[Ramonismo 112]
'Un bosque flotante’ es un maravilloso relato que surge de los recuerdos de un niño como anclaje frente a culpa y olvido
Escribe el mexicano Jorge F. Hernández en un pasaje de ‘Un bosque flotante’ (Alfaguara) lo siguiente: «...la novela en realidad cuaja cuando es leída por alguien que la compra, que la recibe de regalo o que le cae en las manos en el inesperado vagón de un tren de vida». A esto me agarro para defenderme de los meses en que este maravilloso libro ha estado aguardando su tren en una estantería de mi casa esperando ese momento en el que, debido a una circunstancia imprevista, fue requerido para mi lectura, enfrentándome a un relato lleno de virtudes que transita por la memoria de un niño entre dos culturas, la mexicana y la estadounidense, adentrándose en una infancia llena de descubrimientos, remordimientos y espacios luminosos en el interior de ese bosque de sombras que supone para todos esa etapa vital.
Citaba una hecho inesperado que me llevó a recordar que hace unos meses había llegado a mí este texto firmado por este escritor, historiador, colaborador en medios de comunicación y, hasta hace bien poco, director del Instituto Cultural de México en Madrid, cesado de ese cargo por manifestarse públicamente a favor de «la lectura por placer», como si hubiera alguna razón más importante para hacer uso de esa cualidad humana (a buen seguro que detrás de esa justificación hay alguna sombría cuenta pendiente). Ese hecho nace de una voltereta del destino, Jorge F. Hernández, como si quisiera hacer de esa ridícula justificación de despido un sendero de vida, será quien rija en breve los destinos de la mítica librería madrileña ‘Pérgamo’, que, abierta desde 1946, se veía ya con la verja cerrada y el horno de una pizzería en el interior de su emblemático local del distrito de Salamanca, hasta que un empresario mexicano la compra (¡sí, un puritito milagro!) con el aval de tiempos pasados en los que, a buen seguro, logró allí tantos goces de la lectura, convirtiendo en librero al autor de ‘Un bosque flotante’.
Tras escuchar esa noticia no cabe duda que Jorge F. Hernández será un extraordinario librero, solo hace falta leer este libro y, en especial, el capítulo ‘Read. Lee’, en el que se despliega un desbordante amor por la lectura, por el descubrimiento de textos que serán sagrados desde la infancia, haciendo del crecimiento humano un permanente asidero a las enseñanzas que se encierran en ellos.
‘Un bosque flotante’ es un libro sobre ese ajuar tan preciado que todos portamos como es la memoria, la nuestra, pero también la de los que nos rodean, y que en ocasiones pierden, afanándose en su recuperación, como le sucedió a la madre del autor, pero también es el intento de comprender los diferentes escenarios de nuestra vida. Geografías pobladas de fantasmas que debemos serenar, de preguntas sin respuestas que solemos evitar hasta que ese mismo destino pone ante nosotros, tal y como estos días la ventura ha puesto en mis manos un libro y en las de su autor una librería. Ambos, contenedores de palabras y emociones, territorios de libertad en los que el ser humano se vuelve invencible para despejar todas esas sombras con que la vida acostumbra.
Publicado en Revista. Diario de Pontevedra 14/05/2022
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