mércores, 19 de decembro de 2018

De tú a tú

Una amplia exposición retrospectiva en Barcelona y una instalación en el madrileño Palacio de Cristal reivindican a Jaume Plensa.


APROXIMARSE a la obra de Jaume Plensa supone un acercamiento a la escultura como medio de diálogo con el ser humano a partir de unas piezas que nos contienen como entes individuales pero asociados a una comunidad. Siempre moviéndose alrededor de esa dualidad, entre el individuo y el conjunto, su obra es reclamada y admirada desde los más diferentes rincones del mundo por esa capacidad que tiene de sugerir desde lo contemporáneo sin despegarse de aquello que le rodea. Acostumbrados como estamos a que la sobrevalorada modernidad tienda a despegarse de nuestra realidad, su trabajo hace de esa realidad materia y forma, alma y espacio. Sus piezas son un emocionante contenedor de ideas, de sueños y de culturas, también de pensamientos que nos llevan a señalizar el momento que vivimos, tan repleto de incertidumbres y de miedos que solo unos sueños convertidos en arte pueden generar una sensación de alivio ante ese entorno tan agresivo.
El Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA) y el madrileño Reina Sofía, en su sede del Palacio de Cristal, proponen dos atractivas aproximaciones a su trabajo. El primero plantea una exposición retrospectiva desde los años ochenta, mientras en Madrid una instalación etérea se mueve en la condición casi inmaterial de ese espacio tan específico ubicado en el parque del Retiro. Ambas posibilidades, como todo lo que genera el creador catalán, parten de un mismo inicio, de una misma idea que alienta un proceso de estudio y percepción del entorno en que se va a instalar, ya sea un espacio público o un ámbito privado, para luego ir evolucionando, modificándose a medida que entran en juego los materiales y sus posibilidades. Pocos artistas hacen de ese material un elemento con tantas consecuencias de cara al resultado final, logrando generar un vehículo que nos transmite todo el potencial de sentidos y significados que contiene esa pieza. Y es que cada una de esas obras son como un gran recipiente que sin rubor alguno reclama la belleza para relacionarse con nosotros y para abrirse como ninguna escultura es capaz de conseguir hoy en día. Si algo emociona y cautiva de las piezas de Jaume Plensa es la capacidad para entender el contexto en el que se va a ubicar, en el caso de la escultura pública, pero en cualquier caso, por cómo la pieza nos hace formar parte de su interior. La luz interna de algunas de sus obras, el alabastro traslúcido de otras, sus figuras formadas por letras que cierran un vacío interior... todas ellas son capaces de hacernos sentir que en su interior sucede algo, que la escultura no es solo un bloque trabajado desde fuera sino que posee alma.
No dejen pasar la oportunidad durante los próximos meses de acercarse a esas dos citas artísticas, a las que se les unirá desde mañana la instalación de una de sus gigantescas cabezas en la madrileña plaza de Colón, convocándoles de nuevo ante un auténtico genio que poco a poco, y como suele suceder, antes fuera que en su propio país, está obteniendo el reconocimiento que su obra merece. Ante sus obras se emocionarán y entenderán cómo una escultura se puede alejar de la frialdad y dialogar abiertamente con el ser humano de tú a tú.



Publicado en Diario de Pontevedra 19/12/2018
Fotografía: Jaume Plensa junto a una de sus obras en el MACBA (Quique García)


Ningún comentario:

Publicar un comentario