Entrenamiento veraniego del Teucro. (Foto: Javier Cervera-Mercadillo) |
No es que fuéramos especialmente bienvenidos en el regreso
del Teucro a la Liga
Asobal (con minúsculas), el sainete chusquero
mercantilista de los incompetentes que cada vez más estropean a este
maravilloso deporte casi nos deja fuera de dónde, por méritos más que
suficientes, merece estar este equipo. Tras el sofoco estival, Quique Domínguez y Toño Puga, o Toño Puga y Quique Domínguez, retomaron las
operaciones y cogieron los mandos de la nave azul.
Lo que pone el libro es algo tan viejo casi como el propio
balonmano, y es que julio y agosto son meses de dolores y sufrimientos, de
agónicas jornadas de entrenamiento que harían palidecer a otros deportistas con
más pedigrí, en superficies blandas o duras, esto es, en pistas deportivas o en
playas, esos mismos arenales que tan buenos recuerdos les traen a los dos ‘coaches’
unidos por otras ASOBALES (éstas sí, con mayúsculas).
En la temporada del 70 aniversario de la entidad ¡aquí
estamos!, y estamos para sufrir, como por esas playas, para penar como pena
gran parte del balonmano español con plantillas cogidas por alfileres y exiguos
presupuestos, pero eso sí, con unas ganas de correr a lo que seguro pocos
equipos nos podrán ganar. Corrió el Teucro la temporada pasada como una especie
de Bolt limitado por el 40x20 y en
esta lo volverá a hacer. No queda otra. Nuestras posibilidades crecen a medida
que nuestras piernas no están quietas y este equipo está pensado para correr,
sin lanzadores de envergadura dependemos de esas piernas y de la velocidad para
mover el balón para que compensemos lo que otros traerán. Diques de contención
que habrá que horadar a base de ritmo, ritmo y ritmo, tanto, que ya agota solo
de pensarlo.
Tenemos juventud y tenemos ilusión, y quienes han
compuesto esta plantilla saben que ambos vectores deben converger como armas a
sumar. Euros transformados en ganas de triunfo y de proyección individual.
Veremos a lo largo de la temporada como no habrá tantas distancias entre este
Teucro y muchos de los equipos de una Asobal deprimida y asolada por la
competencia de otros deportes y por una nefasta gestión que sigue siendo
incapaz de vender este deporte como se merece así como de aprovecharse de sus
éxitos internacionales. Sin dinero serán las piernas las que marquen las
posiciones de llegada. Este Teucro saldrá como una bala, como hizo el pasado
año, sabe que ese factor sorpresa y el poder superar físicamente a sus rivales
debe ser durante los primeros partidos un factor decisivo. No duden de la
puesta a punto.
Eso en la pista, ¿y fuera?, pues fuera toca el apoyo, el
batir de palmas y la asistencia al Municipal, pero también los carnés de socios
que deben crecer, tanto los individuales como los protectores, una competición
muy interesante a precios bastante económicos y de cuya asistencia no saldrán
defraudados por la entrega del equipo. Los que han ido el pasado año ya sabemos
como se las gastan los azules, y este año será similar. Así que anímense. Hoy,
para empezar el Guadalajara, con un
regalo en sus filas, uno de esos nombres del balonmano nacional y con un pasado
teucrista, Joseja Hombrados. Para él
serán muchos de los aplausos del pabellón en recuerdo de su valía y entrega,
pero también recordando aquellos otros tiempos de gloria, tiempos a los que
desde hoy regresamos porque Asobal, ¡aquí estamos!
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