luns, 10 de novembro de 2014

El océano en una botella


Meter el océano de la literatura en una botella y desprenderse de ella hasta que llegue a los lectores es la pretensión de Juan Tallón al hablarnos de estos ‘Libros peligrosos’. Un peligro que nace de la rendida pasión que la lectura de cada uno de esos libros puede provocar. Esa botella, desbordada ante su propia pretensión a la hora de la inasumible capacidad contenedora de emociones, afronta entre las consecuencias la de volver a hacer literatura a partir de ella misma, así como armar un corpus literario a partir del andamiaje de los Faulkner, Onetti, García Márquez, Vargas Llosa, Dostoievski, Talese, Balzac, Cunqueiro, Salinger, Vila-Matas, Auster, Tizón, Oates... y así seguiríamos con un listado que finaliza solo cuando Juan Tallón coloca el punto final, a buen seguro que limitado por las imposiciones editoriales. Hasta ese punto final el autor desgrana su relación con todos esos libros que de una u otra forma se han ido adhiriendo a su piel para formar parte de su propia esencia. Cada uno de esos libros es un episodio repleto de intensidades afectivas que evidencian el poder pasional y fascinador de lo literario, pero también es una suerte de anillos que se van entrelazando de manera genial para afianzar un territorio personal e íntimo, repleto de brillantes momentos literarios con frases que uno abraza como en un gigantesco abrazo común con toda esa constelación de libros.
Brioso en la expresión, Juan Tallón ejerce de Cicerone por territorios ya explorados, al tiempo que deja infinidad de puertas abiertas por las que el lector tiene libre el paso para reconocer esas geografías literarias. Volver a ‘Mientras agonizo’ de Faulkner o a ‘El astillero’ de Onetti, son regalos que, a quien suscribe bajo esas mismas filias literarias, hace Juan Tallón, pero igual regalo es plantear el deseo de saldar esas deudas pendientes que todos tenemos con libros que todavía esperamos descubrir como los ‘Diarios’ de Alejandra Pizarnik, ‘La señora Dalloway de Virginia Woolf o ‘La noche que llegué al Café Gijón’ de Francisco Umbral, por citar unos pocos. Ese maravilloso terreno del descubrimiento queda ahora expedito y alejado de vergüenzas propias por no haber leído todo lo que se debería haber leído, pero ahí nos queda el as en la manga de la primera vez, la gozosa sensación del descubrimiento del placer literario. Gracias señor Tallón.
No hay duda de que cada lector hubiera hecho su propia selección llenando la botella con los diferentes libros que nos han dejado huella. Juan Tallón lo sabe y poco le importa, aquí ha construido su itinerario por géneros, épocas y autores, un libérrimo recorrido que nos acorrala entre hitos literarios, entre paradas en las que estamos obligados a detenernos, para seguir creciendo en tantos y tantos sentidos.



Publicado en Diario de Pontevedra y El Progreso de Lugo 9/11/2014

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