Es la última novela de Eduardo Mendoza, y en ella recupera a ese
singular detective anónimo que, en esta ocasión, defenderá a Europa de un
atentado
Un peluquero metido a detective en la Barcelona de la actual
crisis es el punto de arranque de esta sátira que Eduardo Mendoza compone en la
que es la cuarta novela escrita sobre este curioso detective. ‘El enredo de la
bolsa y la vida’, no deja de ser un divertimento literario de un autor que
gusta de salpicar su magnífica narrativa de este tipo de obras. Muchos le
acusan de no hacer uso de su talento para escribir obras de mayores alturas
literarias, pero él mismo reconoce cierto desaliento ante como son recibidas
esas obras frente a esta otra literatura mucho más cercana al gran público:
“Son más fáciles de escribir y dan más dinero. La última novela que escribí con
intención y ambición fue ‘Mauricio o las elecciones primarias’ y está olvidada
y marginada”, aseveró el autor en el transcurso de una entrevista concedida a
El País durante la promoción de la novela.
En ‘El enredo de la bolsa y la vida’ plantea un juego entre cómico y
surreal, donde un grupo de personajes, a cada cual más extraño, se embarcan en
una historia llena de puntos absurdos, pero que en más de una ocasión
descerrajan la sonrisa del lector. Y esto la verdad no es poco, sobre todo
cuando se reviste del indiscutible talento del escritor barcelonés.
Este detective sin nombre, cuyo local de trabajo se encuentra junto a un
bazar chino, se dedicará junto a sus compañeros de aventura a desbaratar un
plan terrorista que busca acabar con la vida de Angela Merkel en una visita de
la líder germana a Barcelona. Este esperpéntico planteamiento es la excusa
perfecta para acercarse a esta época tan confusa que nos toca vivir, y en la que
la sociedad española ha puesto de manifiesto muchas de sus carencias y males.
Eduardo Mendoza no dudará entonces en sacarnos los colores, en situarnos en el
centro de esa diana en la que hacer impactar sus afilados dardos para pinchar,
sobre todo, en esa moralidad, o mejor dicho, amoralidad que esta crisis se ha
empeñado en desnudar.
Desfile| Por sus páginas precisamente eso es lo que se mueve. Un
delirante desfile que descubre al ser humano a merced de este periodo
turbulento y caótico. El empeño de esa banda por lograr su objetivo es un
cónclave por aunar esfuerzos por lograr alcanzar, desde sus vidas cotidianas y
monótonas, un instante para sentirse orgullosos y realizados. Se va así
configurando una relato policial, algo que al principio no se intuía, pero que
a medida que el autor va enganchando y proponiendo situaciones aparece esa
novela de género, aunque siempre desvirtuada por el carácter fabulador e
histriónico que se palpa en cada una de sus páginas.
No cabe duda de que esa forma de mirar la realidad a través del cristal
del humor va a permitir ofrecer nuevas perspectivas y aproximaciones imposibles
si el relato se hubiese ceñido a un mundo lógico y real. Las historias que se
ocultan detrás de cada uno de los personajes, e incluso sus nombres, absolutamente
desternillantes, son los puntos de fuga de una historia planteada como la
excusa perfecta para urdir una narración en la que se esconden muchas más
cuestiones que las que pueden aparecer a primera vista. Y es que Eduardo
Mendoza, pese a que nos quiera vender ciertos toques frívolos de su obra, son
precisamente esos toques los que le permiten mostrar la realidad que nos toca
vivir en base a una historia descabellada, pero que solo es la disculpa para
mostrar cómo esta Europa en quiebra, no solo económica sino moral, plantea su
supervivencia de manera tan atropellada como absurda, tan lacónica como
incontrolable. Y en su interior, individuos como los retratados asisten
aturdidos a los vaivenes de un continente que cada vez más añora su propia identidad.
Publicado en Diario de Pontevedra 15/07/2012
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