El suceso ayer, en la ciudad, se produjo a la noche cuando en la pequeña pantalla se proyectaban las imágenes de la película ‘Asignatura pendiente’, con Fiorella Faltoiano y José Sacristán, y apareció Fiorella con toda su preciosa anatomía a la luz de los focos, al aire el pecho y el muslo bello, y el Sacristán repicando, con jabón, en las ‘domingas’ de la dama, ejercicio escrito postrero en su examen de la asignatura que todos los humanos, mientras el cuerpo aguanta, tienen siempre pendiente de aprobar. En lenguaje muy puritano se le llama ‘experiencias prematrimoniales’; en palabras más técnicas, ‘desbocar los impulsos biológicos’; en idioma metafísico, ‘crimen angélico’; y en dialecto pasota, ‘Feliciano para que te vayas con los soldados’. Al margen de las calidades artísticas del film, su ‘mensaje’ y moraleja, ha de anotarse la reacción que las imágenes eróticas han provocado, como un torrente flamígero, en sectores diversificados de nuestra provinciana y local sociedad. Las primeras y más espontáneas censuras han sido para Televisión Española (de un tiempo a esta parte, este medio estatal de comunicación, está padeciendo lo que los árbitros de fútbol, y nunca contenta a tirios y ‘faltoyanos’, aunque su preocupación por culturizar destile la mejor de las intenciones), que ha metido, de sopetón, en los hogares unas escenas consideradas, en el más modesto y suave de esos criterios, como procaces. Hubo alguien a quien la desnudez de Fiorella sorprendió con la cuchara de la sopa en los labios y del susto a poco se atraganta, al tiempo que el corazón le rebotaba en el pecho con tal fuerza, que sus arterias amenazaron romperse en mil pedazos; hubo jóvenes un poco distraídos cuya imparable energía vital casi les hace saltar los ojos de las órbitas (más tarde, el volcán arrojó su lava y la paz se hizo en su universo de cromosomas). Y claro, hubo patriarcados y matriarcados en que tales imágenes son inadmisibles, impropias, ofensivas, disgregadoras, corruptas; que la TVE debe formar e informar, no degradar, ni ser vehículo de inmoralidades (…).
Peter Pan
Este periódico nunca dejará de sorprenderme. Hace 30 años Diario de Pontevedra publicaba este artículo
Ningún comentario:
Publicar un comentario