambrano con sus conmovedoras mujeres de posguerra y Mateo Gil regalándonos el crepúsculo de Butch Cassidy.


Publicado en Diario de Pontevedra 11/01/2012

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